Huawei ha estado en el punto de mira del gobierno estadounidense por suponer, presuntamente, un peligro para la seguridad nacional. Estas sospechas desembocaron, hace un mes y medio, en un veto establecido a la compañía china por parte de Donald Trump, que prohibía a cualquier empresa que operara en territorio norteamericano establecer relaciones comerciales con el gigante asiático. Después de una semanas de alta tensión geopolítica entre ambos países y sus principales empresas tecnológicas, el presidente norteamericano se ha reunido hace dos días con el presidente chino, Xi Jinping, en el marco de la cumbre del G20 en Oasaka, Japón, para tener una charla que ha tenido como resultado la reanudación de las relaciones comerciales que permiten a las tecnológicas estadounidenses sumnistrar material a Huawei.
“Las compañías estadounidenses pueden vender sus equipos a Huawei, siempre que las transacciones no presenten un problema de emergencia nacional”, ha declarado Trump. Por su parte, desde la compañía china, que siempre ha negado las acusaciones de irregularidades que pudieran ponerla bajo la sospecha de espionaje, han manifestado que toman nota “de los comentarios del presidente de EEUU relacionados con Huawei” y afirman no tener “más comentarios en este momento”.
Larry Kudlow, asesor financiero de la Casa Blanca, ha dicho que el levantamiento del veto por parte de Trump no es “una amnistía”, y que el Departamento de Comercio estadounidense,“probablemente”, estaría estudiando cómo “otorgar algunas licencias temporales” para que las empresas estadounidenses reanuden sus negocios con Huawei.
Trump, sin embargo, no se ha pronunciado sobre la situación de la responsable financiera de Huawei, Meng Wanzhou, arrestada en Canadá por petición de las autoridades norteamericanas por, supuestamente, saltarse las sanciones al comercio de metales o transacciones con dólares que el ejecutivo norteamericano tenía impuestas contra Irán.