La fusión que no pudo ser

Publicado el 11 Jun 2001

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El anuncio realizado el 30 de mayo último daba al traste con un largo proceso que se venía perfilando desde abril pasado, aunque ambas compañías habían filtreado durante los últimos veinticuatro meses, periodo en el que los rumores que ligaban a las dos empresas se habían disparado con frecuencia.

El interés nunca disimulado de Alcatel por incrementar su presencia en el mercado estadounidense, donde realiza poco más del 20 por ciento de su negocio; unido a la delicada situación por la que atravesaba Lucent -pérdidas cuantiosas, reducciones de plantilla y un plan de reestructuración que no ha dado los resultados apetecidos- parecían definir un escenario que, a priori, podría haber llevado la negociación a buen fin. Finalmente los alicientes no han tenido la fuerza necesaria como para superar las indudables dificultades que una fusión de estas características lleva aparejada, porque, evidentemente, las expectativas generadas por una operación de este calado son enormes y las posibilidades de salir airosos más reducidas de lo que sobre el papel pudieran parecer.

Aunque las ventajas resultaban claras en cuanto a reducción de costes operativos (se había barajado una cifra cercana a los 780.000 millones de pesetas), complementariedad entre determinadas áreas de negocio y eficiencia en el mercado; en el reverso de la moneda no habría dejado de pasar su factura la inevitable reducción de plantilla a la que hubiera obligado (hasta 30.000 empleados afectados), la enorme losa financiera impuesta por el difícil momento que atraviesa Lucent, el rechazo de los mercados y, en particular, de los inversores estadounidenses y, por encima de todo, el reparto de las estructuras de poder y la dificultad de integrar culturas, filosofías y modos de abordar el mercado tan dispares como el que tienen las dos compañías.

Fundamentalmente parecen haber sido estas últimas razones las que han frustrado el proyecto de Alcatel y Lucent de fusionar sus actividades para formar el mayor grupo mundial del sector de suministradores de equipos de telecomunicaciones.

Con ser ésta una tentativa fallida, las actuales circunstancias del mercado parecen apuntar a que las compañías que operan en este sector tendrán que buscar fórmulas para afrontar la situación tan delicada por la que atraviesan.

No sería de extrañar que en los próximos meses nos encontráramos con operaciones similares, protagonizadas por éstas u otras empresas, que querrían aprovechar la oportunidad de tomar posiciones y reforzarse ante el anunciado cambio de tendencia que, todo hace prever, se produciría hacia finales de este año.

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Redacción

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