¿Sin cables y más rentable?

La red inalámbrica es la encargada de dar sentido a esta nueva forma de trabajar, comunicarse y, por qué no, hacer negocio.

Publicado el 17 Jun 2003

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“En España, la penetración de la tecnología inalámbrica todavía es pequeña en las grandes empresas, sin llegar al 10 por ciento, pero en cambio sí es muy elevado el porcentaje de las compañías que tienen previsto implantar esta tecnología en breve. Es una revolución similar a la que supuso el advenimiento de la telefonía móvil que supondrá un cambio drástico en las comunicaciones empresariales, pero también en entornos como la educación o el hogar”. Estas palabras de Pablo Romero, director de Marketing de Toshiba, son en sí mismas una perfecta aproximación al sentir del mercado respecto a la tecnología inalámbrica.

Junto a opiniones de este tipo, los datos facilitados por las principales consultoras de TIs también apuntan hacia el optimismo. Así, desde IDC, se señala que en el año 2001 en Europa existían más de 8 millones de trabajadores con “oficinas móviles”, cifra que se prevé alcance los 20 millones en 2005. Junto a este dato, IDC señala también que en 2005 habrá más de 118.000 puntos de acceso WLANs públicos (hotspots) en el mundo. Por su parte, Gartner estima que en el año 2007 habrá más de 10 millones de usuarios frecuentes de hotspots en Europa y más de 12 millones de usuarios no frecuentes.

Pero, ¿qué ventajas reales presentan las tecnologías inalámbricas? ¿Qué hay de cierto en su preponderancia frente a las redes cableadas tradicionales?

Telefónica de España hace un claro análisis de ambos escenarios tecnológicos, en el que se apuntan las ventajas y desventajas de cada uno de ellos. “Mientras que en las redes tradicionales, la información viaja fundamentalmente a través del cable, en las redes inalámbricas el medio de transmisión es el aire, lo que plantea una serie de ventajas e inconvenientes. Respecto a la rapidez y la capacidad, las redes cableadas permiten anchos de banda mayores (la mayor parte de hasta 100 Mbps, frente a los 11 Mbps que ofrecen las redes inalámbricas más extendidas, las conformes a la norma 802.11b, aunque con las nuevas especificaciones 802.11a, 802.11g y 802.11h se incrementará a 54 Mbps). La red inalámbrica no requiere obra civil, lo que simplifica en gran medida su puesta en marcha; además, permite aumentar el número de usuarios sin necesidad de infraestructura adicional. Por el contrario, exige una planificación de las zonas de cobertura y sus frecuencias”.

Así pues, parece que son la sencillez de instalación, el descenso de los costes y la movilidad que permiten los principales bastiones del éxito que todo el mercado augura a las tecnologías inalámbricas.

“La mejor baza de esta tecnología es sin duda la movilidad, tanto en los entornos domésticos como en los empresariales. La posibilidad de acceder a la información en cualquier momento y desde cualquier lugar se traduce en un incremento del rendimiento de los trabajadores y, consecuentemente, en un aumento de la productividad de la propia empresa”, afirma David Morales, director de Marketing de Alfamicro.

Desde Telindus, Alberto Domarco, consultor de la firma, señala lo absurdo de intentar enfrentar redes tradicionales con inalámbricas, siendo necesario considerar a ambas tecnologías como complementarias.

Es evidente que cada día son más las empresas que optan por una solución inalámbrica. Los requerimientos de movilidad que día a día encuentran los profesionales hacen que las redes inalámbricas se presenten como indispensables en alguna que otra ocasión.

Francisco García, director técnico de Enterasys Networks, señala que “las redes inalámbricas son una opción para una determinada necesidad de conectividad. Si las necesidades concretas de una empresa se adaptan a un determinado perfil, entonces no cabe duda de que la opción de una red inalámbrica es la ideal y es lo que se debe implantar. En este sentido, sería una necesidad. Ahí, encontramos dos perfiles básicos: uno típico es el de cualquier compañía que tenga que dar conectividad a usuarios móviles, bien dentro de edificios o en determinados recintos, como pueden ser campos universitarios, hoteles, sedes centrales de grandes corporaciones, etc. Otro perfil típico es el de aquellas compañías u organizaciones que cuentan con diferentes edificios en la misma ciudad o próximos unos a otros y quieren dotarlos de conectividad, sin tener que recurrir a la contratación de líneas convencionales. En este caso, en España, tenemos numerosos ejemplos en cadenas de hoteles, ayuntamientos, etc.”

