La Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), el máximo organismo internacional en el ámbito del uso del espectro radioeléctrico, ha dado luz verde a Sateliot para empezar a coordinar las frecuencias de su constelación de nanosatélites con los operadores de telecos.
La compañía española da así un paso más en su objetivo de democratizar el Internet de las Cosas (IOT) con cobertura 5G a través de una constelación de hasta 100 nanosatélites; unos aparatos que funcionarán como torres de telecomunicaciones desde el espacio proporcionando una extensión de cobertura a las compañías de telecomunicaciones allá donde las redes terrestres no llegan.
Así, una vez superado este primer trámite con este organismo, que se encarga de definir el uso del espectro terrestre y satelital, la compañía iniciará una ronda de conversaciones con los distintos operadores espaciales y las administraciones públicas pertinentes para garantizar la compatibilidad de sus frecuencias, de manera que las compañías de telecomunicaciones puedan acceder a ese servicio de roaming que facilitarán los nanosatélites.
La 3GPP discutirá la propuesta de Sateliot
La ITU no es el único organismo que ha respaldado a Sateliot, pues el grupo de trabajo de la 3GPP para redes IoT no terrestres -que reúne a los principales representantes de la industria de las telecomunicaciones y otras organizaciones no gubernamentales para la definición del nuevo estándar 5G- ha aceptado recientemente llevar a discusión la propuesta de la compañía para la toma de decisiones definitiva en la próxima reunión programada para el mes de enero. En concreto, la compañía propone incluir en la definición del estándar un escenario para las redes de nanosatélites LEO que presten servicios IoT.
Y es que el sector espacial está viviendo un nuevo paradigma donde tamaños de la electrónica, costes y tiempos se están reduciendo dando lugar a una auténtica ‘democratización del espacio’, con ciclos de innovación más competitivos y más posibilidades de desplegar no uno sino decenas o cientos de satélites de forma progresiva para dar servicios a escala global.
De modo que en la definición de los estándares es importante tener en cuenta que, si antes solo daban servicios los grandes aparatos geoestacionarios del tamaño de un autobús, desarrollados durante décadas y con precios entre los 100 y 500 millones, ahora es posible ofrecer conectividad a través de satélites del tamaño de un microondas, desarrollados en cuestión de meses y con precios de entre 1 y 5 millones.
De esta manera, el nuevo espacio se configura como uno de los grandes motores de la economía por su alto valor añadido, su capacidad de generación de empleo y grandes inversiones en los próximos años, llamado a traccionar la recuperación. De hecho, solo en España en 2019 este sector movió cerca de 1.000 millones de euros y aportó el 0,5% al PIB nacional. Además, nuestro país se encuentra en el top 5 de países europeos por número de empleados en esta industria, según cifras de TEDAE.