El fondo del mar está plagado de cables submarinos. Tan sólo hay que echar un vistazo a este mapa para contemplar las autopistas de comunicación que proliferan en los océanos. El mundo hiperconectado en el que vivimos parece insaciable pues necesita infraestructuras que sean capaces de transportar los datos con mayor velocidad y menor latencia. Y la solución está en el cable.
Hay unos 400 cables submarinos en el mundo
El primer cable transoceánico se tendió hace más de siglo y medio para atender al servicio telegráfico. Posteriormente se empleó para la telefonía de voz y luego para la Internet pública. Actualmente las redes privadas son las que están impulsando el desarrollo continuo de más rutas convirtiendo a la del transatlántico en la de mayor capacidad de todo el planeta. Su capacidad ha crecido un 53% durante el último lustro para llegar a casi 99 Tbps. Con más de un millón de kilómetros desplegados, la ruta más establecida es la del Atlántico Norte con cerca de 17 cables. Tras ella si sitúa la del Pacífico. Gigantes como Facebook, Microsoft o Google han representado un mayor uso de ancho de banda en la ruta transatlántica que los proveedores de red troncal de Internet. Casi el 90% de la capacidad en el Atlántico Norte es de los hiperescalares. Estos últimos solo han aumentado el ancho de banda en esa ruta un 21% mientas que los proveedores de contenido han incrementado sus peticiones en un 78% para alcanzar más de 77 Tbps.
Los gigantes de Internet han pasado de alquilar capacidad a construir sus propias redes
Pero hay más canales que el del Atlántico y el Pacífico, como la zona del oeste de África y el Ártico, que también se están reforzando. No en vano, el uso de Internet en el mundo sigue dominando las rutas de cable submarino. No obstante, están siendo los OTT y operadores de nube los que están moviendo esta industria “sumergida”. Primero empezaron como clientes mayoristas de ancho de banda, comprando capacidad a los carrier, pero luego se lanzaron a construir sus propias infraestructuras de telecomunicaciones. Algunos, incluso, sus redes troncales o backbones.
Entre un 60 y 70% del tráfico de Internet procede de los GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft)
Aparte de una razón económica para dar este paso (la necesidad de reducir el coste por bit), estos actores han optado por ser propietarios de estos activos para tener el control de la infraestructura que utilizan para conectar sus centros de datos, operar de manera más eficiente y poder decidir el empleo que hacen de ellos en función de necesidades técnicas, además de financieras, fiscales y regulatorias.
Existe una simbiosis muy potente entre data center y cables. “Los cables submarinos transportan el 98% de los datos internacionales entre clientes. Casi todas las comunicaciones internacionales van por ellos. Además, en torno a un 90% del tráfico de datos internacionales va de CPD a CPD”, explica al respecto Diego Matas, COO de EllaLink. Anteriormente los cables se quedaban en la playa, ahora ya van a estas instalaciones.
Así las cosas, a día de hoy existen unos 400 cables submarinos en el mundo y el sector se mueve y cada vez más rápido. Además de los nuevos despliegues auspiciados por estas grandes empresas, se busca un aumento de la capacidad de transmisión y una reducción de latencia para hacer frente al incremento del tráfico, del número de usuarios y de la generación de datos. A ello hay que añadir que se empiezan a ver signos de la desaparición de los cables más antiguos y su reemplazo por otros más modernos.
Llega la hora de renovarse
El mercado mundial de cable submarino prevé duplicarse con creces (con crecimientos del 132%) a lo largo de los siete próximos años, según Reserch & Markets. En concreto, se estima que el negocio de la fibra óptica transoceánica incrementará sus ingresos desde los 14.100 millones de dólares (11.600 millones de euros) estimados del año 2020 hasta los más de 32.700 millones de dólares (26.800 millones de euros) de 2027. Por geografías, Estados Unidos lleva la voz cantante global con una facturación estimada de 3.450 millones de euros en el año 2020, si bien China amenaza con desbancar del podio a Estados Unidos con un tamaño de mercado proyectado de 4.700 millones de euros para el año 2027, a ritmos anuales de crecimiento del 12,3% durante el período de análisis. También con incrementos anuales de dos dígitos evolucionarán los mercados de Japón (11,35) y Canadá (10,9%), mientras que Alemania repuntará el 9,4%.
¿Y a qué se deben estas estimaciones tan elevadas? Pues a que los cables submarinos necesitan una renovación. En el año 2000 hubo un boom y la vida estimada de estas infraestructuras suele ser de 20 años. Las infraestructuras de telecomunicaciones se están convirtiendo en infraestructuras críticas. Y tanto las terrestres como las marinas han aguantado el estrés de este momento de pandemia y ahora se tienen que actualizar.
Tal y como explica Robert Assink, director general de Interxion España, a pesar de que el diseño de los cables estima una vida útil mínima de unos 25-30 años, factores como los costes de actualización, la competencia o el crecimiento de la demanda están reduciendo su vida útil. “Cuando el coste de mantenimiento y operación supera a los ingresos debido, además, a sucesivas caídas en los precios de su capacidad de transmisión, llega la hora de retirarlos del servicio”. En este sentido, apunta que el coste de mantenimiento y actualización de los cables más modernos resulta más económico que mantener en servicio los más antiguos. Hay otros elementos que también influyen en estas decisiones, como los cambios en la demanda o la competitividad entre rutas similares.
