Entre la esperanza y la incertidumbre lucha por hacerse un hueco en el mundo de la telefonía inalámbrica una nueva figura, la del Operador Móvil Virtual, cuyo objetivo es introducir más competencia en el mercado de la telefonía móvil.
Hablamos de los Mobile Virtual Network Operator o MVNO (Operadores Móviles de Red Virtual) que en castellano se ha quedado reducido a Operadores Móviles Virtuales o OMV.
Se trata de un operador que desarrolla y presta servicios de comunicaciones móviles de voz y datos a usuarios finales y que se diferencia de los operadores móviles tradicionales únicamente en que no puede disponer, para prestar dichos servicios, de espectro radioeléctrico propio, por lo que ha de contratar la citada capacidad a los operadores ya existentes, tal y como explica Ignacio Vidaurrázaga Zabalgoitia, presidente del Grupo de Trabajo de Radiocomunicación y Servicios Móviles de AUTEL.
Sea cual sea la definición más acertada lo cierto es que ya hay quien enumera toda una serie de ventajas que pueden proporcionar los OMV y que contrastan con el otro platillo de la balanza donde se sitúan los operadores móviles ya asentados en el mercado español, que no ven con buenos ojos la llegada de nuevos competidores que amenazan con arrebatarles una cuota de clientes que tanto les cuesta mantener.
Christian Marco, director de Operaciones de Primus Telecommunications Ibérica, advierte acerca del beneficio que los OMV reportarán al mercado al ser los agentes que provocarán el final del oligopolio existente en la telefonía inalámbrica. El actual modelo de integración vertical en materia de telefonía móvil con mercado de red, condiciona que se haya llegado a una situación oligopolística (dos de los tres operadores existentes controlan el mayor porcentaje de la cuota de mercado), afirma Marco.
Otros puntos positivos a destacar de los Operadores Móviles Virtuales es que son una forma de perfeccionar la competencia exigida, cada vez en grado mayor, por las administraciones en los mercados; a lo que se añade el hecho de que los propios operadores móviles ya asentados tengan que optimizar sus redes, puesto que los OMV les proporcionan una manera de conseguirlo generando más tráfico; en tercer lugar, porque la madurez del mercado de telefonía inalámbrica roza la saturación en algunos países, lo que conduce a que los operadores busquen socios de marketing para explotar determinados nichos de mercado donde ellos no llegan en sus proyectos iniciales y los OMV pueden ser ese partner de comercialización; y, finalmente, porque las economías de escala son un poderoso argumento para operadores y OMV, explica De Lavit.
Pero, sin duda, el éxito de los OMV en el mercado va a depender fundamentalmente de la medida en que aporten servicios, aplicaciones y contenidos en el campo de Internet móvil y en m-commerce donde se espera un fuerte crecimiento en los próximos años, como consecuencia de la aparición de las redes GPRS y UMTS.
Por si fuera poco, la respuesta para apuntarse al carro de los operadores móviles virtuales ha sido amplia y procede de diferentes flancos.
El pistoletazo de salida lo dio el Gobierno el pasado mes de mayo, cuando otorgó cinco licencias provisionales a operadoras de telefonía fija para ofrecer en su momento servicios de tipo inalámbrico que recayeron en Affinalia, Primus Telecomunicaciones Ibérica, Abbla Mobile, Vallehermoso Telecom y Aviron. La provisionalidad de las licencias queda superada cuando el ministerio de Ciencia y Tecnología fije el reglamento definitivo sobre los OMV.
No mucho más tarde, la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) concedió ocho autorizaciones provisionales, entre las que se encuentran todas las elegidas por el Gobierno, menos Abbla Mobile, y otras cuatro más como fueron Aló Comunicación, Globatel, Timón y BT Telecomunicaciones. A estas listas provisionales se han sumado otras tantas empresas que se han colocado ya en la parrilla de salida, es el caso de Diverta, operador virtual de telefonía fija desde 1999, que según explica Alfonso Lanseros, consejero delegado de Diverta, el 13 de junio obtuvo la autorización en telefonía móvil; de Tele2 España, pionero en operar como OMV en Europa, ya que actúa bajo esta figura en Dinamarca desde octubre de 2000; Cable o TeleChoice que siguiendo el perfil de Diverta o Tele2 comenzó su andadura como operador virtual de telefonía fija y ahora quiere probar suerte en la móvil.
