Por una vez, imaginar el centro de datos como un edificio gris rodeado de construcciones similares en medio de una ciudad cargada de tráfico, con ruidos, humos y mucho estrés no coincide con la realidad en el caso del data center madrileño de Adam.
El CPD se encuentra ubicado en medio del Parque Regional de Guadarrama, un espacio natural protegido situado en la zona oeste de la Comunidad de Madrid. La elección de ese entorno privilegiado y atípico para alojar máquinas no fue fruto de la casualidad, ni tampoco de una campaña de marketing para ser los más verdes ahora que tanto se lleva estar en línea con la filosofía Green IT, sino más bien de oportunidad. “Los propietarios de la compañía disponían de un terreno de 65.000 metros cuadrados, donde tenían una nave con techo cubierto de 12.000 metros cuadrados que en su momento daba servicio a diversos negocios”, explica Javier Morrus, director del centro de datos Adam Datacenter Madrid. El cierre de las antiguas actividades en Guadarrama, junto con la necesidad de tener presencia en Madrid, cuajó la idea de aprovechar la instalación para alojar allí un centro de datos. “A finales de 2008 comenzamos a acondicionar la edificación con la vista puesta en un centro de datos y formalizamos su apertura da mediados de 2010”, detalla Javier Morrus.
De Barcelona a Madrid
El desembarco en Madrid se venía planteando desde hacia tiempo en la compañía, “debido en buena medida a las demandas de los clientes de Adam”, reconoce el director del centro, y en parte también a una natural política de expansión. La empresa, fundada en 1989 en la Ciudad Condal, se constituyó como una firma especializada en servicios de TI para ofrecer mantenimiento de hardware, microinformática y sistemas. Seis años más tarde, en 1995, abrió la división Adam datacenter o Área de Internet, “en un momento, en el que sólo había cuatro empresas que ofrecían servicios para la Red como ISP en el panorama español”.
Desde el primer momento, la división de data center se ha ido adaptando “a las necesidades del mercado, de manera que después de ofrecer microinformática se pasó a dar servicios gestionados y, posteriormente, servicios de outsourcing, administración, etcétera. En estos momentos, el 90 por ciento del negocio proviene de servicios para plataformas alojadas en centros de datos”, detalla el directivo.
Actualmente el centro de datos de Barcelona dispone de 1.000 metros cuadrados de suelo técnico, está alojado en el edificio de Adam donde están también las oficinas comerciales y el equipo de soporte técnico. El centro cuenta con una subestación energética propia con más de 1 Megavatio de potencia. Javier Morrus calcula que “se habrá invertido cerca de cuatro millones de euros en el centro de Barcelona desde su creación”.
La compañía también cuenta en la Ciudad Condal con otros dos emplazamientos más, que actúan como centros secundarios o de respaldo del data center principal. “No son locales propios, sino que nos alojamos en CPDs de terceros, el primero está en la zona Franca y llevamos en él desde 2004 y, poco después, buscamos también espacio en la Torre Collcerola, una torre de comunicaciones donde disponemos de una parte alquilada para dar comunicaciones a los clientes, como un servicio complementario a las empresas que alojamos en nuestro centro”, aclara Javier Morrus.
Con una experiencia de 16 años en el mercado de los data centers y un amplio despliegue en Barcelona, Adam necesitaba buscar nuevos espacios y su primera decisión fue contratar los servicios de Terremark en Miami en 2008, “debido a que un cliente en Cataluña quería proyectarse internacionalmente y entrar en Estados Unidos. Ahora ya tenemos en cartera tres cuentas más internacionales y varios proyectos abiertos en la misma línea”. Esos mismos clientes que empujaron a la compañía a cruzar el charco para hacer más negocio, también sirvieron de acicate para abrir finalmente un centro en la Villa y Corte.
Cien por cien modular
De momento, el data center de Madrid ha supuesto un desembolso de cuatro millones de euros y “la previsión a día de hoy es invertir dos millones más hasta 2016”, comenta el director del centro. Las cifras han merecido la pena: “hemos creado una construcción diferente a los CPDs tradicionales, aquí no hay un edificio con suelo técnico con metros y metros de pasillos fríos y calientes o cerramientos. En Madrid se ha puesto lo más novedoso, hemos querido imitar la fórmula de Google y Microsoft a nivel internacional, somos de los primeros en España en contar con un centro de datos cien por cien modular, con tecnología similar a la de un contenedor marítimo. Se podría decir que es un conjunto de minicentros de datos dentro de un gran centro de datos”.
