La virtud del error

Publicado el 09 Mar 2001

Día sí y día también los inversores están castigando a las operadoras del Viejo Continente con su desconfianza, lo que significa un permanente estado de recalificación de solvencias varias y rápidas caídas de su valor, con tendencia a entrar en barrena.

Los que entienden de estas cosas aseguran que el mercado está penalizando el exceso de alegría con el que la mayor parte de estas empresas se enfrentó a la cuestión UMTS, entrando en el juego del y yo más como si no hubiera vida más allá del horizonte 3G y no resultara necesario justificar cada peseta gastada ante sus accionistas.

Las millonadas que las operadoras se han comprometido a pagar les están pasando factura y ese superchollo que a muchos le parecía la subasta, visto lo visto, ya no lo parece tanto; y lo que es más, está dando argumentos a los defensores del concurso, tan cuestionado y denostado por estas latitudes.

No sé si llegaremos a averiguar alguna vez si fue sapiencia, clarividencia o inspiración del anterior Ministro inclinarse por esta opción. En cualquier caso, el sistema elegido por el Ejecutivo español, que hoy parecería haber conseguido hacer virtud del error, ha derivado en el enorme despropósito de las tasas. Bien mirado, su sucesora se las ha arreglado muy bien para, al intentar deshacer el supuesto entuerto, crear una enorme bola de nieve que nadie parece saber, querer o estar en condiciones de parar.

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Redacción

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