El mercado de la videoconferencia europeo se caracteriza por su incuestionable salud, reflejada en los crecimientos de dos dígitos que experimenta de año en año. Junto a este dato, el aumento de la calidad en las comunicaciones y la convergencia IP sitúan a este aplicativo en el centro de mira de los operadores y las consultoras, creando expectativas muy optimistas. La realidad indica, no obstante, que la videoconferencia ha sido desde sus inicios un servicio a punto de despegar, siempre a la espera de llegar al mercado masivo. En 2004, la consultora Frost&Sullivan auguró que el mercado europeo de la videoconferencia (VC) alcanzaría los 3.200 millones de euros en 2006. En contradicción con esta predicción José Bustelos, Country Manager Spain & Portugal de Polycom, estima que “si la facturación de nuestra compañía a nivel mundial ha sido de 500 millones de dólares, entiendo que el mercado debe rondar los 1.000 millones de dólares. Estamos aún lejos de esa cifra y este sector sigue siendo un mercado de nicho”. Con el despliegue de la infraestructura IP y la convergencia de las redes de voz y datos se abre, sin embargo, un futuro prometedor donde la videoconferencia será un elemento más dentro de la estrategia de comunicación de las empresas. Antes de que ese momento llegue, fabricantes y proveedores tienen por delante importantes retos que alcanzar y escollos que salvar como la profesionalización del sector, la escasez en infraestructuras IP y necesidad de un incremento en el ancho de banda, además de la formación de distribuidores y clientes para considerar la videoconferencia un servicio extremo a extremo y no un mero producto. Estas y otras conclusiones fueron expuestas por los principales actores del sector durante el desayuno “El mercado de la videoconferencia en España”, organizado por REDES&TELECOM el pasado mes de julio.
Al igual que en Europa, las consultoras han creado una gran expectación en torno al mercado de la videoconferencia en España, si bien con el tiempo se ha demostrado que “las previsiones son siempre poco realistas, aunque sea cierto que el mercado español haya despuntado muchísimo. También la tecnología 3G creó grandes expectativas que las operadoras han pagado muy caro”, destaca Alberto Fernández Díaz, Country Manager Spain de Tandberg. Este derroche de cifras, a largo plazo, tiene un efecto perverso sobre el mercado, que tiene que “correr” para alcanzar objetivos, como afirma Luis Pachón, Regional Manager Iberia, Portugal & CALA de Aethra: “Si en 2004 estábamos esperando 3.200 millones, eso significa que hemos tenido que vender indiscriminadamente para llegar a esa cifra. Como consecuencia, los proveedores e integradores malvendemos, mientras que el cliente busca solo precio y, por tanto, malcompra”.
Por su parte, Epifanio Martín, director de Marketing de Sony, explica que “el mercado español está muy limitado respecto al europeo, pero además sufrimos un gran déficit en infraestructuras, sobre todo IP. Su desarrollo es necesario para que el segmento pyme despegue, algo que estamos esperando porque será el momento en que llegue realmente el boom del mercado de la VC”.
José Luis Jaime Cortés, jefe de producto de videoconferencia de Siemens, califica el crecimiento del mercado como “continuado, ya que, si bien no ha experimentado esos impresionantes incrementos de Internet en el año 2000 que terminó como terminó- sí ha vivido subidas de dos dígitos y sin tener altibajos”.
En cuanto a la madurez del mercado, no hay demasiado acuerdo entre los fabricantes e integradores del sector. Alberto Fernández, de Tandberg, es de los más optimistas, ya que opina que se trata de un mercado “mucho más saneado y maduro que hace cinco años y, aunque no llegamos al nivel de los países escandinavos, sí estamos por encima de otros países que se presuponía entonces que iban a estar delante”. Sin embargo, otros actores del mercado no perciben esta idea entre los clientes. Javier Marina, director general de Smart IP, comenta que “se habla de madurez, pero mi sensación como integrador y nosotros somos los que trabajamos sobre el terreno- es que no es un mercado maduro porque todavía se oye la frase “la videoconferencia no funciona”, mientras que en otras tecnologías, como es la telefonía, si la comunicación falla nadie piensa que el sistema no funcione…” y añade que “por un lado, siempre surgen problemas la comunicación falla por una caída del operador, algún elemento mal conectado- y, por otro, se ha hecho una venta incorrecta de la videoconferencia donde no se ha cuidado el servicio”.
Con respecto a la penetración, aún queda mucho camino por recorrer, si bien los fabricantes identifican en este hecho una oportunidad de crecimiento en el futuro. “Por apuntar un dato en este sentido, hoy el 90 por ciento de la gran cuenta tiene videoconferencia pero el mercado pyme y midmarket es sólo de un cinco por ciento. Parece que con la integración y las comunicaciones unificadas donde los fabricantes nos estamos volcando- se va a producir un boom en este ámbito, aunque aún está por ver. De momento la VC sigue siendo un mercado de nicho y cuando preguntamos a la gran cuenta ésta opina que no es un servicio crítico para ellos”, destaca José Bustelos, de Polycom.
