Este estudio sitúa a España en los últimos puestos en cuanto a implantación del comercio electrónico en la Unión Europea junto con Grecia y Portugal.
Los problemas que los internautas españoles encuentran a la hora de comprar por Internet es el mismo que en el resto de países, y se centran en la desconfianza a la hora de efectuar el pago y en cuanto a verificar la calidad del producto y de los proveedores.
Pero la escasa implantación de las compras “on line” en nuestro país no encuentra su única explicación en los hábitos de los usuarios, sino también en la poca atención que las empresas todavía prestan a la Red. Así, Tan sólo el 3,4 por ciento de las empresas españolas utiliza sus páginas Web para realizar ventas “on line”, según los datos de Eurostat correspondientes a 2001 y citados por este informe. Este es el porcentaje más reducido de todos los países a estudio. De hecho, el 64,8 por ciento de las páginas Web de las empresas de España no introducen aplicaciones de comercio electrónico.