Si el 3G o el 4G fueron consideradas evoluciones de la tecnología móvil, la quinta generación o 5G ya ha sido calificada por muchos como una verdadera disrupción; el estándar que lo cambiará todo.
Y esto es porque 5G significa más y mejor conectividad, redes más estables, conexiones flexibles y adaptables al entorno y baja latencia. La tecnología 5G será la base sobre la que despegará el verdadero potencial de internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés). De forma muy resumida, éstas son las características de 5G que cambiarán la forma en la que interaccionamos con el mundo:
– Velocidades de transmisión de hasta 20 Gbps.
-Tiempos de latencia (suma total de retardos en la transferencia de información en la red) de unos pocos milisegundos.
– Elevada capacidad de segmentación mediante la virtualización de la red y el network slicing, permitiendo la gestión flexible de la red en función de las necesidades del objeto conectado.
-Alta densidad, permitiendo la conexión de hasta 100 veces más dispositivos por unidad de superficie que la tecnología 4G.
Estas prestaciones avanzadas, así como la seguridad y fiabilidad de estas redes, facilitarán nuevos casos de uso y modelos de negocio, como el coche conectado, robots que controlen cadenas de montaje, equipos remotos para cirugía… aplicaciones hasta ahora casi inconcebibles con las redes que conocemos. Y entre los sectores que se beneficiarán de ellas encontramos un abanico tan amplio como salud, automoción, energía, industria, turismo o las Administraciones Públicas, entre otros.
En Orange España consideramos que el escenario más probable y racional pasa por un periodo de madurez tecnológica, de pruebas de concepto y pilotos con casos de uso reales, que empezará este mismo año 2019 y llegará hasta el 2020, todo ello con el objetivo de testar de forma exhaustiva las posibilidades de estas nuevas redes, de cara a un posible lanzamiento comercial de los servicios en 2021.
Mientras tanto, se van dando pasos tan necesarios como la realización de las primeras subastas de frecuencias en la banda 3,6 – 3,8 GHz, una de las más adecuadas para estos servicios futuros, y en la cual Orange España ha conseguido 100 MHz. Es importante subrayar, sin embargo, que aún se precisa una reorganización del espectro completo 3,4 – 3,8 GHz para que todos los operadores dispongamos de nuestro espectro de manera contigua.
Un punto importante para el éxito de 5G radica en disponer de una banda de frecuencia baja para garantizar la mejor cobertura posible, sobre todo en interiores. La frecuencia baja que se ha asignado a 5G es la banda de 700MHz, actualmente ocupada por la TDT y que no estará disponible para su explotación por parte de las operadoras antes de junio de 2020.
También poco a poco se va clarificando la disponibilidad de los distintos terminales de usuario 5G (smartphones, tablets, módems…), que van a empezar a aparecer entre 2019 y 2020 e irán conformando progresivamente un ecosistema que facilite la usabilidad de la tecnología. En paralelo, es necesario que el propio equipamiento de red siga evolucionando y madurando, proporcionando equipos más pequeños, más ligeros y más eficientes desde el punto de vista del consumo energético, cara a facilitar el despliegue de la propia red. Se espera que todo el ecosistema alcance un punto de madurez adecuado a mediados de 2020.
Con todo, ya están siendo desplegadas las primeras redes 5G, del tipo NSA (del inglés “non stand alone” o no autónomas), apoyándose en la infraestructura de la red 4G. Esto significa que el 5G supone únicamente una extensión de la red 4G para proporcionar más ancho de banda, pero no podrán explotar la mayor parte de las capacidades que presenta 5G: network slicing, ultra baja latencia…, características que vendrán de la mano de despliegues 5G con arquitectura SA.
Será en 2021 cuando veamos despliegues de la red 5G pura o 5G SA (del inglés “stand alone”) que serán capaces de satisfacer todas las promesas que trae el 5G.
En todo caso, y siempre con los pies en el suelo, la oportunidad está ahí y las cifras que se manejan así lo revelan. Por ejemplo, las previsiones de la Comisión Europea apuntan a que el beneficio económico del 5G será de 100.000 millones de euros con su implantación en cuatro sectores, como son el automóvil, salud, transporte y energía. Y en España, los beneficios estimados son de 15.000 millones de euros.
No se puede negar que el futuro es muy prometedor, pero no conviene precipitarse.