Los límites reales de la banda ancha

La aprobación del servicio universal de banda ancha a un velocidad de bajada mínima de 1 Mbps ofrece una nueva oportunidad para impulsar la banda ancha. ¿Sabremos aprovecharla esta vez?

Publicado el 25 Ago 2011

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Hoy, todos hablamos de la banda ancha fija (ADSL, cable, fibra óptica, satélite, etcétera) y de la banda ancha móvil (UMTS, HSPA, LTE, WiMAX, Wi-Fi, etcétera), pero para empezar lo primero que no está claro es qué se entiende por banda ancha, ya que no hay una única y universal definición para este término. Además, el concepto de banda ancha ha ido variando con el tiempo y si cuando se empezó con el ADSL los 256 kbps se consideraban como banda ancha (frente a los 28 kbps o 64 kbps que ofrecían los módems o la RDSI, hoy en día si no se supera el Mbps no se puede hablar de la misma. Realmente, con los estándares disponibles, podríamos considerar la banda ancha de verdad cuando se alcancen o superen los 6-10 Mbps; incluso algunos operadores están ofreciendo enlaces a 100 Mbps, aunque eso sí, de manera limitada ya que no en todas las zonas se dispone de la cobertura necesaria.

Hogares en situación de exclusión digital
Según la última nota mensual de la CMT disponible al redactar este artículo, correspondiente al mes de abril de 2011, se refleja una repentina ralentización de la banda ancha fija. Ese mes el mercado ganó 17.961 altas netas, el crecimiento nominal más bajo registrado hasta la fecha. La cifra de abril contrasta con la del mes anterior, cuando la banda ancha fija se apuntó su mejor registro mensual (108.000 altas netas) desde enero de 2010, lo que indica que algo está pasando en el mercado y que sería interesante analizar. Con estos datos el mes se cierra con un total de 10,86 millones de líneas, lo que supone un aumento interanual del 7,3 por ciento y una proporción de 23,1 líneas por cada 100 habitantes. De estas líneas 8,77 millones corresponden a líneas ADSL (5,54 de Telefónica y 3,23 de otros operadores), mientras que del resto, 2 millones son de cable módem y 80.000 de fibra óptica FTTH, una cifra insignificante respecto al total, lo que demuestra que los operadores no acaban por apostar por esta última tecnología a pesar de sus innumerables ventajas.

La extensión de la banda ancha resulta muy rentable para los operadores en algunas zonas –con una alta densidad de población como son los núcleos urbanos con alta población–, pero no en otras como algunas zonas rurales con una población muy dispersa y sin hábitos o interés de acceso a la información disponible en la red o en otros medios. Debido a esto, las inversiones se concentran en las primeras zonas mientras se evitan en las segundas o se utilizan tecnologías menos eficaces, pero más económicas en su despliegue. Es una mera cuestión de coste/beneficio o recuperación de la inversión en un tiempo razonable, algo lógico desde el punto de vista del negocio.

Según una información publicada recientemente, en España hay más de 690.000 hogares que no disponen de acceso a la banda ancha y 730.000 sólo pueden navegar por Internet a menos de 2 Mbps. En Europa en total, más de 30 millones de hogares europeos no tienen acceso a Internet o se conectan de forma limitada, una situación que se trata de resolver con la nueva normativa sobre el servicio universal. Así, es por ello que a finales de mayo pudimos ver en distintos medios la noticia de que el Gobierno aprobaba el servicio universal de banda ancha a una velocidad de bajada mínima de 1 Mbps (no se garantiza ninguna velocidad de subida, que quedará al arbitrio de cada operador) para cubrir al menos el 95% de la población, tal y como se establece en la Ley de Economía Sostenible y exigía la Unión Europea al objeto de crear una red de seguridad que evite la exclusión social causada por no disponer del conjunto de servicios básicos incluidos: servicio telefónico fijo, conexión de banda ancha a Internet, cabinas, guías telefónicas y servicio de consulta telefónica sobre números de abonado, todo ello a un precio asequible. Esta medida entrará en vigor con un año de retraso a lo anunciado inicialmente por Industria, y beneficiará a alrededor de 350.000 hogares a los que actualmente no llega la banda ancha, pero aún quedarán otros tantos sin ella. Por este motivo, algunos operadores de satélites creen que el Gobierno debería impulsar la banda ancha por satélite para llegar a estas regiones “desconectadas”. La Comisión Europea apoya esta propuesta para cerrar de una vez por toda la brecha digital.

