El mundo entero está viviendo una situación excepcional que nunca antes había ocurrido, y tampoco se habían pensado las consecuencias que podía acarrear una pandemia global como el Covid-19. Con este panorama mundial, y a la espera que las noticias acerca del coronavirus nos den un respiro, las empresas y empleados nos hemos tenido que reconvertir a marchas forzadas para continuar con nuestras obligaciones laborales.
Por ello, actualmente la mayoría de la fuerza laboral estamos trabajando desde casa, lo que se traduce en un aumento notable de las videoconferencias. Los estudiantes, por otro lado, también están en casa siguiendo el curso académico de manera online. Además, en nuestros momentos de ocio tampoco desconectamos, ya sea viendo una serie o una película en Netflix, haciendo una “ciberquedada” o jugando a juegos online.
Todas estas situaciones, que ahora se han hecho cotidianas, requieren que estemos conectados las 24 horas del día y el consumo de la demanda de red y de datos ha cambiado de forma radical de un día para otro. En un principio las redes están diseñadas y planteadas para lidiar con un gran volumen de tráfico durante picos de demanda. Normalmente, esto sucede por las tardes, pero cuando estamos trabajando desde casa, trasladamos este tráfico tan elevado también a las horas laborales. En este sentido, este no es un modelo normal de tráfico. El uso de dispositivos conectados con la crisis mundial actual no tiene precedentes. Hasta el momento es manejable, pero habrá que ver si la capacidad de las redes se puede acomodar a esta demanda.
El consumo de la demanda de red y de datos ha cambiado de forma radical de un día para otro
Por ejemplo, en el punto neutro de intercambio de internet de DE-CIX en Madrid, las estadísticas muestras un crecimiento en el tráfico de datos de más de un 25%, alcanzando picos de 500 Gbps nunca antes vistos.
Como consecuencia de esto las operadoras de todo el mundo predicen tener las redes domésticas al máximo de su capacidad. Esta es una situación para la que se pueden hacer planes y anticiparse. Por ejemplo, todos los años en Navidad las redes pasan por una demanda parecida y las operadoras tienen una moratoria que no permite realizar trabajos planificados, lo que elimina el factor humano del riesgo de que la red se caiga.
El problema es que suelen ser periodos cortos de tiempo, no es algo esperado a lo largo de un periodo extendido de tiempo. En esta situación las operadoras no han podido hacer tantos planes de contingencia para el aumento de la demanda.
Las operadoras no han podido hacer tantos planes de contingencia para el aumento de la demanda
A esto hay que añadirle que el verano está a la vuelta de la esquina. Si la demanda actual de red y datos se mantiene y la temperatura ambiente empieza a incrementarse, la refrigeración de los centros de datos podría llegar a ser una preocupación importante. Para que esta situación no se produzca, los responsables del mantenimiento de infraestructuras críticas como Vertivdebemos trabajar para que nuestras soluciones de refrigeración de precisión mantengan la temperatura idónea, evitando que se produzcan caídas en los centros de datos. Además, los sistemas de alimentación ininterrumpida deben estar en perfecto estado para evitar cortes de suministro eléctrico en las aplicaciones que dan soporte a todas las actividades que diariamente estamos realizando desde nuestras casas.
Las redes son, en definitiva, una infraestructura crítica, y como estamos viendo, quizás ahora más que nunca. Se trata de un servicio esencial que no tiene soluciones alternativas, y tenemos que garantizar su funcionamiento para el desarrollo normal de la actividad.
Las redes son una infraestructura crítica, ahora más que nunca
Además, es necesario invertir para mejorar, y no solo mantener, estas infraestructuras. Esto ya era una necesidad antes, pero, en cierto sentido, la crisis actual puede acelerar este proceso. Puede que veamos al Gobierno trabajar de la mano de agencias reguladoras, operadores y vendedores para mejorar las infraestructuras críticas. Mientras tanto, puede que las operadoras tengan que dar pasos para dar soporte a las actividades que requieren más datos, como el streaming de vídeos o los juegos online.
Las redes modernas son inteligentes en términos de análisis/priorización del tráfico y automáticamente reducen la calidad de los vídeos para adaptarse a los momentos con mayor afluencia, lo que nos pone en una gran posición. Sin embargo, en estos tiempos extraordinarios tenemos que ir más allá. Ya hemos visto como Netflix ha reducido la calidad de sus vídeos en su servicio en Europa para reducir la presión sobre los proveedores de internet. En adelante, puede que veamos al Gobierno, las empresas de telecomunicaciones y los proveedores de servicio trabajar juntos para priorizar el ancho de banda para mantener la actividad laboral y servicios críticos.
Estamos ante un reto sin precedentes a todos los niveles, y tenemos que ser capaces de salir adelante en todos los ámbitos profesionales.