Como cualquier otro sector, la videoconferencia debe hacer frente a ciertos contratiempos que tienen relación con las cuatro patas de la cadena: cliente, integrador, proveedor y operador. Uno de los problemas, que afecta tanto a proveedores como a integradores, radica en el concepto de la videoconferencia que existe en el mercado clientes y pequeños distribuidores- para los que en muchos casos no se trata de un servicio, sino de un terminal, por lo que surgen fallos que contribuyen a dar mala fama a esta tecnología. Además, la presión de alcanzar unas cifras de ventas han motivado un descuido a la hora de permitir que pequeñas empresas no especializadas desplieguen las soluciones inadecuadamente. “La idea que hay en el mercado, que afirma que la videoconferencia no funciona, se debe en parte a cómo se ha realizado la venta por distribuidores que no estaban especializados. El mercado se concentró demasiado en bajar el precio y se descuidó el servicio, de modo que la videoconferencia se ha vendido como si se tratara de un televisor. Creo que la labor del integrador, muy importante, no se ha valorado suficiente”, afirma Javier Marina, de Smart IP.
Luis Pachón, en el papel de fabricante, reconoce que “se han cometido atrocidades en el mercado porque todos hemos vendido grandes proyectos pero ninguno nos hemos preocupado de facilitar el uso, lo que ha llevado a infrautilizar la videoconferencia. Por otro lado, el uso del móvil 3G para realizar videoconferencia también desvirtúa el concepto, porque un solo punto de baja calidad en una multiconferencia introduce distorsiones”. En este punto, Bustelos parte una lanza a favor de estos sistemas menos profesionales y subraya que “hoy se habla de videoconferencia en el PC o en el móvil. Quizá no es la herramienta adecuada para llevar a cabo una comunicación audiovisual profesional pero aún así aporta la ventaja de participar en una reunión desde cualquier lugar, ya sea un aeropuerto y un hotel”.
También el cliente tiene parte de culpa en la falta de calidad del proceso, ya que, “quien compra dentro de la gran corporación recurre incluso a la subasta de tecnología y no tiene en cuenta la integración con los sistemas. El cliente incluso pide que el mantenimiento sea realizado por su gente de redes, que no está homologada ni certificada por el fabricante”, agrega Luis Pachón. Epifanio Martín, de Sony, redunda en la idea y resume que “el servicio se percibe como necesario en determinadas tecnologías como en las comunicaciones- pero no en la videoconferencia, que la identifican como una commodity, como cualquier otra audiovisual y, por tanto, sólo se mira el precio”.
José Luis Jaime Cortés, de Siemens, introduce un nuevo concepto, y comenta cómo “la mala fama viene también porque, a comienzos de los 90, se trataba de sistemas muy exclusivos, donde el cliente prácticamente tenía que adecuar sus salas a los equipos. Arrastramos aún ese lastre, ya que entonces no se lanzó el servicio como se debería y, sin embargo, sí se generaron previamente grandes expectativas. El cambio hacia una mayor popularización se ha producido tan sólo en los últimos cinco años”.
Una última deficiencia radica en la última pata que está en relación con la videoconferencia: las operadoras. Xavier Cabestany, Channel Sales Professional Solutions Europe Spain, declara que “para conseguir que la VC sea una auténtica commodity ayudaría mucho que las comunicaciones fueran mejores y para ello los operadores deberían hacer un esfuerzo, aumentando el ancho de banda y bajándo el precio, para así llegar a las pymes, clientes que propiciarán el boom del sector”.
Pese a todos los escollos comentados, Manuel Pérez, director comercial de Alhambra-Eidos, pronostica “un futuro prometedor, donde la convergencia IP implicará mayor complejidad pero también mayor disponibilidad. Ahora ya no habrá que contratar nuevas redes, puesto que la videoconferencia se integrará en las que ya posee la empresa, lo que facilitará la expansión”. En cuanto a que la convergencia es el futuro están de acuerdo todos los integrantes del mercado de VC. Así, Alberto Fernández atestigua que “desde hace muy poco, ya no hablamos de tecnología RDSI sino de redes IP y protocolo SIP, lo que implica una extensión mayor. Soluciones como el cortafuegos transversal permiten que entornos que no son grandes empresas puedan disfrutar de videoconferencia con líneas ADSL” y asegura, asimismo, que “también experimentamos un avance radical en materia de redes. En Asia ya se ofertan anchos de banda de 20, 30 y 40 megas, y las grandes operadoras están avanzando que en menos de dos años llegarán a nuestro país. Entonces los clientes querrán videoconferencia pero de calidad (HD) y como una utility, es decir, que funcione sin ningún fallo”.
José Bustelos, de Polycom señala que la convergencia podría ser el elemento que propicie que la VC deje de ser un mercado de nicho, para ello “debemos ofrecer soluciones de extremo a extremo, para lo que las alianzas son importantes. También ayudará el vídeo a través de móviles 3G y del PC doméstico, porque contribuirá a que la tecnología sea más conocida y extendida y se elimine el miedo a utilizar estas soluciones en el entorno profesional”.
La convergencia en torno a la red IP supondrá también un gran esfuerzo por parte de integradores y fabricantes. Manuel Izquierdo de Informática El Corte Inglés advierte de que “la convergencia es una idea muy intersante, ayuda a reducir costes, pero también hace que aumente la complejidad para el integrador. En el caso de las redes RDSI, solo podían fallar tres elementos: el equipo, la línea o el otro extremo. Con la convergencia de los sistemas, puede surgir cualquier problema, desde líneas de comunicación mal rentabilizadas hasta integración con otros sistemas que pueden estar encriptados, lo que incrementa la complejidad de la instalación”, por lo que sugiere que “el papel del integrador sea fundamental tanto en la preventa adecuar la red del cliente a los sistemas de videoconferencia- como en la postventa, elaborando un plan de mantenimiento y operación continua”.