La edad de la revista Redes&Telecom ha corrido paralela con la oleada tecnológica –la quinta– más veloz y ubicua de todas las existentes hasta ahora.
Nunca el mundo vivió una etapa de crecimiento económico más fecunda, por larga y generalizada, como la que ha coincidido con el despliegue ecuménico de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC); ni en ningún periodo histórico previo se consiguieron más logros económicos y sociales en menos tiempo.
Jamás ha existido mayor igualdad de oportunidades –de información, educación, salud y riqueza- que ahora gracias a la difusión de las TIC, pero también a la globalización de la economía y, sobre todo, a la generalización de prácticas institucionales ortodoxas.
Las TIC incrementan de forma incomparable la productividad del resto de sectores económicos, transformando en paralelo a través de su uso los hábitos sociales, especialmente los de los más jóvenes.
Y si todo ello no fuera suficiente para resaltar la influencia decisiva de las TIC en las sociedades avanzadas, debe consignarse que consiguen modificar de forma radical la difusión del conocimiento y la generación de innovación. Por primera vez en la historia, estamos en presencia de unas nuevas herramientas tecnológicas para cuyo aprovechamiento están mejor posicionados los jóvenes que los mayores, mientras que las redes sociales dinamizan su uso creativo.
Las últimas tres décadas han sido especialmente pródigas en novedades tecnológicas, entre las que cabría recordar: las consolas, las cámaras digitales de fotos, las pantallas planas, la TV de alta definición, los navegadores por Internet, la telefonía móvil, el Wi-Fi, la navegación móvil, las microcámaras, el iPod, iPhone, iPad, Facebook, Youtube, Twitter, Instagram, WhatsApp, etc. Productos y servicios, todos ellos, tan impredecibles antes de aparecer como imprescindibles hoy.
La velocidad de los cambios tecnológicos no ha hecho sino acelerarse: si la radio tardó 38 años en alcanzar los 50 millones de usuarios, y la TV sólo necesitó 13 años, Internet pudo llegar a dicha meta en sólo 4 años. El Ipod, en apenas 3 años superó el éxito de Internet, mientras que Facebook en su primer año consiguió superar los 200 millones de usuarios. Así las cosas, la instantaneidad ecuménica parece ser la próxima frontera de la ola tecnológica que todavía nos envuelve.
Y España, que se incorporó con retraso a las pretéritas revoluciones tecnológicas, ocupa en la actual un lugar de primera fila junto con los países más avanzados. Si a principios de esta nueva era tecnológica nuestro país se encontraba relativamente retrasado en materia de conectividad social, desde principios de este siglo el progreso alcanzado ha permitido que nos situemos entre los países líderes.
Sin embargo, el uso productivo de las TIC está menos y peor extendido de lo que debiera, lo que limita la eficiencia y la productividad de nuestra economía.
Nuestro próximo desafío es la adopción de tecnología móvil 5G, que además de mejorar sustancialmente la utilización del espectro de frecuencias y el consumo energético multiplicará la velocidad y la calidad de las comunicaciones amén de hacer posible el llamado “Internet de las cosas” que abre las puertas a un mundo lleno de oportunidades para las nuevas generaciones.