Ante esta situación, las fórmulas para introducir competencia en el mercado de las comunicaciones móviles son diversas revendedores de minutos, operadores móviles virtuales (OMVs) o nuevos licenciatarios para operar una red. La decisión de qué alternativa o alternativas utilizar está directamente relacionada con el hecho de que el espectro radioeléctrico sea, en la práctica, un recurso natural escaso, cuya disponibilidad constituye la principal barrera de entrada para nuevos competidores en el mercado móvil.
Debe tenerse en cuenta que la escasez de este recurso se ve agravada por la especificidad de determinadas bandas de frecuencias, que sólo pueden ser usadas para servicios específicos, así como por la demanda cada vez mayor de servicios que utilizan como soporte el espectro radioeléctrico.
Por ello, y dado que el uso del espectro radioeléctrico para la prestación de servicios de comunicaciones móviles constituye un elemento esencial e insustituible, formando parte intrínseca e inseparable del mismo, cualquier análisis de este mercado no debe minusvalorar el condicionante de entrada impuesto por la escasez de frecuencias disponibles. En particular, los análisis que consideren la asignación o el derecho de uso de espectro a nuevos operadores.
El incremento de competencia en el mercado móvil podría venir determinado por la habilitación de nuevas bandas de frecuencias atribuidas a estos servicios. Sin embargo, existen grandes dificultades en la identificación de nuevas bandas armonizadas que permitan prestar servicios de comunicaciones móviles de carácter global o paneuropeo, que puedan competir en igualdad de condiciones con los servicios existentes.
Según se puso de manifiesto en el Informe de la CMT sobre la situación de la competencia en el mercado de las comunicaciones móviles, de los estudios técnicos pertinentes se desprende que, sin modificar los derechos de los actuales concesionarios, sólo quedan libres 15 MHz de la banda no pareada del UMTS. Cualquier otra solución implicaría en mayor o menor medida el rescate o la modificación de la utilización del espectro concedido a los actuales licenciatarios, con el fin de habilitar recursos para nuevas licencias.
Estas modificaciones -con base en el ancho de banda utilizado por cada tecnología en función de los servicios que pueden prestarse- serían más suaves para disponer de capacidad para nuevas licencias de tecnología DCS-1800/GPRS y mucho más drásticas para redistribuir la banda UMTS entre mayor número de licencias.
En estos momentos, la reorganización de frecuencias tanto desde el punto de vista jurídico como desde un punto de vista técnico presenta serios problemas de difícil solución.
En efecto, por un lado, dar cabida a nuevos operadores con espectro implicaría, necesariamente, reasignar parte de las frecuencias ya asignadas a los actuales operadores para ofrecérselas a otros entrantes. Ello, de acuerdo con la normativa vigente, daría lugar a una indemnización en favor de los actuales operadores.
El otorgamiento de dos nuevas licencias en tecnología DCS-1800 que está barajando el ministerio de Ciencia y Tecnología pasa por asignar a los nuevos operadores frecuencias en la banda de 1.710 a 1.740,9 y su correspondiente pareja 1.805 a 1.835,9 que, en principio, corresponden a los actuales licenciatarios del servicio DCS 1800, tal y como indica la base 36ª de su Pliego de Bases, en previsión de las futuras necesidades del servicio DCS-1800. Actualmente, de los 25 MHz que corresponden a los operadores de este servicio, sólo tienen a su disposición 13,5 MHz estando pendiente la puesta a disposición de los 11,5 MHz restantes.
Disponer de frecuencias ya asignadas, con independencia de que no se estén utilizando en estos momentos, podría poner en peligro los planes de negocio programados por los actuales operadores así como los compromisos adquiridos frente a la Administración, pues en su día se tomó en cuenta una capacidad de transmisión para la prestación de servicios que ahora se ve mermada. Esta situación puede implicar la necesidad de compensar económicamente a los actuales titulares de licencias DCS-1800, si se entiende que se produce una limitación de derechos por la vía del ius variandi de la Administración contratante.
Asimismo, resulta paradójico que se pretendan otorgar nuevas licencias de Segunda Generación (GSM/DCS-1800) cuando ya se han otorgado cuatro licencias de Tercera Generación (UMTS). No obstante, es cierto que a pesar de que desde un punto de vista de incentivación de la competencia, la tecnología UMTS es la única capaz de abordar la creación de un nuevo mercado -Internet móvil-, esta opción es la más costosa para los operadores, la más compleja por sus implicaciones técnicas (retraso de un año) y jurídicas (no existen frecuencias disponibles para nuevas licencias UMTS ni a través de una reorganización de las asignadas) y en consecuencia es la más difícil de implantar.
Garrigues & Andersen
Grupo de Telecomunicaciones