La crisis provocada por la pandemia del coronavirus está provocando un aumento en la percepción de valor de telecomunicaciones por parte de organizaciones y usuarios. Este hecho se debe a dos razones fundamentales. Por una parte, los usuarios están descubriendo nuevas tecnologías en las que hasta hace muy poco no reparaban, a pesar de que los operadores llevan ya más de una década invirtiendo en ellas. Por otra, se dan cuenta de la resiliencia que están mostrando las redes de telecomunicaciones en una situación de demanda intensiva, gracias a lo cual pueden seguir manteniendo su actividad económica o profesional.
En los últimos años los clientes del sector de las telecomunicaciones han puesto sus expectativas de valor en productos y aplicaciones desarrollados por compañía ajenas al mismo -como Whatsapp-, cuya dependencia de las redes de telecomunicación pasaba desapercibida para el usuario final. Sin embargo, la realidad del confinamiento ha hecho que descubramos otro tipo de productos que ya teníamos disponibles en nuestros hogares y que nos ofrecen mayores prestaciones, por ejemplo de visualización, a la hora de mantenernos conectados.
Así, los usuarios están apreciando cada vez más la capacidad para establecer sus comunicaciones utilizando la mejor conectividad disponible en cada momento, ya sea a través de datos móviles, a través de la wifi de sus hogares o a través de cualquier otra tecnología de comunicaciones que tengan a su disposición. Es algo que se conoce como el ABC de las nuevas telecomunicaciones: Always Best Connected.
Esto hace que la percepción del concepto de movilidad también cambie, dejando de verse como la capacidad de poder conectarse con la mejor conexión disponible únicamente a través del dispositivo móvil, para pasar a convertirse en la capacidad para poder trasladar el peso de las comunicaciones a múltiples dispositivos, acorde con las necesidades de movilidad de cada momento. Es decir, la nueva percepción de la movilidad por parte de los usuarios está dejando de estar asociada al dispositivo para empezar a vincularse a las redes.
El matiz es importante. Hasta este momento, cuando una comunicación de voz pasaba de forma transparente de 3G a 4G con el fin de mejorar la experiencia de usuario, este lo asociaba únicamente a su nuevo terminal, ignorando que la red del operador era la parte clave del servicio. Ahora, al utilizar de forma indiscriminada el teléfono, la tableta o el televisor, el papel clave de la red le aparece de forma mucho más evidente.
Las redes convergentes y los nuevos movimientos del sector
En el primer estadio de la movilidad, lo importante para el usuario era no tener que permanecer anclado a un determinado lugar. Pero esta libertad de movimiento trajo aparejada una dependencia del terminal móvil. La llegada de las redes convergentes, capaces de integrar servicios de voz, datos y video, proporcionó al usuario la capacidad para apoyarse en equipos complementarios a su dispositivo móvil y una mejor experiencia de uso. Hay que tener en cuenta que en estas redes no solo convergen las tecnologías de fijo y móvil, sino también las diversas generaciones de tecnología móvil. Así, por ejemplo, ya es habitual oír hablar de F5G para referirse a las nueva generación de comunicaciones fijas que se sitúa a la altura de la red móvil 5G.
La percepción de valor de las redes de comunicaciones seguirá creciendo en el futuro gracias a las inversiones que está realizando los operadores de una forma continua, y que tienen que ver, fundamentalmente, con la calidad del servicio y su seguridad. La fusión recién anunciada de O2, filial británica de Telefónica, con Virgin Media UK, responde también a la intención de crear una gran operadora convergente que sepa dar respuesta a esta nueva percepción de valor de las telecomunicaciones por parte de organizaciones y usuarios, y que sirva para impulsar la adopción rentable de las nuevas tecnologías propuestas por las empresas de este sector.