Los cuatro proveedores de Internet más importantes de Estados Unidos han denunciado a cientos de remitentes de correos electrónicos acusados de enviar mensajes masivos no solicitados, estrenando una nueva ley estadounidense, aprobada el pasado 1 de enero, para tratar de frenar el fenómeno del correo basura, más conocido como spam.
Las seis demandas fueron presentadas ante las cortes federales de los estados de California, Georgia, Virginia y Washington, y alegan que los demandados ocultaron sus identidades y emplearon técnicas engañosas para enviar cientos de millones de mensajes que ofrecen planes para hacerse rico rápidamente, pornografia y otros tipos de SPAM.
En este sentido, según Gartner, los proveedores de Internet estadounidenses gastaron 635 millones de euros el año pasado en tratar de bloquear el correo basura y proteger sus redes de virus.
Estamos tratando de vencer a los peores, a los más grandes y conocidos. Las demandas son el fruto de nuestros esfuerzos por identificar a los spammers y ponerles entre las cuerdas. El siguiente paso será sacarlos del negocio, asegura Randall Boe, vicepresidente ejecutivo de AOL.
Entre las acusaciones está la de enviar publicidad engañosa y la de falsificar sus direcciones remitentes, enviando mensajes a través de ordenadores de terceras partes para ocultar su origen e impedir que el receptor pueda darse de baja. Todas estas cuestiones están consideradas como delitos en la nueva ley. De hecho, los proveedores pueden pedir daños de entre 25 y 100 dólares por cada pieza de spam recibida, según contempla la normativa.