Un año de desafíos y cambios

La desaceleración ha llevado a las empresas a adoptar medidas restrictivas dirigidas a sortear la crisis y prepararse para volver a la rentabilidad en el futuro.

Publicado el 13 Dic 2001

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El año se presentaba prometedor, aunque con una importante dosis de cautela que no parece haber sido suficiente para capear el temporal que se ha fraguado en los últimos meses.

Así, a finales de 2000, el Gobierno español anunciaba la tan esperada, por operadoras y clientes, apertura del bucle local de abonado. Con esta iniciativa parecían disiparse todos los problemas de libre competencia en el mercado de las telecomunicaciones. Sin embargo, no ha resultado tan sencillo como a priori parecía y, casi un año después, se mantienen las discrepancias entre los operadores entrantes y el dominante, tanto en cuestión de precios como por problemas tecnológicos. La polémica ha sido constante entre unos y otro, responsabilizándose mutuamente de la demora.

Cuando por fin Telefónica dio a conocer los términos y las centralitas a las que el resto de los operadores podrán acceder, el operador dominante volvió a lanzar balones fuera en octubre último, criticando que de las 336 peticiones iniciales sólo se habían confirmado cuatro y 236 habían sido desestimadas. Los competidores rebatían esta acusación argumentando que no habían recibido la información conveniente sobre los costes de las centrales y la coubicación de sus equipos.

Pero no sólo la telefonía fija se ha visto afectada por este continuo devenir de los acontecimientos. Los operadores móviles han pagado con creces la locura que, en su momento, desataron los procesos de adjudicación de las licencias de servicios de tercera generación (UMTS).

En esta ocasión, la conjunción entre la falta de disponibilidad de la tecnología, los elevados costes de las licencias y, en el caso concreto de España, la elevación sustancial de la tasa por uso del espacio radioeléctrico, han conseguido ponérselo especialmente muy difícil a los nuevos jugadores que intentan abrirse camino en este mercado, como ha sido el caso de Xfera. Esta compañía se ha visto obligada a paralizar sus actividades de despliegue de infraestructuras y comerciales, en octubre último, con el consiguiente despido del casi el 70 por ciento de su plantilla.

Y como la polémica se ha instaurado ya como una constante en el sector, el incremento de la tasa por uso del espectro radioeléctrico ha sido el principal caballo de batalla entre la Administración y los operadores móviles.

El anuncio de planes de reestructuración, con sus consiguientes despidos y procesos de externalización de la producción, ha sido también una constante a lo largo de año. En Europa la ola de despidos arrastrará tras de sí a 90.000 empleados pertenecientes a compañías como Alcatel, Ericsson, Philips, Nokia o Marconi, entre otras. Por supuesto, España no se ha quedado al margen de todo este proceso y, aunque es uno de los países que menos se ha resentido por la situación del mercado, ya ha habido anuncios de reestructuración de plantillas en el sector.
Otras operaciones que han levantado la expectación de todo el sector de las Tecnologías de la Información han sido los procesos de fusión entre algunos de los gigantes de este mercado, parte de los cuales se quedaron sólo en grado de tentativa.

A principios del mes de mayo florecían los primeros rumores que alertaban sobre la existencia de unas posibles conversaciones entre Alcatel y Lucent de las que podría surgir uno de los mayores grupos de telecomunicaciones si ambas entidades consentían en fusionarse. Pero, después de haber centrado las miradas de todos, la idea no cuajó debido a la mala acogida que tuvo en la bolsa esta iniciativa y el solapamiento que se podría producir dentro de la nueva mega-corporación.

De este modo, de lo que pudo ser y no fue, llegamos al mes de septiembre cuando Hewlett-Packard dio a conocer su intención de adquirir Compaq por la nada despreciable cifra de 4,6 billones de pesetas (27.646 millones de euros), en un intento de dar una nueva vuelta de tuerca a la carrera contra su máximo competidor IBM.

En este caso, la bolsa neoyorquina también tuvo una reacción negativa, y no fue la única, porque miembros de la familia Hewlett, cofundador de HP, se manifestaron en contra de aceptar la operación y afirmaron que buscarían el apoyo de los accionistas para frenarla. En cualquier caso, para conocer el final, feliz o no, de esta cuestión habrá que ser pacientes y esperar hasta 2002.

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Redacción RedesTelecom

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