La revolución del satélite ya está en órbita

De repetidores a auténticos nodos de comunicación que aportarán valor añadido a la conexión, los satélites han sufrido una verdadera evolución tecnológica en los últimos años. Sin embargo, estos avances han pasado desapercibidos al no ser un sistema de uso masivo. Ante sí tiene un futuro brillante, pero minoritario, como medio de acceso a Internet.

Publicado el 11 Nov 2016

Los satélites pasarán de ser meros repetidores a auténticos nodos de comunicaciones.Constelaciones+geoestacionarios=cobertura globalBanda Ka vs. banda KuEl satélite como medio de acceso a Internet tiene un futuro brillante pero minoritarioLos nuevos satélites HTS permiten ofrecer nuevos servicios de forma más competitivaLa digitalización también ha llegado a los satélites.Combatiendo la TV terrestre

Tradicionalmente, el satélite se ha usado para dotar de conectividad a aquellas zonas en las que no se han desarrollado infraestructuras terrestres adecuadas. Dejando de un lado el ámbito militar -en el que estos sistemas resultan estratégicos para poder desplegar operaciones en cualquier parte del mundo-, su empleo cada vez es más habitual para servicios punto a punto en comunicaciones empresariales o de particulares. Respecto a este último escenario, el año pasado se barajaba que en España había una población que oscilaba entre los 250.000 hasta el millón de hogares que no disponía de comunicaciones, un mercado que podría ser atendido por los operadores satelitales.

Según el último informe disponible de la SETSI (Secretaría de Estado de Telecomunicaciones de España), que cuenta con datos actualizados hasta el primer trimestre de 2016, al que hace alusión Jordi Bosom, director de Estrategia y Desarrollo de Negocio de Hispasat, el 97% de los hogares en nuestro país cuenta con cobertura de banda ancha fija de al menos 2 Mbps, lo que nos dejaría una cifra de 628.000 hogares que no tienen acceso a este servicio mínimo, que hoy en día ha quedado ya obsoleto por no tener suficiente calidad para las necesidades actuales. “El número de clientes potenciales de banda ancha satelital sería mayor si incluyéramos también a los usuarios sin acceso a servicios de más de 10-20Mbps, pudiendo situarse en torno al millón de hogares”, manifiesta el directivo. En este sentido, Bosom pronostica: “En el campo de banda ancha residencial esperamos que en los próximos años el uso del satélite se extienda mucho más, como pasa en EEUU, dónde hay millones de clientes”.

Tierra, mar y aire

En nuestro país las conexiones por satélite para Internet superan ya las 50.000, cifra de la que hablábamos el año pasado. Unos números que, de acuerdo con Luis Abenza, CEO & Co-founder de Excom, están disminuyendo: “La población objetivo para los servicios satelitales han bajado, pero de forma poco significativa, ya que son principalmente hogares muy diseminados en zonas rurales en las que otras tecnologías resultan muy caras para implantar”. A lo que añade: “respecto a la cifra total de conexiones en España, se está reduciendo lentamente ya que otras tecnologías como el 4G LTE fijo e ilimitado, están llegando a estas áreas y suponen una mejor opción”.

Por otro lado, Aquilino Antuña, director general de Quantis, indica que habitualmente se sitúa en torno a los 500.000 los hogares sin conexión, es decir, sin ninguna posibilidad de tener conexión. Admite que tampoco es sencillo saber el número de conexiones activas por satélite en este momento. “Mi opinión es que estamos por debajo de las 50.000 conexiones. Es evidente, que hay una desconexión entre la demanda y la oferta que en buena parte se debe al desconocimiento de la tecnología por satélite, no obstante el tiempo juega a nuestro favor. Cada vez más nuestro distribuidores, canal de venta en general, van haciendo que la solución sea más conocida”.

Cifras abajo, cifras arriba, los consumidores de banda ancha satelital son variados. En el ámbito rural hay usuarios particulares que carecen de otras redes o tienen un acceso limitado y ven la tecnología satelital como una buena alternativa por disponibilidad, calidad y precio; se trata de pequeñas y medianas empresas, como explotaciones agrícolas, plantaciones o alojamientos rurales; instalaciones industriales o de generación eléctrica como parques solares, etc.