Los hogares excluidos de la banda ancha digital se hallan sobre todo en zonas rurales, donde a los grandes operadores, y mucho menos a los pequeños, no les interesa crear grandes infraestructuras de comunicaciones. Son pueblos donde se navega con conexiones a Internet a través de la línea telefónica, o como mucho donde hay una conexión ADSL, aunque poco a poco van surgiendo ciertas ofertas que permiten a los habitantes de estas zonas desfavorecidas romper la brecha.

Las conexiones inalámbricas LMDS o WIMAX son una de estas soluciones, pero su rendimiento depende en gran medida de factores tales como la distancia a la antena repetidora, la orografía del terreno, o incluso accidentes tan sencillos como la altura de los edificios cercanos. Incluso la meteorología puede afectar al rendimiento. Algo más estables resultan las conexiones de satélite, pero en la modalidad de tarifa plana tienen poca velocidad, y otros contratos más rápidos suelen incorporar límites de consumo. La solución definitiva pasa por la implantación de la 4G (LTE) en la banda de 800 MHz, resultante del dividendo digital, que ofrece velocidad y cobertura.

Mercado residencial vs empresarial
A la hora de analizar el panorama de la banda ancha en nuestro país, o en cualquier otro de nuestro entorno, hay que considerar lo que es el mercado residencial y el empresarial, pues ambos tienen características y necesidades diferentes. El usuario residencial utiliza el acceso a Internet básicamente para navegación Web (obtención de información, participación en redes sociales, descarga de música y películas, etcétera) así como para el correo electrónico, mientas que las empresas lo que requieren es visibilidad en la red, comercio electrónico, interacción con sus clientes, etcétera. En el primer caso la calidad del servicio no es un tema crítico, mientras que para las empresas si lo es y éstas requieren conexiones de calidad y fiabilidad muy elevadas.

Desde el punto e vista tecnológico cualquier tipo de conexión puede resultar adecuada para la conexión a Internet, aunque unas ofrecen mayores prestaciones que otras y, así, si el ADSL resulta muy apropiado para los usuarios residenciales que requieren una alta velocidad de descarga pero no tanta para la subida,el cable y la fibra óptica ofrecen canales simétricos, con velocidades de subida similares a las de bajada, por lo que son muy apropiados para las empresas que tienen tanto que recibir información como enviarla. En el caso de las tecnologías inalámbricas ya se están consiguiendo velocidades similares a las que se obtienen con las redes fijas, por lo que no se descarta que en un futuro las sustituyan, siempre y cuando su precio sea atractivo.

La cuestión está en que el acceso de banda ancha utilizando tecnologías xDSL para aprovechar el tendido de pares de cobre (bucle de abonado) se ofrece en varias modalidades y, dependiendo de cual sea, los operadores podrán ofrecer más o menos servicios. Existen tres tipos de modalidades de contratación del bucle: el acceso totalmente desagregado, en el que el operador alternativo dispone del uso de todo el rango de frecuencias del par de cobre, el acceso compartido sin servicio de telefonía básica, en el que el operador alternativo dispone de las frecuencias altas del par de cobre para ofrecer sus servicios de banda ancha y voz, y el acceso desagregado compartido, en el que Telefónica utiliza las frecuencias bajas para ofrecer el servicio de telefonía fija y el operador alternativo utiliza las frecuencias altas para ofrecer servicios de banda ancha. También existe la modalidad de acceso indirecto, en la cual el operador contrata a Telefónica directamente el servicio que se ofrece al cliente final. El operador no puede ofrecer sus propias modalidades de ADSL y tiene las mismas que facilita Telefónica. Esta modalidad se utiliza para complementar la cobertura cuando no existe la posibilidad de tener los equipos en la central. La entrega de estos servicios se puede realizar de dos formas:
• ATM (servicio GigADSL): Es un servicio mayorista regional y se divide en 109 demarcaciones. Para tener cobertura nacional el operador deberá tener un punto de acceso indirecto en cada demarcación.
• IP: Servicio mayorista nacional. Se produce la acumulación en un único punto (PAI-IP) para todo el territorio nacional.
Con el acceso desagregado el operador alternativo tiene todas las posibilidades para actuar, mientras que si utiliza el acceso indirecto solamente puede ofrecer lo mismo que Telefónica, con precio limitado; es una simple reventa del servicio y no aporta ningún valor añadido, por lo que es una opción que está perdiendo cuota.

