El despliegue de los fondos NextGen, un reto del que depende nuestro futuro

Publicado el 26 Nov 2021

Miguel Ángel García Matatoros, director general de Blue Telecom Consulting.

Los primeros 9.000 millones de euros de los fondos Next Generation ya están en España. En lo que queda de año está previsto recibir 10.000 millones más. La teoría con respecto a estos fondos está clara, pero la práctica no tanto. Sobre su despliegue e implementación operativa planea aún una gran incertidumbre que hace muy complicado dar una respuesta clara a las dudas que se plantean al intentar arrojar luz sobre el cómo, cuándo y dónde.

Estos fondos ya estaban presupuestados este año, pero durante la primera mitad del ejercicio apenas se han ejecutado 1.200 millones, por lo que parece improbable que durante el segundo semestre pueda materializarse el resto en proyectos concretos. Si tenemos en cuenta que España solo fue capaz de invertir el 43% de las ayudas asignadas por Europa en el periodo 2014-2020, a diferencia de países como Finlandia (82%) o Irlanda (76%), el panorama no parece ser muy halagüeño.

Contar con una estrategia precisa y con unos procedimientos ágiles de implementación de los fondos resulta crucial a la hora de garantizar su efecto multiplicador en la economía. El cómo nunca es un tema menor, y los inversores necesitan algo más que buenas palabras de los líderes políticos en sus giras internacionales. Tampoco ayudan los fiascos como el vivido recientemente en torno a la ampliación del aeropuerto de El Prat. Anunciar y cancelar inversiones con tanta alegría como se ha hecho en esta ocasión no ofrece la mejor imagen de España al resto del mundo.

El cuándo y el dónde van a ser también factores muy relevantes. Las empresas necesitan poder seguir avanzando con las mínimas incertidumbres. Deben decidir si invertir y poner en marcha proyectos con la esperanza de recibir las ayudas en un futuro próximo, o aguardar la llegada de los fondos para ponerse manos a la obra. Es necesario tener en cuenta que los anuncios grandilocuentes sobre la cantidad, la rapidez y la facilidad de la adjudicación de estos fondos puede provocar un retraso en la inversión y en los proyectos de las empresas, y que esta decisión puede traducirse en una ralentización del crecimiento, con todas las consecuencias que ello acarrearía para la competitividad, la creación de empleo o el consumo.

Naturalmente, existen empresas que optan por continuar evolucionando sin demora y orientar sus planes de inversión hacia áreas que, sin duda, resultarán adjudicatarias de los fondos NextGen. Estas organizaciones, siempre que sus proyectos, claro está, cumplan los requisitos establecidos, deberían poder obtener algún tipo de privilegio cuando la liquidez de los fondos se haga efectiva. Sería una forma de respaldar al tejido productivo más valiente e innovador y de promover la inversión de una forma proactiva entre nuestras empresas.

En cuanto al dónde, es un factor que no debería asociarse solamente a las áreas estratégicas, sino tener también en cuenta un indicador geográfico. El Gobierno ha anunciado que las comunidades autónomas van a recibir este año unos 10.000 millones de euros. Este anuncio debería haber bastado para originar una carrera entre las regiones por albergar centros de I+D. Sin embargo, en un país aparentemente preocupado por el fenómeno de la España Vaciada, quizá deberían establecerse fórmulas que inclinaran la financiación hacia proyectos que tuvieran en cuenta la recuperación de esos entornos.

Como seguramente pasa en otros sectores, en el mundo Telco está claro quiénes son los referentes empresariales a nivel de I+D. Destacan marcas como Ericsson en el ámbito de la fabricación de equipos de telecomunicaciones, así como operadores como Telefónica. Los líderes de este sector llevan años desarrollando fuertes inversiones relacionadas con la innovación en nuestro país, y no solo en las áreas geográficas en las que, tradicionalmente, esta inversión ha sido recibida, canalizada y fomentada, sino también impulsando el desarrollo de nuevas localizaciones, como es el caso de Málaga con su Parque Tecnológico de Andalucía. No es casual que Ericsson decidiera hace más de diez años establecer un centro productivo en esta ciudad, o que Vodafone haya anunciado la instalación de un nuevo centro de innovación en la misma localización. Está claro que los líderes de este sector son visionarios y que, ahora más que nunca, necesitamos muchas empresas como estas en todos los ámbitos de la actividad económica. Serán, sin duda, una garantía de éxito a la hora de rentabilizar y multiplicar el efecto de los fondos NextGen.

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Miguel Ángel García Matatoros

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