La movilidad es uno de los motores del mercado TI en estos momentos, junto con el big data y la nube, ¿pero cree que la tendencia de utilizar el propio dispositivo –el famoso BYOD– está también calando en las empresas?
BYOD está actuando como catalizador real de la movilidad en las empresas. Hace que los usuarios lleven a las organizaciones sus dispositivos, que son móviles por definición y tienen conectividad inalámbrica, pero además demandan una experiencia en su entorno profesional similar a la que ya tienen en el ámbito personal. Eso implica que las aplicaciones que se diseñan para el mundo corporativo deban funcionar de manera similar a la del entorno personal, donde el usuario es parte activa en la generación de diseño y contenido. Al final, esta preferencia de los usuarios es la que está marcando la pauta en las empresas a la hora de desarrollar sus aplicaciones móviles y diseñar la infraestructura inalámbrica a la que se conectan los empleados. Gracias al BYOD la movilidad es, más que nunca, una realidad en las empresas. En la fase previa al BYOD existía movilidad, pero estaba muy limitada a unos pocos dispositivos móviles corporativos, muy acotada y circunscrita a ciertos departamentos (como el comercial); ahora ha desaparecido esa barrera, el departamento de TI de las empresas tiene que pensar en una estrategia más global en cuanto a dispositivos. BYOD claramente ha sido el impulsor de la movilidad en la empresa.
¿Las empresas españolas están preparadas en materia de seguridad y conectividad para soportar la entrada de más tráfico y desde múltiples dispositivos no habilitados previamente para acceder a la red corporativa?
En general, la mayor parte de las empresas no están preparadas para enfrentarse con éxito al BYOD, pero pueden estarlo si tienen en cuenta un par de elementos. El primero de ellos es cómo controlar el proceso de conexión a su red, piensa que el BYOD introduce dispositivos móviles que no están controlados previamente por el departamento TI; el responsable de TI debe establecer mecanismos que permitan controlar las nuevas conexiones que proceden del entorno BYOD, esto significa que hay que identificar la nueva conexión, tener información del usuario, de los dispositivos que conecta, de la franja horaria en la que se conecta el dispositivo, de las aplicaciones a las que accede… y, conforme a todo ello, establecer una política de red para esa conexión que supone aplicar un modelo de acceso, filtros y medidas de seguridad y políticas de calidad de servicio diferenciadas según el perfil de usuario.
En segundo lugar, debemos ser capaces de que la red monitorice la conexión BYOD en todo momento para asegurarnos de que no hay peligro para la empresa.
Finalmente debemos tener en cuenta la capacidad de la red. La mayoría de los dispositivos BYOD son Wi-Fi y, desafortunadamente, muchas de las redes inalámbricas de las empresas no están preparadas para dar cabida a un crecimiento exponencial de tráfico en la red que procede de los dispositivos BYOD. Aquí, la empresa debe hacer un replanteamiento de la red en cuanto a capacidad, más puntos de acceso y más ancho de banda. Y no debemos olvidar que si aumentamos la capacidad de la red wireless, tendremos que hacer lo mismo con la red cableada, porque en algún momento el tráfico procedente de Wi-Fi entrará en la red cableada y ésta debe estar capacitada para absorber este tráfico.
Para leer el artículo completo, acceda a Redes & Telecom de julio de 2014 en Kiosko BPS.