En cuanto a las zonas urbanas, clientes residenciales hay pocos pues los operadores satelitales se dedican a complementar las coberturas de otras telco ya que cuando existen otras infraestructuras como fibra óptica, 3G o 4G no tiene sentido usar el satélite, a no ser que las calidades proporcionadas por las anteriores tecnologías sean muy males. Desde el punto de vista corporativo, se distinguen las empresas que utilizan el satélite para servicios corporativos, backhaul, conexiones temporales o las redes de emergencia e incluso redes IoT (Internet de las cosas). Las soluciones de backup siguen siendo minoritarias y están más focalizadas al mercado corporativo con el objetivo de garantizar la disponibilidad de servicios críticos, y es que tiene la ventaja de que no comparte ningún tramo con ninguna conexión principal. Es más, las mejoras en la tecnología hace que cada vez se solicite más como un backup real a conexiones terrestres.

Finalmente, otro de los ámbitos de uso de esta tecnología es el de la movilidad: el satélite es clave en entornos marítimos, ferroviarios y aéreos para dotar de comunicaciones de banda ancha a la población. En entornos “donde no hay otra tecnología y no llega nadie”, desvela Miguel Pingarrón, director de desarrollo de negocio de SES Astra Ibérica. “El desarrollo de satélites para estos nuevos nichos como el sector aeronáutico o marítimo son el futuro y representan grandes oportunidades para el sector”, augura.

Frenos

No obstante, todavía existen muchas trabas que dificultan la explosión de las comunicaciones satelitales en nuestro país. En este sentido, José Luis Cáceres, responsable de marketing y desarrollo de negocio de Thales Alenia Space, reconoce que dependiendo del escenario en el que nos movamos merece la pena, o no, apostar por el satélite. En su opinión se trata de una solución competitiva para radiodifusión pero no para comunicaciones punto a punto, es decir, para conexiones privadas con servicios de voz, datos, acceso o banda ancha, en las que el precio del Mbps o Mhz resulta muy caro comparado con la fibra. Además del freno del coste, el directivo menciona la infraestructura –el tener que montar una parabólica- y la inmerecida “mala fama” que se ha atribuido a esta fórmula en lo que respecta a disponibilidad del servicio, una cuestión que se debía a temas de madurez tecnológica y que, a su parecer, “ya está superado”.

Precisamente Jordi Bosom, de Hispasat, afirma que la principal barrera es el desconocimiento. “El satélite es percibido por parte de los usuarios finales como una tecnología para servicios de televisión y no de banda ancha. También está extendida la creencia de que este servicio es más caro o tiene peores prestaciones que sus equivalentes en redes terrestres, aunque esto ya no es así. Gracias a los avances tecnológicos de los últimos años, el satélite también puede dar servicios de banda ancha de alta calidad y a precios competitivos”, declara.

Coincide en esta percepción Jaume Sanpera, presidente de Eurona: “Sin duda, el principal freno es el desconocimiento absoluto de que el satélite es la solución para el sector residencial. La gente piensa en grandes instalaciones de grandes costes y bajo rendimiento. Hay que desterrar esa falsa creencia”. Pese a esas trabas, considera que “el satélite como medio de acceso a Internet tiene un futuro brillante pero minoritario, nunca va a ser en nuestro país un medio de conexión masivo”.

Igualmente, desde Quantis, consideran que el desconocimiento es el escollo a salvar. La mayoría de los potenciales usuarios no saben que esta tecnología existe y está disponible a costes razonables. “Esta es la razón por la que aun existiendo la posibilidad de disfrutar de acceso Internet de calidad en cualquier lugar, estos potenciales usuarios se hayan resignado a vivir sin acceso a Internet. La evolución tecnológica en el mundo del satélite ha permitido que ya los costes se hayan equiparado en gran medida a los ofrecidos otro tipo de soluciones”.

Grandes avances

Pese a estos obstáculos que han ralentizado su despliegue en nuestro país, las comunicaciones vía satélite han experimentado grandes avances en muy poco tiempo. Una de esas mejoras ha sido la reducción drástica del precio de los servicios gracias a la aparición de los satélites de alto rendimiento (HTS, del inglés High Throughput Satellite), tal y como explica José Luis Cáceres. Estos sistemas multispot presumen de prestaciones superiores al emplear mejor la potencia sobre zonas de cobertura más pequeñas y han sido concebidos para bajar el coste del megahercio al multiplicar por factor 100 la capacidad. “Con ellos se da un servicio de mayor capacidad y a un menor coste del Gbps”, especifica. Junto a los HTS, el portavoz de Thales Alenia Space alude a los adelantos en los formatos de modulación de ondas, un desarrollo que optimiza la disponibilidad de enlaces al protegerlos de posibles variaciones del canal. Es decir, adapta las conexiones de transmisión a las condiciones del medio, evitando que se caiga el enlace. Para ello, la forma de onda o los parámetros del sistema cambian de manera dinámica en función de las condiciones del enlace. Todo ello se traduce en comunicaciones más robustas en las que no interfieren las condiciones atmosféricas.

