La caja de Pandora del UMTS

Publicado el 01 Sep 2000

La adjudicación por la vía de la subasta de las licencias UMTS en Alemania ha desatado una polémica que ya se apuntó cuando se asignaron en Gran Bretaña y que, posiblemente, se repetirá cuando el procedimiento se repita en Italia y en Francia. La razón del revuelo es tan elemental como humana Alemania ha anunciado un fuerte superávit de sus cuentas públicas gracias en buena parte a los 8,4 billones de pesetas que ha recaudado en la subasta de licencias de móviles, 1,4 de los cuales aportados por la española Telefónica. De prever un déficit del 1 por ciento, el estado alemán pasa a esperar un superávit del 1,5 por ciento. Un efecto ya calificado de extraordinario del que, en principio, no se beneficiará el tesoro español porque en lugar de subasta prefirió el concurso y esa diferencia en el origen se traduce al final en unos ingresos de 86.000 millones de pesetas para el tesoro español que contrastas enormemente con los 6,5 billones recaudados en el Reino Unido o los mencionados 8,4 billones en Alemania. Ante tamañas diferencias es complicado defender el sistema de concurso adoptado por el Gobierno, aunque hay que reconocer que parecía coherente hace casi un año, cuando el ministerio de Fomento aprobó el pliego de condiciones para la asignación de las licencias por méritos y no por dinero. Precisamente ése fue el procedimiento de asignación de espectro para la telefonía móvil GSM. ¿Qué ha pasado? Que nuestro Ejecutivo, en un arranque de progreso, quiso quemar etapas y estar entre los primeros en adjudicar las licencias UMTS. Con ello se pretendía aventajaría al resto de los países en la implantación, despliegue y utilización de esta avanzada tecnología. Sin embargo, ser pionero tiene sus riesgos y todo lo positivo de llegar antes ha quedado anulado por lo negativo de no haber previsto la multimillonaria predisposición de las operadoras a hacerse con una licencia cueste lo que cueste… Conclusión en lenguaje llano una metedura de pata monumental, que además no tiene fácil arreglo. Para empezar no entra la marcha atrás no es posible anular el concurso para luego celebrar una subasta, entre otras cosas porque jurídicamente es inviable. Tampoco tiene visos de realidad el incrementar el canon anual que pagan las operadoras porque para llegar a los niveles billonarios debería incrementarse tanto que entraría en el terreno de la confiscación y no de la tributación. En definitiva, la caja de Pandora de las licencias está abierta de par en par. Y para evitar males mayores, aparte de aceptar los errores, se impone la reflexión, el debate constructivo y encontrar respuestas y propuestas a cuestiones como por qué una operadora de telefonía móvil tiene que pagar esas sumas para acceder a una licencia, mientras que las cadenas comerciales de radio y TV acceden gratuitamente al espectro.

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Redacción

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