Victor Olalla de Zynknet

Publicado el 15 Dic 2008

No podemos confiar el éxito de todas nuestras comunicaciones a una red en la que todos los protocolos “luchan” sin control por el ancho de banda, y donde tienen las de ganar los protocolos menos críticos. Es necesario utilizar mecanismos de control y priorización para garantizar la calidad de servicio o QoS.

En la actualidad estamos viviendo lo que se ha denominado el “Colapso de Internet”. Este colapso se achaca a varias causas; el crecimiento del número de usuarios conectados y de dispositivos de acceso a la Red, la popularización de la descarga masiva con aplicaciones de vídeo como YouTube o incluso la telefonía IP.
El protocolo IP es en el que actualmente se basa Internet, así como cualquier red interna de empresas o particulares. Este protocolo no fue diseñado pensando en los problemas de consumo que se producirían al convivir multitud de protocolos y aplicaciones distintas. Y mucho menos para garantizar el ancho de banda y latencias mínimas para aplicaciones en tiempo real.
Diversos estudios realizados por prestigiosas consultoras, entre ellas Deloitte Consulting, vaticinan que en este año 2008 empezaremos a notar los efectos de este colapso, y que estos efectos serán cada vez mas acusados, hasta el punto de inhabilitar el uso de aplicaciones como la telefonía a través de Internet (VoIP).
Entre las soluciones que se barajan para resolver este acuciante problema está la de crear nuevas infraestructuras de red con más capacidad que las actuales, ésta solución supone una gran inversión que es capaz de arruinar a las compañías que intenten asumir esta empresa, como ya ha sucedido en los últimos años con compañías que pretendían recablear el océano y han tenido que dejar el proyecto incacabado.
Una solución mucho más factible y fructífera a corto-medio plazo es la instalación de gestores de ancho de banda o soluciones QoS para priorizar los distintos tipos de tráfico que circulan por Internet. Esta solución se basa en dar más prioridad a tráfico de aplicaciones llamadas “en tiempo real”, como es la VoIP, respecto a otras aplicaciones que no necesitan respuesta en tiempo real, como puede ser un correo electrónico.
Tradicionalmente la implementación de QoS en cualquier red ha quedado relegada a la nada, por su complejidad, falta de recursos y el elevado coste de las soluciones existentes.
Esto provoca en numerosas ocasiones enlaces saturados, tiempos de espera para la navegación demasiado altos, telefonía IP con una calidad media/baja, sistemas de videoconferencia de mala calidad o pixelados, costes elevados para mantener líneas cada vez más grandes que finalmente se saturan también.
La inclusión en la infraestructura de líneas dedicadas para las aplicaciones corporativas aumentan notablemente los costes, tanto en mantenimiento como en complejidad de la lógica de la red.
Cada vez existen más servicios de video on-line (multicast), que interfieren en el funcionamiento del resto de servicios.
El teletrabajo está en auge, pero tiene que enfrentarse a la falta de garantía que dan los enlaces, lo cual actúa como lastre para la implantación de esta nueva modalidad de trabajo.
Los operadores de internet se están apresurando a ofrecer a las empresas ampliaciones de ancho de banda o incluso de cambio de infraestructuras (líneas de fibra) con un bajo coste. Esto solo retrasa a muy corto plazo el problema, ya que únicamente genera más oportunidades para la implantación de aplicaciones on-line de un consumo cada vez más elevado. Una empresa que duplique la capacidad de su ancho de banda rápidamente pensará en aprovecharlo para modernizar su organización e implantar sistemas vídeo-conferencia, sistemas documentales centralizados, aplicaciones en red de uso compartido, etcétera.
El mercado tiene que tomar consciencia de la pérdida de dinero que supone trabajar en una red colapsada, pérdida provocada principalmente por la inactividad del personal que tiene que aguantar largos retardos y tiempos de espera en las aplicaciones corporativas.
Al igual que a nadie en su sano juicio se le ocurriría mantener una red sin mecanismos de seguridad, como un Firewall o un Antivirus, nadie debería diseñar o mantener una red sin tener en cuenta la calidad de servicio.
Existen en el mercado actual varias opciones para mejorar la calidad de servicio. Algunas son las ya tradicionales y conocidas por todos, que cuentan como principal inconveniente su elevado coste. En los últimos años han ido surgiendo soluciones para la optimización WAN, estas herramientas no son soluciones de QoS tal y como las conocemos. Basan su mejora de las comunicaciones en la compresión de datos y control de congestiones, pero no garantizan la correcta comunicación ni priorizan tráficos de red críticos. Paralelamente están surgiendo nuevas herramientas de QoS más parecidas a las herramientas tradicionales, pero integrando las últimas tecnologías en reconocimiento y priorización de tráfico, a la vez que proporcionan un interfaz de administración más amigable e intuitivo. Entre sus principales ventajas cuentan con que su coste está muy por debajo del de las soluciones tradicionales al prescindir del sistema de licencias de uso. Al mismo tiempo su rendimiento es bastante mayor.

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Redacción RedesTelecom

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