El problema que se plantea es que para desligarse de la dependencia de Telefónica y poder ofrecer cualquier tipo de servicio, con libertad de precios, los operadores alternativos tendrían que tender sus propias redes llegando hasta el propio domicilio de los usuarios y eso supone inversiones que no siempre pueden abordar o no les interesa, por lo alta que son. En el caso de las empresas la situación es diferente, ya que su número es mucho menor y el consumo de datos que hacen mucho mayor, sobre todo en el caso de las grandes corporaciones, por lo que en estos casos merece la pena realizar un tendido de cable o fibra óptica y, de hecho, hay empresas especializadas en ofrecer este tipo de servicios, como, por ejemplo, Colt Technology Services.

En la actualidad, Telefónica no está obligada por la CMT, el órgano regulador, a lanzar una oferta mayorista en fibra óptica a los operadores alternativos si las velocidades superan los 30 Mbps, algo a lo que los operadores alternativos se oponen, una decisión que la Comisión Europea ya criticó en enero de 2009. Respecto a ello, el presidente de Vodafone España, además de otros, ha afirmado la necesidad de eliminar el límite de 30 megas para facilitar el acceso efectivo a la infraestructura por parte de los alternativos y favorecer así la competencia en este sector, por el que pasa el futuro de las conexiones de banda ancha. Así, si los alternativos quieren ofrecer más de 30 Mbps, tienen que desplegar sus propias redes, algo que hoy por hoy solo están haciendo los operadores de cable. Este hecho explica la poca penetración que alcanza la fibra, ya que Telefónica no está dispuesta a realizar importantes inversiones para llegar hasta los hogares y que después otros –sus competidores– se aprovechen de ella.

Además, a las limitaciones del ADSL se suma que los operadores no se comprometen a dar el 100% del ancho contratado, un hecho constatable y los usuarios pueden funcionar a entre un 50 y un 90 por ciento de la velocidad contratada, dependiendo del operador de que se trate y de la distancia de su hogar a la central que le proporciona el servicio, ya que cuanto mayor sea esta menor será la velocidad obtenida. El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (MITyC) publica trimestralmente un informe de seguimiento de los niveles de servicio de los distintos operadores que se pueden obtener en: http://www.mityc.es/telecomunicaciones/es-ES/Paginas/index.aspx En ellos se puede apreciar que cuanto mayor es la velocidad ofrecida mayor es la diferencia con la real obtenida por el usuario, por lo que no suele merecer la pena pagar mucho más para obtener casi lo mismo.

Para garantizar la calidad y velocidad, y que operadores, como Jazztel u Orange, ofrezcan 20 Mbps, al subcontratar los servicios de Telefónica no los dan realmente y poco pueden hacer: la alternativa es, como se ha comentado, tender sus propias redes, algo que ya están haciendo aunque de una manera limitada y selectiva. En estos casos el margen que les queda es mayor y la variedad de servicios más amplia, por ejemplo, Televisión IP y VoIP, pero tendrán que amortizar las inversiones realizadas, lo que les llevará algún tiempo.