Estas infraestructuras reducen la latencia, mejoran la fiabilidad de las comunicaciones y ofrecen mayor resiliencia mediante el aumento del número de puntos de acceso. Gracias a los últimos avances de fibra óptica, se ha conseguido duplicar la capacidad permitiendo el acceso a contenido de redes sociales, transmisión y servicios en la nube a alta velocidad. Los desarrollos actuales incrementan tanto los pares de fibra (algunas compañías buscan alcanzar los 24 o 32), así como los Tbps, que en algunos pueden llegar a 200 y 300 Tbps.
De hecho, los cables submarinos modernos, como es el caso de Marea(6.600 km para unir Virginia Beach, en Estados Unidos, y Bilbao, en España), están diseñados para evolucionar al ritmo de las nuevas tecnologías de transmisión. Así, este activo, cuya capacidad inicial fue de 160 Tbps (16 millones de veces más rápido que una conexión de Internet doméstica), al poco de entrar en servicio ya podía alcanzar los 200 Tbps. Lo mismo ocurrió con Brusa(11.000 km que conectan Río de Janeiro y Fortaleza en Brasil con San Juan de Puerto Rico y Virginia Beach en Estados Unidos), que comenzó con 136 Tbps y logra 160 Tbps gracias a una nueva solución de tecnología óptica.
Aunque el sector sigue siendo muy tradicional y la gran tendencia para los próximos años será el incremento en el número de pares de fibra, se están introduciendo algunos avances como el empleo de tecnologías innovadoras como DAS (Distributed Acoustic Sensing), que permite hacer lecturas de las vibraciones en el agua y realizar análisis sísmicos. No hay que olvidar que los terremotos son uno de los principales “enemigos” de estas infraestructuras.
Oteando el horizonte
En enero de 2019, el punto de intercambio de Internet DE-CIX publicó un interesante whitepaperen el que indicaba que en tres años se desplegarán 300.000 kilómetros de cable submarino para el desarrollo de la Red de redes. La compañía encargó a TeleGeography un estudio para analizar las correlaciones entre el mercado creciente de cable submarino y el mercado global de interconexión de redes. Actualmente, según datos de Subtel Forum, el 99% del tráfico de Internet de todo el mundo pasa por cables submarinos.
Actualmente el 99% del tráfico de Internet de todo el mundo pasa por cables submarinos (Subtel Forum)
Según el informe de DE-CIX la longitud de estos cables desplegados en 2017 fue incomparable con la de cualquier otro año desde el anterior boom de 2004, cuando se desplegaron 74.000 kilómetros de fibra. Sin embargo, el ritmo de desarrollo de estos activos podría acelerarse durante estos años, cuando se prevé que haya hasta 74 sistemas con más de 300.000 kilómetros de longitud, para los que se espera una inversión por un valor estimado de 8.800 millones de dólares en las principales rutas submarinas.
En todo este proceso no debemos olvidar lo que supone poner en funcionamiento estas soluciones. Diego Matas, de EllaLink, detalla que a la hora de montar un cable se necesita, en primer lugar, financiación (que suele tardar unos cuantos años). Tras ella comienza la construcción y finalmente su explotación. Antes de desarrollarlo se precisa un diseño previo sobre planos definiendo el itinerario a seguir. Barcos con equipamiento específico estudian durante meses la ruta, analizando el fondo marino, evitando áreas volcánicas y protegidas. Y es que, cuando el cable llega a la costa, se entierra y para eso se debe buscar una zona adecuada. Tras este análisis se fabrica el cable y los repetidores, un proceso que acaba con la carga de esta infraestructura en los navíos y su posterior despliegue. Por lo general, dos barcos van tirando cable desde cada extremo hasta que se juntan.
Sin embargo, lo más costoso de estos activos ya no es tanto su fabricación o su implementación sino su mantenimiento. Como indica el directivo, existen una serie de asociaciones, públicas y privadas, provistas de una flota de barcos muy especializados que están preparados para hacer reparaciones con equipamiento específico y robots cuando se produce alguna avería o se detecta algún corte en un punto determinado.
Península Ibérica, un hub estratégico
El documento de DE-CIX antes mencionado señalaba que los principales hub como Nueva York, Frankfurt o Hong Kong seguirán siendo fundamentales para la interconexión de redes, ya que, en la mayor parte de los casos, las nuevas rutas de cable submarino ofrecerán trayectos diversificados para llegar a los nodos existentes. No obstante, en otros casos este despliegue favorecerá el crecimiento de nuevos hub como es la Península Ibérica.
Junto con las redes 5G, los centros de datos y las infraestructuras digitales transfronterizas, en los planes del Gobierno para convertir a España en el hub de conexión del sur de Europa ocupan un lugar destacado los cables submarinos. La Península Ibérica se presenta como un enclave geográfico estratégico e idóneo para conectar tres continentes: América, Europa y África. Las nuevas redes submarinas que han ido llegando en estos años están transformando el mapa de conectividad global lo que repercute en un aumento de su atractivo para la inversión.
