Leo, mitad estupefacta, mitad encantada (lo reconozco) que la Superintendencia de Telecomunicaciones de Ecuador impuso como sanción a la operadora BellSouth la suspensión de sus servicios durante una hora. La razón haber dado un mal servicio a sus abonados durante las pasadas fechas navideñas.
¿No me digan que no es genial? Primero porque tan anecdótico episodio ha conseguido retrotraerme a mi más tierna infancia, cuando la profe te castigaba sin salir al recreo por haber estado distraída durante la clase. Qué tiempos. Pero, en segundo lugar y este es mucho más productivo, porque con la decisión del organismo ecuatoriano no he podido evitar imaginarme al señor Alierta castigado contra la pared. ¿Se lo imaginan? Como durante la noche de Fin de Año, intentar comunicar con los seres queridos fue prácticamente una causa perdida, le castigamos a estar durante dos horas, cara a la pared. Pero con capirote en la cabeza incluido y todo, como antaño. U obligado a llamar uno por uno a todos sus clientes y presentarle sus más sinceras disculpas Discúlpeme, señor Pérez. Le prometo que no volverá a pasar. No me digan que no les atrae la idea. Ay, si es que ya me lo dice mi padre en este país, se han perdido las buenas costumbres. Y tanto, papá y tanto.
