Algunos medios, como las emisoras de radio, ya habían demostrado su capacidad para mantener el tipo en los momentos críticos, pero a otros como Internet o el teléfono móvil, dada su juventud, el asunto les cogió de nuevas.
Poco después de los atentados, la ciudad de New York vio como las líneas telefónicas, tanto las fijas como las celulares, se colapsaban. La operadora BellSouth registró un tráfico de llamadas tres veces mayor aquella mañana, pero el efecto traspasó las fronteras y aquí Telefónica de España, cuyo pico más alto se produjo entre las 2100 y las 2200 hora española, alcanzó un incremento de llamadas de 1.200 por ciento.
Todos aquellos que no pudieron comunicarse por teléfono se lanzaron a Internet con la esperanza de enviar un correo electrónico y a las webs de los medios de comunicación.
American Online recibió 1.200 millones de mensajes y la Red se saturó. Yahoo tuvo que habilitar un nuevo servidor para sobrellevar el exceso de tráfico.
Aún así el balance sobre la respuesta de la Red en momentos críticos es positivo, la compañía Internet Traffic Report sitúa el tiempo de respuesta de la Red, aquel día, en algo más de 300 milisegundos cuando la media de un día normal es de 212 milisegundos.
A pesar de las protestas por el colapso, el hecho es que Internet y los teléfonos móviles fueron dos recursos altamente demandados. Hay quien incluso los califica de indispensables y aconseja aprovechar este espaldarazo para relanzar su uso.
El otro debate que se ha generado dentro del sector es la importancia de que las empresas dispongan de centros de recuperación de datos ubicados en varios lugares, pensemos en la cantidad de información archivada en los sistemas de almacenamiento de las compañías alojadas en las Torres Gemelas que se han perdido entre los escombros.
Las primeras conclusiones de los analistas con respecto a la repercusión de la tragedia en los distintos sectores de la economía no se han hecho esperar. En principio, se augura que la telefonía y los servicios de seguridad verán incrementada la demanda, mientras que el sector aéreo, las aseguradoras y el turismo se resentirán.
