¿Cómo pago hoy? ¿Con móvil, tarjeta o billetes…?

El pago a través del teléfono móvil ha pasado de ser un reto del futuro a una realidad que toma fuerza.

Publicado el 29 May 2003

Este ritmo de vida tan acelerado acabará terminando con nosotros. Menos mal que la tecnología nos ayuda a sobrellevar el trepidante estrés de cada día. Sí, también es cierto que cada vez nos cargamos con más maquinitas, pero algún defecto tenían que tener las TIs. Mirémoslo por el lado bueno ¿a quién no nos ha salvado la bendita tarjeta de crédito de pasar la mayor de las vergüenzas a pie de caja con una cola tremenda a nuestra espalda cuando al ir a pagar vemos que no llevamos los 18 euros que marca la máquina registradora? Ahora incluso podemos permitirnos el lujo, no sólo de no tener suelto, sino también de habernos dejado la tarjeta en casa.

¿Cuál es la alternativa? Pues sencillamente recurrir al pago por el móvil, una alternativa que, en España se configura en torno a dos figuras relevantes: Mobipay y Paybox. La primera ofrece la posibilidad de saldar una cuenta a través del teléfono inalámbrico proporcionando al comerciante nuestro número de móvil o bien un código PAN, facilitado por Mobipay, o un código de barras que se pega al terminal y, a partir de ahí, comienza la operación de compra/venta, cuya realización se hace de modo similar a cuando utilizamos la tarjeta en un Terminal Punto de Venta (TPV) en cualquier comercio. El cliente recibe un mensaje en su móvil solicitando un número PIN asociado a la tarjeta de crédito con la cual se realizará el pago y después el sistema le solicita que confirme si está de acuerdo con la operación. El gasto total para el usuario por realizar esta operación se reduce al envío de un mensaje con un coste de 0,08 euros, soportado por tecnología USSD (Transmisión de Datos Suplementarios No Estructurados Asociados a Servicios) para garantizar una transacción lo más segura posible. Precisamente, el citado protocolo USSD es un elemento clave en todo este entramado, ya que permite solventar los eventuales problemas de inseguridad en las transacciones. El responsable de su implantación ha sido Fujitsu España, filial del Grupo Fujitsu, que ha realizado el nodo de acceso de Mobipay, un sistema que enlaza los medios de pago con los teléfonos móviles de los clientes. Para ello, utiliza como novedad dentro de la tecnología GSM los datos USSD, en vez de mensajes cortos (SMS), permitiendo el establecimiento de sesiones transaccionales interactivas y evitando los retrasos por el almacenamiento del mensaje. Además, el sistema desarrollado integra los diferentes matices técnicos de cada operadora y los diversos teléfonos existentes, presentando una interfaz unificada a los usuarios de este nuevo sistema de pago.

Por su parte, Paybox permite pagar sólo con el teléfono, sin necesidad de facilitar la tarjeta de crédito. Para utilizar este servicio basta con disponer de un móvil y una cuenta corriente operativa con cualquier entidad bancaria. Al darse de alta en el servicio, que tiene un coste anual de 12 euros, el usuario recibe un código secreto con el que poder realizar las futuras transacciones. Gracias a este código el cliente puede no sólo pagar en establecimientos tradicionales o virtuales, sino también enviar y recibir dinero a través del móvil, recargar el terminal o realizar pagos en máquinas expendedoras. Asimismo, le permite efectuar transferencias a cuentas corrientes y, todo ello, con la seguridad como bandera porque “no es necesario facilitar ningún dato personal”, confirman desde Paybox. Además, el sistema no presenta costes adicionales para el usuario, ya que en el caso de compras en establecimientos son los comercios los que deben hacer frente a una comisión del 3 por ciento, mientras que las transacciones bancarias o las recargas no tienen coste para el cliente.

La pregunta del millón es saber por qué no acaba de extenderse entre los usuarios españoles esta forma de pago tan sencilla y rápida si la tecnología está lista, máxime cuando ha tomado cuerpo en países asiáticos y, sobre todo, después de haberse anunciado, hace ahora un par de años, como el modelo de pago del futuro.