Pero, aunque cada vez son más las empresas y usuarios conscientes de las ventajas y beneficios que las tecnologías inalámbricas pueden reportarles, existe un gran escollo en el desarrollo de este mercado y que podemos resumir como la falta de un estándar que unifique desarrollos, aplicaciones y productos.

“Actualmente, muchas de las ofertas de equipos inalámbricos consisten en estándares propios de los suministradores, que no sólo dificultan la actuación en red sino que también limitan la funcionalidad y la extensión de sus redes”, apunta Pablo Clerigo, Network Consultant Enterprise Market de Nortel Networs.

Más preocupante si cabe se ve esta situación desde Enterasys: “La diversidad de estándares que se están proponiendo es un problema ya que puede suponer que se ralenticen los desarrollos hasta que se ratifiquen los nuevos estándares. El problema es que incluso dentro de un mismo estándar existen soluciones incompatibles entre sí (por ejemplo, en el estándar 802.11g están presentes tres consorcios industriales que proponen soluciones que no interoperan entre ellos)”, denuncia Francisco García, director Técnico de la compañía.

Respecto a tomar como paraguas de cualquier desarrollo la especificación 802.11b, Juan Luis Rivero, de Schlumberger, señala que “los diferentes grupos de especificación han llegado a la conclusión de que independientemente del estándar utilizado, las redes deben ser interoperables a la velocidad de 11 Mbps, debiendo éstas ser compatibles con el estándar 802.11b WiFi. De todas formas, aunque no se prevé a corto plazo ningún ganador en cuanto a tecnologías se refiere, se predice que para 2007 los fabricantes de PCs y PDAs incluyan en sus equipos los estándares 802.11a, 802.11b y 802.11g”.

Innovadores desarrollos de seguridad, mayores capacidades, nuevos estándares. Todo apunta a que aún nos queda mucho por ver en el entorno de las comunicaciones sin hilos. Pero sin duda, dos de los hitos que más afectarán al desarrollo de las comunicaciones inalámbricas serán el salto de las mismas al espacio público y la aparición de la Tercera Generación de Telefonía Móvil, el UMTS.

La primera de estas premisas es ya prácticamente una realidad en nuestros días. Las WLANs han traspasado la frontera del entorno “corporativo” para llegar a aeropuertos, hoteles, centros comerciales, etc. Más recelo ha planteado la convivencia de las redes inalámbricas con la tecnología UMTS. Aunque, la opinión generalizada es que ambas coexistirán de forma complementaria, muchos son los que encierran todavía la duda de si WiFi podría ser un rival para la Tercera Generación de Telefonía Móvil.

“Los operadores móviles, que en un principio vieron la tecnología inalámbrica como una amenaza, se han dado cuenta de que dicha tecnología tiene sus limitaciones para que realmente represente un serio rival para ellos. Con los continuos retrasos de la tecnología 3G, algunos han querido ver en WLAN la gran oportunidad, tratando de coger parte de los ingresos de 3G. Sin embargo y para que ocurra lo anterior, los dispositivos deben implementar de manera amplia la tecnología WLAN, situación que no se espera que suceda antes de dos años. Por todo ello, las tecnologías WLAN deben considerarse como un complemento no sólo a los operadores móviles, sino también a aquellos operadores de red a los que les resulte más barato dar ciertos servicios a algunas áreas con tecnologías inalámbricas que con otras más gravosas”, defiende Juan Luis Rivero, de Schlumberger.

En la misma línea, David Morales, de Alfamicro, explica: “son muchos los analistas que aseguran que la tecnología inalámbrica está mejor preparada para las conexiones de banda ancha en zonas de alto tráfico que la tecnología celular 3G, debido sobre todo al abaratamiento de los costes de infraestructura. Este hecho ha llevado a que algunos operadores telefónicos teman que WiFi se convierta en un gran rival y le arrebate parte de su mercado potencial. Este temor, no es del todo infundado debido a que la realidad actual es que la 3G no termina de llegar, mientras WiFi continúa avanzando de un modo vertiginoso. Así, en el momento que UMTS comience a operar, muchos clientes potenciales se habrán decantado por los sistemas de redes inalámbricas, mucho más económicos que los celulares. Sin embargo, en nuestra opinión, se trata de tecnologías de conectividad distintas, que cubren campos diferentes, por lo que ambas se pueden desarrollar de un modo paralelo sin solaparse”.

No existen por tanto demasiados interrogantes: UMTS y WiFi, estarán “obligadas a entenderse” y, todo ello, en un mercado en el que sin duda la movilidad ya no será un simple eslogan comercial para nadie.

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Redacción RedesTelecom

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