Cuestión de futuro

Publicado el 08 Mar 2004

Es probable que cuando esta revista llegue a sus manos esté a punto de celebrarse, o acabe de hacerlo, las elecciones generales del 14 de marzo y sepamos, con un cierto grado de aproximación, sobre las espaldas de quién recaerá la inmensa responsabilidad de regir los destinos de nuestro país durante los próximos cuatro años.

Dejando a un lado cuestiones tradicionales y nucleares en los programas electorales de los partidos y fuerzas comparecientes a estos comicios, léase política económica, social, educativa, laboral, etc., las Tecnologías de la Información se han colocado en la pole position de las promesas electorales con una pujanza y un dinamismo tan sorprendente que, sólo cuatro años atrás, hubiera sido difícil de comprender como argumento de peso dirigido al grueso de la sociedad española con la idea de inclinar la voluntad de los electores, y su valioso voto, hacia uno u otro lado de la balanza.

En esta campaña electoral, los primeros espadas de la política española no sólo se han atrevido con clásicos de la talla del PIB, la subida de las pensiones o el precio de la vivienda, por sólo citar algunos grandes hits, sino que han entrado en el terreno de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones para vendernos con auténtica fe de converso las bondades de la banda ancha, Internet, Administración Electrónica o ADSL.

Esta entrada en liza de las TICs en el juego político no es, ni más ni menos, que el reconocimiento y un refrendo a la evolución experimentada por la sociedad española en los últimos años, claramente encaminada hacia un futuro de modernidad en la que las nuevas tecnologías son protagonistas obligadas pero en el que, por desgracia, partimos de una posición de retraso que hay que recortar en el menor plazo posible; cuestión especialmente espinosa ahora que la Comunidad Europea se ensancha y multiplica por el Este.

Sin embargo, y no conviene olvidarlo, aún reconociendo lo que de positivo tiene siempre el debate -sea político o no- en torno a las Tecnologías de la Información, no dejan de ser promesas que, con la misma facilidad que un día arrastró los vientos de la campaña electoral, es posible que se borren a las primeras de cambio del mapa cuando arrecien los huracanes de la contienda política porque, como diría el Viejo Profesor y constata la pertinaz realidad, las promesas electorales se hacen para no cumplirlas.

Esperemos que esos mensajes tan esperanzadores llegados desde uno y otro lado del espectro político de hacer de las nuevas tecnologías y la sociedad de la información motor de la próxima legislatura no se quede en agua de borrajas. A ver si esta vez se tuercen los pronósticos y las TICs no pasan a dormir el sueño de los justos en los más profundo del saco de las promesas muertas antes de nacer.

Y si hablamos de promesas, la que parece estar por fin en la rampa de despegue es UMTS como no sólo demuestra la última edición del Congreso de Cannes, sino la particular carrera emprendida por Telefónica Móviles y Vodafone por colgarse la medalla de ser la primera operadora española en comercializarlo. Por el momento, la foto finish le ha dado el tanto a la filial de Telefónica. Pero, como se dice por estos pagos, todavía queda mucha tela que cortar.

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Redacción RedesTelecom

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