La ola, o las sucesivas olas de la Covid-19, nos ha barrido a todos de una manera inesperada, haciendo que, entre otras cosas, nuestro trabajo, y por ende nuestras vidas hayan tenido que adaptarse de forma acelerada a las sucesivas “nuevas normalidades”, sin transición y sin tiempo para ajustarnos a ellas.
El sector tecnológico pese a ser el exponente del nuevo milenio que comenzará tras la Covid-19 también ha vivido sus olas y mareas durante este 2020 por encontrarse con que muchas empresas no habían hecho los deberes y debían digitalizarse. Según datos del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, se prevé invertir en España seis veces el presupuesto de 718 millones de euros que se ha gastado en 2020. Una apuesta para modernizar el tejido productivo, la adaptación al proceso de digitalización, mejorar las competencias digitales y acabar con la brecha digital.
Esta nueva ola llega cuando muchas empresas, inclusive del sector de la Administración vimos que no estuvieron preparadas para esta contingencia, y todavía muchas no lo están. Algunas de ellas van a pasar por una profunda crisis debido a esta falta de adaptación, otras simplemente porque están en algunos de los sectores más afectados: turismo, comercio, hostelería, viajes, etc.
Se podría decir que la llegada de la pandemia era imprevisible y que a todos nos ha cogido de improviso, aunque hubo voces que anticiparon que estas cosas podrían ocurrir, ahora ya lo sabemos: puede pasar y de hecho es posible que retorne. Eso sin tener en cuenta que la actual crisis aún no ha terminado y es difícil anticipar cuándo lo hará.
“Hubo voces que anticiparon que estas cosas podrían ocurrir”
Los indicadores económicos hablan por un lado de una recuperación, no tan rápida como nos gustaría, en 2021; y por otro lado advierten que el papel de la tecnología la innovación y la cooperación va a ser vital para acelerar la salida de la crisis. La tecnología cloud, por ejemplo, ha ayudado a las organizaciones a adaptarse a las exigencias de la nueva situación mediante la creación de escritorios remotos, configuración de redes privadas virtuales (VPN) y sistemas de videoconferencia necesarios para dar continuidad a las operaciones empresariales y al teletrabajo. Y también hemos visto cómo la tecnología es un habilitador de oportunidades.
“El papel de la tecnología la innovación y la cooperación va a ser vital para acelerar la salida de la crisis”
Por tanto no es difícil percatarse de que todo va a ir cambiando. De hecho, la situación actual ha acelerado la adopción de determinadas tecnologías que ya estaban maduras y, simplemente el contexto, ha adelantado su puesta en marcha.
También nos damos cuenta que la ola de la Covid-19 pasará y dentro de unos meses, cuando lógicamente estemos lamiéndonos las heridas y resolviendo los urgentes problemas generados por esta crisis, hemos de ser conscientes de que la marea seguirá subiendo, y no conviene perdela de vista.
La ola Covid ha sido dura y se está llevando por delante a las empresas menos preparadas, menos ágiles, menos adaptables, pero la marea tecnólogica que ya venía creciendo antes de la Covid-19 no ha dejado de generar oportunidades. Un buen puñado de tecnologías disruptivas, con capacidad para hacer caer sectores económicos completos, y de revolucionar nuestra vida, sigue ahí, mejorando día a día, siendo cada vez más eficientes y asequibles, y muchos de nuestros competidores están implantándolas sin prisa pero sin pausa.
Hablamos de la Inteligencia Artificial, robótica, fabricación adictiva, blockchain, conducción autónoma, Internet de las Cosas, computación cuantica y otras tantas que siguen cuestionando el status quo empresarial y que, sin duda, han llegado para quedarse, y si no se quedan estas, lo harán otras, mejores, más rápidas, más disruptivas.
“La formación en competencias digitales de nuestra ciudadanía es clave para que nuestras empresas se adapten rápidamente”
La urgencia de resolver los problemas de la ola Covid no puede retrasar el abordaje de la imprescindible transformación digital que, como sociedad hemos de asumir. La formación en competencias digitales de nuestra ciudadanía es clave para que nuestras empresas se adapten rápidamente. Éstas deben trasformar digitalmente sus negocios, haciendo uso de las adecuadas tecnologías habilitadoras para mejorar las relación con sus clientes, para desarrollar el talento es sus organizaciones, para mejorar sus procesos y, sobre todo, para innovar en sus modelos de gestión transformándolos en negocios de la nueva economía digital.