Desafíos de una operadora global

Publicado el 01 Sep 2000

No lo consiguió en Inglaterra pero sí en Alemania y, seguramente, en Italia Telefónica junto con su aliada, la finlandesa Sonera, ha logrado alzarse con una de las seis licencias de telefonía móvil de tercera generación que subastaba en gobierno alemán. El precio ha sido elevado, 1,4 billones de pesetas que es a lo que cotiza ahora el UMTS, y más si se aporta el castigo bursátil a que ha sido sometida por los inversores al cierre de este número de REDES & TELECOM, la capitalización de Telefónica había caído un 17 por ciento, o lo que es lo mismo, más del doble de lo que tendrá que pagar por operar en Alemania. De nuevo hay que resaltar la divergencia entre lo que los inversores piensan que es bueno y lo que muestran los dictados de la estrategia. Es cierto que Alemania no era un mercado objetivo para la operadora, pero no es menor verdad que se ha venido acusando a la operadora española de no fomentar su presencia en Europa y, entre todos los países, el alemán es uno de los más suculentos para una compañía telefónica. Tampoco hay que olvidar que la carrera por las licencias de telefonía UMTS no ha finalizado todavía, en estos momentos Italia ya está en el punto de mira de los operadores europeos, y por supuesto Telefónica no ha querido perder la oportunidad de conseguir la posibilidad de operar en el país alpino y no puede perderla. Ni esa ni ninguna otra. De ello depende su autoridad para ser operador global, amén de su capacidad y su futuro.

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Redacción

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