Por Cristina López
Tecnologías como MIMO, WiMAX o el empleo de las redes malladas vienen siendo utilizadas para dar cobertura allí donde no llegan los cables. Todas ellas tienen su hueco en el mercado, pero ninguna ha conseguido el protagonismo que viven las redes basadas en Wi-Fi, especialmente desde que hace ahora dos años el estándar 802.11n empezara a llegar al mercado gracias a la comercialización de productos por parte de los fabricantes.
El último espaldarazo por parte de 802.11n ha sido su ratificación en septiembre de 2009 por parte del Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos, más conocido por las siglas IEEE, lo que se traducirá en una mayor aceleración por parte de la industria.
El principal atractivo de 802.11n radica en su capacidad para aumentar sensiblemente la velocidad de transmisión frente a las propuestas anteriores como son los 802.11 a/b/g. Ahora, podemos hablar de un salto teórico de 54 Mbps a más de 150 Mbps. Ese “más de”, viene precisamente de la combinación de este estándar con la tecnología MIMO, que permite conectar varios radios y llegar a los 600 Mbps una velocidad más que razonable para enviar datos y soportar aplicaciones hasta ahora demasiado exigentes para funcionar con las tecnologías inalámbricas comercializadas.
Convivir con lo instalado
Los posibles miedos a una hipotética falta de interoperabilidad al incorporar el nuevo estándar en una infraestructura que ya cuenta con tecnología inalámbrica previa, hoy día no tienen mucho sentido, dado que el cien por cien de los fabricantes ya cuenta con la aparición de nuevas mejoras y han adaptado los equipos basados en 802.11n para que puedan trabajar con dispositivos 802.11 a/b/g.
Igualmente los problemas asociados a la seguridad, caballo de batalla de las tecnologías wireless también están superados dado que existen múltiples elementos embebidos en los equipos inalámbricos, aunque sigue habiendo incidencias en el extremo de la LAN asociados a la seguridad, pero ya motivados por razones como las malas prácticas por parte de los usuarios.
Movilidad efectiva y para todos
Aún así, no todo el auge de las WLAN se debe a los avances tecnológicos conseguidos con el 802.11n, también hay que ponderar el peso que está alcanzando la movilidad de los empleados en cuanto a productividad. Exceptuando sectores como la Logística, donde los dispositivos móviles son la herramienta de trabajo por excelencia, el resto del mercado está viendo ahora cómo la combinación de equipos `atados´ al puesto de trabajo con otros donde el cable es un mero recuerdo, como los portátiles, el móvil o el smartphone, permite continuar con la actividad empresarial fuera de la oficina e, incluso, en horarios muy alejados de la franja laboral oficial. La idea no es nueva y la industria era consciente de ello hace años, pero la tecnología se mantenía un paso por detrás, a rebufo de las demandas, por no ser capaz de dar respuesta a las peticiones de velocidad de transmisión que se requerían para trabajar con aplicaciones multimedia. Solucionado este capítulo, sectores como la Sanidad o la Administración Pública, así como un nutrido número de profesionales de diferentes ámbitos, podrán disfrutar de las bondades de la movilidad, algo que redundará en beneficio de empresas y usuarios.
Compañías de cualquier tamaño
Las redes inalámbricas, al igual que las de cable, no hacen distinciones entre el tipo de compañía al que se dirigen. Empresas de cualquier tamaño son susceptibles de utilizarlas.
Inicialmente parecía que las pequeñas y medianas cuentas, especialmente, aquellas con pocos empleados y una infraestructura reducida a la mínima expresión podrían beneficiarse altamente de las redes inalámbricas frente a otro modelo de compañía, al necesitar sólo conexión a Internet, telefonía y poco más. Sin embargo, se ha visto que cualquier corporación es capaz de obtener claras ventajas con la utilización de redes inalámbricas.
La principal diferencia entre una pyme y una gran cuenta es que la segunda, cuando se decanta por una red inalámbrica, cuenta previamente con una infraestructura de red cableada robusta y considera la red inalámbrica como complementaria a la de cable. Este hecho, le ha hecho alzar la voz a fabricantes de equipos sólo para WLAN, que advierten del potencial sin explotar de las redes sin hilo y de la sombra que le hacen los cables. Aún así, incluso reconociendo la importancia que están alcanzando las tecnologías que se mueven por radio frecuencia, es todavía prematuro pensar que las redes inalámbricas pueden sustituir al cien por cien a las de cable, lo que no debe restarles protagonismo y, menos aún, a partir de ahora que tienen mucho que decir gracias al respaldo tecnológico que les proporciona el 802.11n.