nicamente hace falta echar una ojeadita de izquierda y derecha y de arriba y abajo para darse cuenta que era demasiado bonito para que fuera cierto.
Ms de cien guerras olvidadas de un extremo a otro del Globo, que suman a su desgracia la an mayor de no merecer no slo una primera plana en los medios de informacin, ni siquiera una lnea; millones de personas afectadas por el hambre, la sed, la enfermedad e la incultura sin que, en apariencia, a los privilegiados y sensibles espritus del primer mundo se nos remueva la conciencia ms all del tiempo estrictamente necesario para cambiar de canal televisivo, nios abandonados y explotados; por no hablar de las mujeres y de su penosa situacin en una buena parte de nuestro Planeta… y lo vamos a dejar ah, aunque podramos seguir y seguir como el conejito de Duracell.
Como deca, slo hace falta abrir un peridico o escuchar un informativo para darse cuenta que el Universo, evidentemente no poda de ser del idlico color verde turquesa, como las aguas del mar tropical, que nos pintaban los cientficos; sino de un sospechoso tono beige, preludio de ese marrn mucho ms acorde con nuestros merecimientos.
Y aunque ese cambio en la paleta cromtica, segn explican los estudiosos de la universidad estadounidense John Hopkins, es debido a una serie de clculos errneos; personalmente estoy por la teora mucho ms clsica y, conceptualmente, pantesta de que la naturaleza es sabia.
