Desde 2017, la mitad de los municipios de Cataluña han visto llegar la fibra óptica. Ha sido un cambio significativo en las áreas rurales más aisladas y con mayores necesidades de conectividad. Este avance ha sido crucial en regiones afectadas por la despoblación, donde la falta de acceso a internet representaba un obstáculo para el desarrollo.
El operador Adamo ha liderado este esfuerzo durante los últimos siete años en Cataluña. A través de su labor, hasta 460 de los 947 municipios de Girona, Tarragona, Lleida y Barcelona han estrenado acceso a fibra óptica o han visto ampliadas redes ya existentes.
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Cifras que destacan el impacto
Entre los logros más notables de este despliegue, destacan los 300.000 hogares conectados en el área metropolitana de Barcelona, incluyendo ciudades como Badalona, L’Hospitalet, Sant Adrià, Esplugues y Santa Coloma. Además, 30.000 viviendas en los Pirineos han sido cableadas, superando los desafíos de una geografía montañosa para garantizar el acceso a Internet en altura.
Transformación en áreas remotas con fibra óptica
La llegada de la fibra óptica a zonas rurales representa una oportunidad clave para fomentar la igualdad digital. En áreas donde la despoblación amenaza con desestabilizar comunidades, esta tecnología abre nuevas posibilidades para la educación, el teletrabajo y los negocios locales. Adamo ha priorizado tarifas accesibles, buscando ajustarse a la realidad económica de muchas familias en estas regiones.
Este despliegue no solo mejora la calidad de vida de los residentes, sino que también contribuye a revitalizar municipios rurales, facilitando que puedan competir en un mundo cada vez más digitalizado. Así, Cataluña se posiciona como un ejemplo de cómo la tecnología puede integrarse en los rincones más inaccesibles para fomentar un desarrollo equilibrado y sostenible.