En un momento tan delicado como el que atravesamos, en el que la crisis económica lleva a las empresas a tomar nuevas medidas para combatir las pérdidas, el teletrabajo se presenta como una oportunidad de ahorro. Y es que los gastos derivados de la contratación de una persona afectan directamente al entorno de trabajo, ya que al sueldo hay que añadir el coste del propio empleo, dietas y gastos de desplazamientos.
Por ello, cada vez son más las empresas que optan porque sus trabajadores ejerzan sus funciones desde casa. En el caso de que tengan que que asistir a la empresa utilizan el formato hot desking, es decir, la asignación variable y rotatoria de mesas en las oficinas. Un estudio de Arkadin, compañía especializada en las soluciones remotas de comunicación, destaca algunas ventajas de este sistema. La primera es que el teletrabajo es la opción idónea para las personas que quieren conciliar su vida profesional con la personal. Asimismo, llevarse el empleo a casa supone un ahorro en costes, tiempo y emisiones de CO2. Otra conclusión positiva es que el teletrabajo incrementa la productividad en las compañías y reduce el absentismo laboral. Por último, aquellas organizaciones con experiencia en soluciones de colaboración remota, ofrecen la posibilidad de comunicarse entre los trabajadores y la empresa através de audio y videoconferencia o de la web. A pesar de todas estas razones para abrazar el teletrabajo, España, junto a Portugal, Italia, Francia y Grecia, sigue estando a la cola de Europa en cuanto a teletrabajo se refiere. Aún así, este estudio revela que el porcentaje de personas que deciden trabajar desde sus casas crece en España de forma continua. El teletrabajo tiene 30 años en Estados Unidos, donde lo practica el 25% de la población. En cuanto a Europa, Holanda encabeza el ranking con el 26%, seguido de Suecia (19%), y Alemania y Reino Unido donde el teletrabajo lo practica el 17% de la población activa. En España tan sólo llegamos al 5%, aunque la tendencia es al alza. De hecho, en el ámbito europeo, el 40% de los trabajadores estaría dispuesto a ejercer su actividad laboral desde sus casas de forma indefinida.