A Javier Morrus le gusta recordar la importancia de la ubicación apelando no sólo al lujo que supone disponer de 12.000 metros cuadrados para llenarlos de cables y equipos, sino el poder aprovechar los recursos del parque natural para mejorar la eficiencia energética del centro al tiempo que respetan el entorno “la zona dispone de un microclima que garantiza una temperatura media de 13 grados, con un máximo de 24 grados y un mínimo de menos cero, lo que ayuda a reducir el consumo energético del centro, algo que repercute directamente en la factura del cliente, porque sin ser un centro de datos barato tiene unos costes muy ajustados con un consumo energético de alrededor el 20 por ciento menos que un CPD tradicional”, argumenta el directivo.
Centros en contenedores
El centro tiene capacidad para más de 40 data centers modulares y una potencia eléctrica disponible de 6MW, ofrece servicios de co-location, comunicación, alojamiento crítico, alquiler de salas a las empresas para la colocación de racks, servicios gestionados y telefonía IP con plataforma propia.
Inicialmente, la compañía ha habilitado 2.000 metros cuadrados en una primera fase, con la previsión de llenar ese espacio en el plazo de dos o tres años. Después vendrá una segunda etapa de ampliación de otros 2.000 metros cuadrados más de naves con módulos. “Así ganamos en flexibilidad, utilizamos contenedores que aporta ventajas a la hora de desplegar infraestructura, porque no llevan asociados parones técnicos ni grandes inversiones tecnológicas. Además, el módulo de un cliente, puede ser totalmente diferente al módulo de otro, se adaptan a los requerimientos de cada empresa”, detalla Javier Morrus.
Cada contenedor o módulo ocupa un espacio de 20 metros cuadrados y puede albergar más de 300 servidores físicos. Además es fácilmente transportable, lo que permite ubicarlo en cualquier lugar que disponga de conexión eléctrica y de fibra óptica, permitiendo el desplazamiento a demanda de la empresa.
“Un módulo puede estar listo en tres o cuatro semanas partiendo de cero, si se diseña conforme a unos requerimientos estándares, y si el cliente pide algo muy concreto la puesta a punto se alarga hasta cuatro o cinco semanas; en cualquier caso, hablamos de tiempos mínimos”, nos recuerda el director del centro de Madrid.
Más que un contenedor
Al margen de los beneficios antes detallados que proporcionan los contenedores, Javier Morrus quiere dejar claro que “si bien los centros modulares son nuestro punto fuerte, no somos un mero vendedor de contenedores, sino un proveedor de centro de datos como lo pueda ser Telvent o Interxion.
De momento la compañía se ha marcado como objetivo finalizar 2011 con unos cien armarios instalados, es decir, con unos diez o doce módulos llenos, lo que equivaldría a 300 metros cuadrados de espacio. Y para 2012 calculan llenar 600 o 700 metros cuadrados. Las miras son altas a medio plazo, Morrus habla de “situar a Madrid en cinco años como uno de los centros punteros de la capital, igual que hemos conseguido en Cataluña ser un centro de datos de referencia”.
Para lograrlo, Adam está trabajando en el desarrollo de servicios cloud en Barcelona (que en su momento podrán replicarse en Madrid), desde hace tres años disponen de plataformas que dan servicios en la nube.
El otro reto es disminuir el PUE en Madrid. “Ahora está por debajo del 1,3 contando las máquinas de frío, pero si no las contamos el PUE es del 1,08. La intención es alcanzar un PUE por debajo del 1, 0 esto se conseguirá generando nuestra propia energía. Tenemos una planta de cogeneración que hasta día de hoy no se esta utilizando, además de los 6 MW de potencia y estamos testeando diferentes soluciones para crear nuestra propia energía”, adelanta Javier Morrus.
Perfil de clientes
La intención de Adam datacenter es captar un cliente con un tamaño propio de una gran pyme o mediana empresa, es decir, con una fuerza de trabajo situada entre los 50 y los 500 empleados. “Similar al modelo de empresa catalana que nos empujo a abrir un centro de datos en Madrid, pero con la ventaja de que en la capital hay escasez de espacio en los CPDs y nadie da un servicio tan ajustado como nosotros. Entendemos muy bien las necesidades de esas compañías que quieren empezar con pequeñas plataformas y luego ir creciendo de manera gradual”.