Tres grandes puertos en España: Barcelona Center Landing Station, Derio Communication Hub (Bilbao) y Madrid Digital Hub
Según fuentes de DE-CIX, “la Península Ibérica es estratégica en el sector de los datos por su ubicación y su infraestructura de conexión, ya que se están desplegado cables submarinos que conectan con EEUU (como Marea en el País Vasco), Latinoamérica (como EllaLink en Lisboa) y el norte de África (como Orval en Valencia). Esto incrementa el atractivo de estas ciudades para los centros de datos y refuerza el papel de Madrid como ‘hub’ digital gracias a su posición céntrica en este ecosistema”. La capital española cuenta con el punto de intercambio de Internet que más rápido crece en el mundo, a nivel de redes conectadas, DE-CIX Madrid, lo que demuestra el interés y las posibilidades de esta ciudad como puerta de entrada a África y América.
Conforme con un estudio de Delfos Research, encargado por Interxion y DE-CIX, Madrid tiene una posición envidiable en el sur de Europa para convertirse de facto en un hub internacional de comunicaciones, su ancho de banda internacional ha experimentado un crecimiento sostenido durante los últimos años y sus interconexiones con otros continentes reflejan su posición geográfica estratégica. No obstante, en relación con África, existe un potencial de mayor crecimiento que Madrid debe explotar.
En relación con África, existe un potencial de mayor crecimiento que Madrid debe explotar
A esto hay que añadir que el porcentaje combinado de conectividad de Francia, Reino Unido y Portugal corresponde al 89% de la capacidad de conexión internacional de España.
La llegada de cables submarinos de alta capacidad sobre fibra óptica supone el desarrollo económico y tecnológico de las regiones
Por otro lado, Barcelona también juega un papel esencial y se está convirtiendo también en hub de interconexión muy importante para la cuenca mediterránea. Debido a su localización y a despliegues como Barcelona Cable Landing Station, que será la estación de llegada de referencia de los cables submarinos a la región y a su potencial.
Diego Matas subraya que Marsella ha pasado a ser un núcleo importante para llegar a Asia. La ciudad francesa está desplazando el centro de gravedad de las comunicaciones en Europa hacia el sur. Se está creando un nuevo corredor de datos que va hacia la Península Ibérica. Y en este contexto, Sines, en Portugal, y Madrid, en España, tienen mucho que decir. Sines albergará en el futuro centros de datos. “Se trata de un enclave que tiene mucha potencia, fibra y terreno. Nosotros hemos sido los primeros en llegar allí, pero se ve mucho interés en el mercado”. A lo que añade: “Por otra parte, Madrid tradicionalmente era la esquina de la red, pero en los últimos tres o cuatro años se ha multiplicado por 5 la demanda de potencia para CPD en esta ciudad. Y esto es una prueba, una señal de que está teniendo una explosión en el número de centro de datos, de que el despliegue de cable submarino, de infraestructura terrestre y de data center se está juntando”.
Visto lo visto, la Península Ibérica, gracias a sus kilómetros de costa y a su posición geográfica, es un lugar perfecto para el amarre de cables submarinos. Entre 2021 y 2022 estarán activos cinco nuevos cables para interconectar Europa, América y África (Marea, EllaLink, 2Africa, Grace Hopper y Equiano). “Pero para poder entregar datos y contenido a los usuarios, los cables submarinos necesitan llegar hasta nodos donde interconectarse con otros proveedores”, indica Robert Assink, director general de Interxion España. “Este intercambio se produce en los centros de datos neutrales, donde encuentran el hub de oferta y demanda”. Por tanto, para hacer de España un hub estratégico y aprovechar la llegada de estos cables submarinos es imprescindible impulsar el desarrollo de las infraestructuras digitales. “La colaboración de las administraciones públicas es clave para dinamizar la economía y atraer empresas e inversiones tecnológicas. Hay que facilitar y agilizar los marcos regulatorios para ofrecer una infraestructura conectada, resiliente y robusta en la región de Madrid, que se está convirtiendo en el “puerto digital” de las redes que llegan a las costas de la Península Ibérica”, sentencia el directivo.
Proyectos en la Península Ibérica
A día de hoy podríamos hablar de tres grandes “puertos” ubicados en Barcelona (Barcelona Center Landing Station), Bilbao (Derio Commication Hub) y Madrid (Madrid Digital Hub).
Relacionado con estos puntos de amarre cabría mencionar los últimos proyectos ya en marcha o en vías de realizarse que conectan con la Península Ibérica:
-Grace Hopper (desde Bilbao a Nueva York)
-Marea (desde Bilbao a la costa de Virginia)
-Ellalink (desde Madrid y Sines, Portugal, llegará a Brasil)
-Equiano (desde Madrid, pasando por Lisboa a la costa oeste de África)
-2Africa (Madrid, Lisboa, Barcelona, Marsella y Génova para comunicar la costa este de África).