El sector de las telecomunicaciones europeos sigue dando titulares. Si hace apenas una semana salía a la luz la fusión de Orange España y MásMóvil, ahora sigue el culebrón de Telecom Italia. Todo empezó en noviembre del pasado año cuando el fondo estadounidense lanzó una “OPA amistosa” para hacerse con la operadora por 10.800 millones de euros. Este hecho provocó la renuncia del director ejecutivo Luigi Gubitosi y “tensas discusiones” en el Consejo de Administración, según diversas fuentes.
Sustituido por Pietro Labriola -que también ejerce como presidente ejecutivo de las operaciones del grupo en Brasil-, el pasado mes de enero presentó un plan de recuperación para la compañía que incluía una posible escisión de sus activos de infraestructura. Igualmente, destacó la necesidad de orientar un proceso de transformación en torno a sus servicios de consumo y centrarse en los servicios empresariales como la nube, IoT y ciberseguridad. El directivo subrayó la necesidad de garantizar una perspectiva de crecimiento “estable y duradero” para la infraestructura de la red, en interés de todas las partes interesadas, lo que incluye la posibilidad de un cisma de la red.
Asimismo, durante todo este tiempo transcurrido el Gobierno italiano constituyó un grupo de trabajo para estudiar la oferta del que es el mayor operador de telefonía del país. Finalmente, la telco acaba de anunciar que ha iniciado conversaciones con KKR. No obstante, ahí no queda la cosa porque la compañía admite que no se cierra ninguna puerta y que explorará una posible fusión con su principal competidor de banda ancha, Open Fiber como parte del plan de recuperación presentado a principios de este mes por Labriola.
Telecom Italia sostiene que con esta aproximación lo que busca es obtener más información por parte de KKR sobre “el atractivo y la capacidad de entrega de la oferta potencial desde un punto de vista financiero e industrial”, y aclarar la duración de la due diligence.
