El entorno sanitario siempre ha demandado conectividad inalámbrica, primero para uso interno, luego para comunicar equipos y sistemas, y, posteriormente, para dar acceso a los pacientes. En los últimos tiempos esta solicitud se ha incrementado dibujando en el horizonte a corto plazo un nuevo objetivo: lascomunicaciones ubicuas. Es lo que espera el usuario, independientemente de dónde se encuentre y de qué dispositivo haga uso.
Redes&Telecom, en colaboración con CommScope, ha organizado un evento virtual para hablar sobre Sanidad Conectada en el que han tomado parte representantes de entidades públicas y privadas del sector como Cemtro Clínica, Centro de Oftalmología Barraquer, Centro Médico El Carmen, Clínica Mompía, Consorci Sanitari de L´Alt Penedès i Garraf, Grupo IHP Pediatría, Hospital Universitario Reina Sofía -Servicio Andaluz de Salud, Instituto de Salud Carlos III y Veritas Intercontinental.
Durante el encuentro se ha tratado la inminente llegada de Wi-Fi6, que, en palabras de Bernardo Gómez, Territory Account Manager de CommScope, va a ser “el catalizador en el sector porque va a ofrecer redes con mayor capacidad, lo que abre muchas posibilidades en el ámbito sanitario, no sólo para conectar personas, sino también para responder a la IoT”.
Y es que, la Internet de las cosas también tiene mucho que decir en este terreno. Cada vez hay más proyectos en hospitales, clínicas y laboratorios basados en sensores que permiten conectar máquinas, equipos e, incluso, personas, para intercambiar información. Hablamos de pulseras para monitorizar pacientes, camas, sillas de ruedas, carros de paradas… y un largo etcétera. Iniciativas interesantes que no siempre pueden llevarse a cabo por problemas económicos, burocráticos y organizativos. Y por una falta de interoperabilidad entre los sistemas sanitarios que dada la actual pandemia se impone como tema relevante. Lograr un intercambio eficaz de información entre hospitales y centros sanitarios es urgente.
Sin embargo, trabas normativas en cuanto a la gestión de los datos y la carencia de una definición de conceptos clara y unificada no ayuda. A todo ello hay que sumar la (ciber) seguridad, un auténtico quebradero de cabeza para todo un sector que parecía que era inmune a los ataques, pero que cada vez está más expuesto a ellos. De nuevo el usuario es el eslabón más débil y en él se deben centrar los esfuerzos haciendo hincapié en una formación constante para que tome conciencia de las repercusiones de sus malas praxis.