Los candidatos a Operadores Móviles Virtuales son más amplios de lo que pueda parecer a simple vista. No sólo los operadores de telecomunicaciones fijas, sino también los ISPs y las empresas de servicios están apostando por este negocio, asegura José Antonio Escribano, director de relaciones con las operadoras de The Phone House.
Como en anteriores ocasiones, las empresas españolas han mirado hacia el resto de Europa para comprobar que el modelo OMV goza de la regulación pertinente y se mueve con soltura en un mercado sólido aunque novedoso.
Cuando se analiza la estrategia empleada por nuestros vecinos se observa que no sólo han desarrollado el modelo de operador virtual en su propia casa, sino que también han exportado esta figura a través de un intermediario que actúa como partner. Este ejemplo sirve para varios casos diferentes operadores móviles existentes que quieran explotar su marca en otros países; operadores de 2G sin frecuencia de radio de 3G; operadores de redes fijas hacia la convergencia con las móviles; y empresas con una marca bien establecida y una respetable base de consumidores pero sin presencia en el mercado móvil.
Este último ejemplo es precisamente el caso de la compañía Virgin que ha creado la división Virgin Mobile en el Reino Unido y se ha asociado con el operador móvil One2One, que cuenta con más de 675.000 clientes, que cubren aproximadamente el 8 por ciento de la red de este operador móvil.
Sin embargo y, por más que nos queramos comparar con nuestros vecinos, siempre tendremos que someternos a la regulación española que muchas veces se mueve a una velocidad inferior a la demandada.
En España, la figura del OMV se contempla por primera vez en el informe del ministerio de Ciencia y Tecnología de 10 de noviembre de 2000, encomendado por el Real Decreto Ley de 23 de junio de ese mismo año, sobre Medidas Urgentes para Desarrollar la Competencia en el Sector de las Telecomunicaciones, cuyo desarrollo reglamentario se preveía en dicho informe para el primer cuatrimestre de 2001, recuerda Vidauzárraga.
Ni tan siquiera seis meses después, el pasado mes de abril, el Gobierno decidió anticipar la entrada de los Operadores Móviles Virtuales mediante la concesión de autorizaciones provisionales, al no disponer aún de una norma regulatoria definitiva. Desde entonces, el ministerio de Ciencia y Tecnología, a través de la secretaría de Estado de Telecomunicación y para la Sociedad de la Información, ha concedido autorizaciones provisionales, indica Lanseros, que permiten operar en el mercado por un periodo de dos años desde la fecha de otorgamiento, plazo que se prorrogará automáticamente por períodos de 12 meses hasta la entrada en vigor de la normativa específica. No obstante, la aparición de esta regulación se ha retrasado sucesivamente, de manera que se han cumplido los diferentes plazos que el ministerio se ha marcado.
Aunque todavía no se ha comentado lo que opinan del tema los operadores de telefonía móvil ya presentes en el mercado como Telefónica Móviles, Vodafone o Amena, la respuesta es de todos conocida y suele oscilar entre afirmaciones donde se declara que no les sobra espectro radioeléctrico que alquilar, hasta que si el precio de interconexión no es competitivo no entrarán en el juego, pasando por el consabido recurso de la callada por respuesta.
De todos los puntos anteriores, es el precio el que más dependerá de los propios operadores, porque la legislación se encargará del resto.
Vidauzárraga explica en la revista de AUTEL de julio de 2001, que en lo que respecta a las condiciones económicas de las relaciones entre Operadores Móviles Virtuales y operadores de la red de radio, existen dos métodos para la fijación del precio para la utilización de esta red por los OMV el cost-plus y el retail minus. El primero de ellos consiste en el cálculo de los costes incurridos por el operador de la red de radio en la operación de la misma, más una remuneración razonable por la inversión realizada. En el segundo se fija un descuento sobre el precio de los servicios ofrecidos a los usuarios finales por los operadores de red móvil.
Las empresas aspirantes a OMV, con licencia provisional o no, llegados a este punto, sólo pueden esperar que el ministerio se decida a acelerar el proceso de regulación y mientras diseñar una fuerte estrategia de negocio para competir en un mercado donde se encontrará varios huesos duros de roer unos operadores de telefonía móvil poco amistosos y una situación económica poco boyante.