Gracias a estos avances, tanto de los satélites como en el equipamiento de usuario, los operadores pueden dar servicios que proporcionan una experiencia muy similar a los de las redes terrestres. La velocidad, el coste y la calidad de los servicios se están incrementando mes a mes. En caso de Hispasat, por ejemplo, entregan servicios al hogar con más de 25 Mbps de velocidad de bajada, en rangos de precio que empiezan en los 30€, lo que supone una oferta muy similar o mejor que algunos servicios de los operadores de ADSL. “Además,- detalla el director de Estrategia de Hispasat- en 2017, con el lanzamiento de nuestros satélites H30W-6 y H36W-1, dispondremos de capacidades en banda Ka sobre España, lo que nos permitirá seguir avanzando en la mejora de nuestros servicios de banda ancha gracias a una mayor velocidad de descarga para los usuarios”.

Jaume Sanpera, de Eurona, también corrobora estos grandes progresos de manera que “podemos decir que ha habido un cambio tecnológico tan fuerte con la banda Ka que ha hecho que pasemos de conectividades de decabits a conectividades a megabits. Hace cinco años un equipo de usuario costaba 3.000 euros y un usuario pagaba 1.000 euros al mes por una conexión de 0,5 megas. Ahora paga 40 euros por una conexión de 22 megas y unos 300 euros por el equipo”, afirma.

“La velocidad que se puede ofrecer, así como las mejoras en la estabilidad de la conexión y la reducción de los costes la han convertido en una alternativa mucho más interesante que antes”, manifiesta el portavoz de Excom.

La fibra amenaza el negocio de la TV

Los servicios de TV directa al hogar han sido una de las grandes bazas del satélite. No en vano, es la alternativa más fuerte y barata en el área de la radiodifusión y contribución y distribución de contenidos audiovisuales, pues con un solo sistema se puede abarcar una extensión de cobertura muy grande (por ejemplo, con un solo satélite la señal llega a toda España y media Europa). Sin embargo, desde hace unos años las redes terrestres están comiéndoles terreno. La saturación del negocio junto a la acuciante amenaza de la fibra –a través de la cual se ofrecen contenidos televisivos a la carta- está causando una auténtica revolución en el sector obligando a los operadores satelitales a innovar, a desarrollar nuevas tecnologías y a abrir sus servicios a los clientes ofreciéndoles banda ancha, conectividad, movilidad… Por el momento, están viendo qué modelo de negocio pueden desarrollar y cómo ser más competitivos en el mercado, logrando que la capacidad que ellos proporcionan se acerque cada vez más a la de las infraestructuras terrestres. Ya no se trata únicamente de vender capacidad, como venían haciendo hasta ahora, sino de brindar servicios con soluciones más optimizadas que actualmente son factibles de dar gracias a unos satélites que han sido mejorados.

Así las cosa, Luis Abenza, de Excom expresa: “Desde nuestro punto de vista, en un futuro cercano todos los servicios TV serán IP. El satélite será una capa de acceso a Internet como el resto de tecnologías, independiente del servicio de televisión”.

Aquilino Antuña, de Quantis, hace mención a una ventaja adicional en la distribución de contenido televisivo por satélite: “la aparición de nuevos estándares de TV como 4K es muy rápidamente implementable en el satélite, mientras que la escasez y la limitación de frecuencias disponibles dentro del espectro radioeléctrico, además de las importantes inversiones que necesita toda la red terrestre para la implementación de estos nuevos estándares, hace que ahora sea prácticamente imposible su rápida introducción”.

De otro lado, el directivo de Hispasat cree que “el satélite, gracias a sus capacidades únicas de multidifusión así como el gran ancho de banda, continúa resultando la mejor alternativa para distribuir grandes cantidades de contenido a grandes grupos de usuarios. La evolución hacia de formatos de mayor calidad (4K, 8K) lo sitúa como una de las pocas herramientas capaces de distribuir estos altos volúmenes de vídeo sin sufrir congestión en sus redes”. Y continúa: “La visión de Hispasat es clara, el futuro se centrará en el uso eficiente de las redes híbridas, tanto para la radiodifusión como para la banda ancha, en las que el satélite y las tecnologías terrestres se combinarán de la forma más adecuada para cada caso. En el ámbito de la televisión, el satélite su utilizará para la difusión de contenidos en directo y de gran audiencia, e Internet (y las plataformas OTT over the top) se utilizará para contenidos minoritarios y servicios bajo demanda”, concluye.

¿Qué te ha parecido este artículo?

Tu opinión es importante para nosotros.

Cristina Albarrán
Cristina Albarrán

Artículos relacionados

Artículo 1 de 3