La economía mundial será un 14% mayor en 2030 como consecuencia de los efectos de la Inteligencia Artificial. Así se recoge en el informe ‘Sizing the price. What is the real value of AI for your business and how can you capitalize’, elaborado por PwC. Se trata del primero de una serie de estudios que tienen como objetivo analizar su impacto en las grandes áreas económicas del planeta y en ocho grandes sectores de actividad. En términos absolutos, la Inteligencia Artificial provocará un incremento adicional del PIB mundial en 2030 de 15,7 billones de dólares adicionales, 6,6 billones –el 42%- se generarán como consecuencia del incremento de la productividad y 9,1 billones por los efectos en el consumo.
El documento estima que el principal impacto sobre la economía mundial vendrá de tres factores fundamentales: las ganancias de productividad para la empresas como consecuencia de la automatización de procesos (incluido el uso de robots y de vehículos autónomos); los incrementos de productividad debido al incremento la fuerza laboral de las compañías con las tecnologías de inteligencia artificial (inteligencia aumentada y asistida) y, por último, por el aumento del consumo, como consecuencia de la existencia de productos y servicios de mucha mayor calidad y más personalizados.
Norteamérica y China serán las regiones más beneficiadas en términos de crecimiento adicional de la actividad -14,5% y 26,1%-. Pero Europa y Asía también tendrá ganancias considerables. En Europa del Sur, por ejemplo, se traducirá en un PIB un 11,5% mayor.
El estudio incluye un índice que analiza el impacto potencial de la Inteligencia Artificial en el consumo en ocho sectores. Entre todos ellos, los de salud y automoción son en los que, en principio, la inteligencia artificial podría tener un mayor efecto tanto porque permitirá un mayor nivel de personalización de los productos como en términos de ahorro de tiempo, utilidad y de acceso a datos. Algunas de las grandes aplicaciones en el ámbito sanitario se producirán, por ejemplo, en el terreno de la diagnosis, a partir de análisis de datos de grandes grupos de pacientes; en el de la identificación temprana de pandemias y en la diagnosis por imagen. Mientras que el campo de la automoción vendrán con las flotas de vehículos autónomos para compartir y con el mantenimiento predictivo de los coches. De hecho, el estudio desgrana, para cada uno de los sectores analizados (salud, automoción, financiero, distribución, comunicación ocio y entretenimiento, fabricación, energía y transporte y logística), cuáles serán su tres áreas donde la inteligencia artificial tiene más posibilidades de desarrollo.
El informe concluye que la adopción de tecnologías de inteligencia artificial va a significar, probablemente, la desaparición de aquellos puestos de trabajo que puedan ser redundantes pero, también, va a suponer la creación de otros, como consecuencia de los aumentos de productividad y de las nuevas demandas de los consumidores. A un nuevo perfil de trabajadores, creativos y centrados en desarrollar y determinar la mejor forma de aplicar la inteligencia artificial, se unirá otra clase de empleos relacionados con el mantenimiento, el funcionamiento y la regulación de estas tecnologías emergentes. Por ejemplo, para gestionar la circulación de los vehículos autónomos en las carreteras será necesaria una figura equivalente a la del controlador aéreo. Los servicios logísticos de entrega inmediata, los de packaging y de almacenamiento también acabarán con la creación de nuevos puestos de trabajo tanto para los robots como para las personas. Empleos que nunca habrían existido sin la IA.
Para Carlos Severino, socio responsable de PwC Digital, “ningún negocio o sector será inmune a los efectos de la Inteligencia Artificial. Su impacto en la productividad será muy significativo y, en muchos casos, tendrá carácter disruptivo”.