¿Qué otras alternativas tiene el hogar? Recurrir al satélite puede ser una de ellas –alcanza prácticamente a toda la población bajo su huella– y de hecho hay empresas, como Eutelsat, skyDSL y Quantis, que ofrecen este tipo de servicios, aunque suele ser algo caro y solo se justifica en zonas donde otras soluciones no son factibles; recurrir a la oferta local de operadores de cable tipo ONO, Euskaltel, Telecable o R es otra muy extendida y, de hecho, ya son más de 2 millones los usuarios que se han apuntado a ella. También pueden optar por una solución vía radio celular, como la que ofrece Vodafone u Orange utilizando tecnologías de 3G y en un futuro próximo 4G, algunas de éstas muy competitivas y atractivas para usuarios que no quieren tener una línea fija contratada y pagar por ella, ya que utilizan el móvil y nunca o casi nunca hacen uso del fijo. Otra alternativa es WiMAX.

Explosión en la demanda de tráfico
El tráfico de datos en las redes fijas no para de aumentar, aunque se dice que un 20% de los usuarios generan un 80% del mismo, una situación asimétrica y, así unos ciudadanos, que hacen poco uso de la red, subvencionan a otros que, abusan de la misma, causando problemas de congestión de las redes y forzando a los operadores a realizar mayores inversiones para mantenerlas operativas. Los operadores y la Administración tratan de poner límites a este hecho, con, por ejemplo, la aprobación de la Ley Sinde contra la piratería y las descargas ilegales.

En las redes móviles pasa otro tanto de lo mismo y con el auge de los teléfonos inteligentes (smartphones) y las tabletas, y el uso de aplicaciones multimedia, se dispara la demanda de banda ancha móvil (MBB). Según el último informe de Cisco, publicado en febrero de 2011, el tráfico mundial de datos móviles crecerá 26 veces entre 2010 y 2015, lo que supone una tasa de crecimiento interanual del 92% en dicho período. Así se desprende del último Informe Cisco VNI (Visual Networking Index)sobre Tráfico Global de Datos Móviles 2010-2015, que destaca dos factores como los principales responsables de esta evolución: el crecimiento exponencial de dispositivos conectados a Internet móvil –como tablets y smartphones– y el imparable consumo de aplicaciones y servicios de vídeo a través de dichos dispositivos. Según el Informe, en 2015 habrá más de 5.600 millones de dispositivos personales conectándose a redes móviles, a los que se añaden otros 1.500 millones de conexiones entre máquinas (la suma de todos ellos equivale casi a una conexión móvil a la Red por cada habitante del mundo).

Igualmente, el vídeo móvil representará el 66% de todo el tráfico móvil de datos para 2015; esto supone un incremento de 35 veces desde 2010, el mayor ratio de crecimiento entre todas las aplicaciones de datos móviles recogidas en los sucesivos informes Cisco VNI sobre Tráfico Global de Datos Móviles. Por su parte, el tráfico móvil originado desde equipos tablet se multiplicará por 205 entre 2010 y 2015, acumulando la mayor tasa de crecimiento entre todas las categorías de dispositivos analizadas en el informe.

Los operadores han estado varios años impulsando la demanda del tráfico de datos con propuestas de tarifa plana para favorecer la contratación de nuevos usuarios, y ahora se dan cuenta de que no les cuadran las cifras ofreciendo tarifa plana a Internet por el móvil como pasa con el fijo, ya que la demanda supera todas las previsiones y si no hacen algo pronto los gastos (Capex y Opex) superarán a los ingresos. Es por ello que están pensando en variar las condiciones de contratación, pero no lo tienen nada fácil. En el fijo la gente está acostumbrada, desde hace muchos años, a las tarifas planas y una vuelta atrás es poco menos que imposible aunque hay voces que abogan por ello, así que la solución pasa por intentar cobrar a los proveedores de servicios, como Google o Yahoo, por la conexión a la red… si es que se dejan; mientras que para el móvil la solución pasa por imponer límites a las descargas (tiered data plans), con distintos precios según los volúmenes de descarga contratados y, una vez que se superan estos, o bien se reduce la velocidad significativamente o se cobra un extra por cada nuevo Megabyte de tráfico, pero de nuevo la situación se plantea complicada, más ahora que con la crisis mundial los usuarios buscan cualquier manera de ahorrar y la competencia es mucha.

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Redacción RedesTelecom

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