La tecnología lleva implícito en sus propios genes un carácter abierto. Esto nos ofrece a los usuarios la posibilidad de ser más productivos, creativos y capaces, al mismo tiempo que facilita que podamos abrazar nuevas ideas. Este concepto de apertura – facilitar a las personas las herramientas y la libertad de desarrollar nuevas aplicaciones basadas en APIs abiertas-, está trastocando todos y cada de los ángulos de la tecnología, las comunicaciones empresariales incluidas.
Para ilustrar este carácter disruptivo de la apertura tecnológica, tenemos el ejemplo del iPhone. El iPhone fue lanzado originalmente el 29 de junio de 2007, y venía precargado con una serie de aplicaciones que los programadores de Apple habían construido ellos mismos: correo electrónico, bloc de notas, previsión del tiempo, calculadora, etc. Algo bastante sencillo.
Unos 251 días después, Apple lanzó una plataforma de desarrollo de software, dando al público las herramientas para construir sus propias aplicaciones para el iPhone. De un día a otro, pequeñas herramientas y juegos empezaron a surgir como de la nada en la recién creada AppStore. Hoy en día, se cuentan por millones [http://thenextweb.com/apple/2014/09/09/now-13million-apps-app-store/] las aplicaciones disponibles en el mercado, desde mega juegos, como Candy Crush y Angry Birds, a otras que se han convertido en auténticos fenómenos culturales como Instagram, pasando por Tinder o Snapchat.
Habría sido imposible para Apple haber desarrollado ellos mismos, en apenas unos 6 años y medio, los millones de aplicaciones disponibles, y a un ritmo de lanzamiento al mercado de más de 500 aplicaciones diarias. Y aún si hubieran podido hacerlo, habría que haberse preguntado si alguien habría sido capaz de tener la creatividad y la habilidad de construir algo tan útil, como la que demuestra la gente del software a la hora de imaginar y de desarrollar ellos mismos las aplicaciones pensadas en satisfacer las necesidades concretas de los usuarios o de enfrentarse ante determinados problemas.
El concepto de apertura no es algo que se limite exclusivamente a los teléfonos móviles, en realidad está presente y está afectando tanto a las redes, la Web, los dispositivos portátiles, los ordenadores personales, y a muchos otros sectores. Y como no, también a las comunicaciones empresariales.
Durante una gran parte de la historia de esta industria, los productos de comunicación empresarial han consistido, y todavía lo son, en sistemas propietarios cerrados debido a su naturaleza de hardware, de modo que, hoy en día, si necesitamos un software personalizado que, por ejemplo, permita a nuestro centro de contacto enviar información y datos de nuestros clientes a los servicios centrales, el proceso de desarrollo necesario sólo puede ser lento y costoso.
Sin embargo, con la creciente virtualización de los productos de comunicaciones, está siendo cada vez más fácil abrir los extremos de este tipo de productos. Las empresas demandan tiempos de desarrollo más cortos, y además quieren disponer de la capacidad de hacerlo ellas mismas, así como buscan contar con un mayor control sobre la experiencia de las comunicaciones empresariales. Ofrecer este tipo de productos, las empresas clientes pueden beneficiarse de ramificaciones positivas, tanto para sus negocios como para la industria en su conjunto.
Un ejemplo lo tenemos en algunas de las más importantes universidades americanas, que han utilizado la plataforma de desarrollo que les ofrecemos enAvaya para resolver problemas de seguridad. La Universidad de Michigan tenía un problema con los intercomunicadores instalados en los ascensores. Cuando alguien se quedaba encerrado e intentaban ponerse en contacto utilizando la funcionalidad disponible en la cabina, eran conectados con alguien que no tenía ni idea de dónde se encontraban. Un grupo reducido de programadores de la Universidad, crearon una aplicación que automáticamente identificaba la localización y el piso donde se encontraba el ascensor, y enviaba los datos al centro de atención del equipo de mantenimiento de la universidad
Una de los mayores beneficios para la universidad ha sido que la aplicación no ha requerido de mucho tiempo ni ha supuesto un gran coste para su elaboración. De hecho, el equipo de desarrollo lo hizo en apenas un fin de semana. De una manera rápida y breve, desarrollos interactivos como este que acabamos de ver, serán pronto lo habitual para las personas que diseñan software de comunicaciones empresariales.
La apertura tecnológica es algo básicamente bueno para la industria, los clientes, y también para los millones de empleados que, por todo el mundo, utilizan todos los días las comunicaciones empresariales. Mejores, más rápidas y más intuitivas, las herramientas de comunicaciones empresariales, asociadas a aplicaciones útiles y diseñadas para necesidades concretas, van a tener un impacto significativo en la productividad, la agilidad y la eficacia, al mismo tiempo que van a mejorar el trabajo diario de los empleados