El MWC que comienza este lunes siempre ha sido el gran escaparate del sector de las telecomunicaciones, pero la edición de 2025 llega en un momento clave para la industria. La política europea está evolucionando hacia un enfoque más favorable, la inversión en infraestructuras ha alcanzado su madurez y la llegada de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial generativa, el edge computing y las redes autónomas, está permitiendo a las operadoras reducir su deuda tecnológica y mejorar su agilidad operativa.
En este contexto, el sector está pendiente de abordar grandes movimientos estratégicos. Uno de los más relevantes es la consolidación del mercado B2B como motor de crecimiento para las operadoras. Durante mucho tiempo, las telecos han identificado esta oportunidad, pero han tenido dificultades para materializarla. La competencia con gigantes del cloud, plataformas OTT y proveedores tecnológicos globales ha hecho que el camino no sea sencillo. Sin embargo, la creciente demanda de soluciones digitales avanzadas y la necesidad de infraestructuras locales y capacidades soberanas están dando a las operadoras una ventaja única. Ahora pueden posicionarse como plataformas de infraestructura conectada, combinando conectividad de alta capacidad, centros de datos locales y una oferta de servicios seguros y escalables.
Las operadoras ahora pueden posicionarse como plataformas de infraestructura conectada, combinando conectividad de alta capacidad, centros de datos locales y una oferta de servicios seguros y escalables
Para capitalizar esta oportunidad, las telecos deben reestructurar su modelo de negocio. La integración vertical, que tradicionalmente ha definido al sector, ya no es el camino más eficiente. Separar las operaciones en unidades especializadas —SupportCo, InfraCo, NetCo y ServCo— permitirá optimizar las inversiones, mejorar la rentabilidad y responder con mayor agilidad a las nuevas demandas del mercado. Esta evolución no solo impulsará su competitividad en el ámbito B2B, sino que las consolidará como actores clave en la transformación digital de sectores estratégicos como la industria, la energía o la automoción.
Otro de los grandes desafíos para el sector es la transformación de las redes. La rentabilidad de estas infraestructuras ha sido una preocupación recurrente en los últimos años. Se ha invertido intensamente en su desarrollo, pero los retornos financieros no han seguido el mismo ritmo. En las dos primeras décadas del siglo XXI, la estrategia de crecimiento se basó en desplegar tecnología a gran velocidad, lo que derivó en arquitecturas complejas y operativas poco eficientes. Este modelo ha tocado techo.
Las telecos tienen ahora una oportunidad para rediseñar sus redes con una estructura más sencilla y eficiente, gracias a la fibra y el 5G. La reducción de costes operativos, el incremento en la fiabilidad y la capacidad de ofrecer servicios más personalizados abren la puerta a un modelo de plataforma, donde la infraestructura de red no solo se optimiza, sino que se convierte en un habilitador de nuevos servicios.
El papel de la inteligencia artificial en esta evolución de las redes será determinante. Hasta ahora, las operadoras han confiado en API abiertas y frameworks modulares para reducir la complejidad de sus redes pero con la IA generativa se podrá reescribir código heredado, automatizar la optimización de redes y acelerar la transición hacia arquitecturas más ágiles. En los próximos cinco años, se espera que las operadoras alcancen un nivel de madurez en redes autónomas que reduzca de manera significativa los costes operativos y optimice la eficiencia energética a través del análisis de datos en tiempo real y la automatización avanzada.
Más allá de la infraestructura, el foco está en el papel de las telecos dentro del ecosistema de la inteligencia artificial. Con la creciente regulación sobre los datos y la soberanía tecnológica, las operadoras tienen la posibilidad de ofrecer infraestructuras seguras y entornos de computación en la nube donde se desarrollen modelos de IA. Esto no solo les permitirá diferenciarse en el mercado, sino que abrirá nuevas oportunidades de monetización mediante servicios B2B especializados.
Por otro lado, en un entorno cada vez más competitivo, la confianza y la experiencia del cliente seguirán siendo aspectos determinantes. La competencia ha aumentado, los márgenes se han reducido y las expectativas han evolucionado: los clientes ya no buscan solo conectividad, sino experiencias más fluidas, personalizadas y alineadas con su estilo de vida digital.
Aquí es donde la inteligencia artificial puede marcar la diferencia. La IA generativa permitirá a las operadoras ofrecer una personalización sin precedentes, anticiparse a las necesidades de sus clientes y transformar la interacción con ellos. Algunas compañías ya están explorando nuevas estrategias, como la creación de marcas secundarias con enfoque comunitario o la integración de servicios adicionales dentro de sus ecosistemas digitales. Además, Los sistemas tradicionales de atención al usuario están dando paso a soluciones basadas en asistentes virtuales avanzados, capaces de resolver consultas de manera autónoma y optimizar la experiencia digital.
La convergencia entre inteligencia artificial, redes autónomas, edge computing y servicios B2B está redefiniendo las reglas del juego
La convergencia entre inteligencia artificial, redes autónomas, edge computing y servicios B2B está redefiniendo las reglas del juego. Las operadoras que sepan interpretar este momento y acelerar su transformación no solo asegurarán su viabilidad, sino que se consolidarán como arquitectos esenciales de la infraestructura digital del futuro. La clave estará en su capacidad para evolucionar, pasando de ser meros proveedores de conectividad a convertirse en plataformas tecnológicas imprescindibles para la economía digital.