La respuesta a esta cuestión no es única y se mueve en una paleta de opiniones de distinto cariz dependiendo de quién sea el interlocutor. Las operadoras de telefonía móvil, por ejemplo, se caracterizan por el optimismo como telón de fondo. Desde Vodafone, el lento crecimiento de esta forma de pago y del m-commerce, en general, se entiende como un reflejo de la evolución natural que atraviesa cualquier tecnología recién nacida. “Nuestra compañía sigue apostando activamente por el m-commerce con numerosas iniciativas, una de las cuales es Mobipay”, comentan desde la operadora, “y somos conscientes de que con el pago por el móvil tenemos la oportunidad de crear una cultura hasta ahora inédita que debe superar barreras. Esto ya se ha hecho antes con la tarjeta bancaria. En los años 70, ¿quién era usuario de tarjetas bancarias? En cambio, actualmente, España es uno de los países europeos con mayor penetración de uso de la tarjeta”.

Por su parte, desde Amena reconocen que “la expansión imaginada en 2000 del m-commerce ha sido más lenta de lo esperado inicialmente, pero la facilidad de uso de nuestros servicios ayudará a fomentar el pago a través del móvil”. Tomando como ejemplo a Mobipay, Amena indica que “tras un despegue lento propio de un sistema completo, tanto por el número y naturaleza de los participantes como por la tecnología implantada, a lo largo del año en curso se están produciendo los primeros resultados positivos, entre los que cabe destacar el lanzamiento de servicios que profundizan en la operativa de Mobipay o una mayor proactividad por parte de las entidades financieras”.

Precisamente, es en 2003 cuando desde Amena esperan “que siga el incremento del volumen de compra de contenidos digitales desde el móvil, produciéndose el desplazamiento del pago hacia nuevos medios (especialmente con Mobipay), alcanzando ritmos de crecimiento muy elevados en el período 2004/2005”.

Sin embargo, ante la pregunta de qué tanto por ciento de los ingresos de las operadoras de telefonía fija proceden de la partida de m-commerce, Amena aclara la distinción entre la parte proviniente de voz y la de datos, pero no matiza cuánto le corresponde al m-commerce: “En España, la facturación por servicios distintos a los de voz es del 12,5 por ciento. Aunque todavía el porcentaje de ingresos de datos se fundamenta en los servicios de comunicación persona a persona, en torno a un 30 por ciento de los procedentes del mercado residencial se debe a otras categorías de servicios entre los que se encuentran los servicios de pago y comercio electrónico en movilidad”.

Sin embargo, las cifras no son tan halagüeñas como el ánimo de las operadoras, por no mencionar los cambios empresariales de creación de sistemas de pago (Movilpago y Pagomovil) para su posterior desaparición, dando lugar a terceras propuestas (Mobipay) que acaban minando la confianza del usuario.

En cuestión de números, nadie ha salido bien parado hasta el momento. Sin ir más lejos, Paybox pasaba de celebrar a finales de 2002 sus dos años de actividad dentro del mercado español con “algo más de 50.000 clientes y unos 1.000 comercios asociados”, según comentaba en esa fecha el director general de Paybox en nuestro país, Patrick Becker. En ese momento, la compañía contaba como principal accionista con Deutsche Bank y operaba en cinco países de Europa (Gran Bretaña, Alemania, Suecia, España y Austria) con un total de 750.000 usuarios y más de 10.000 comercios asociados. Becker apuntaba la intención de potenciar su negocio con nuevos servicios a través de las llamadas “tiendas de voz” y “tiendas SMS” y Paybox España tenía acuerdos estratégicos con El Corte Inglés, a través de su filial informática y de Telecor, IBM y Air Europa, además de estar presente en tiendas tradicionales del sector como los establecimientos de la cadena The Phone House y comercios virtuales. En aquellos momentos, la compañía no quería realizar previsiones sobre su negocio pero calculaba para ese período poder llegar a cubrir costes.

A comienzos de este año, las tornas han cambiado y Paybox ha cancelado sus servicios minoristas en Alemania, Gran Bretaña y Suecia, donde sólo ofrecerá servicios a empresas. La compañía de origen alemán pasa a denominarse Paybox Solutions y cumplirá con los pagos de los usuarios registrados. Mientras, en nuestro país, la compañía asegura que mantendrá el actual modelo de negocio basado tanto en la sección minorista como en el corporativo y consultoría tecnológica. El directivo de Paybox anuncia que seguirán ofreciéndose como un medio de pago alternativo minorista, pero sólo será un puente entre los clientes y las tarjetas de crédito, que se encargarán de gestionar los cobros. Por otro lado, en Paybox la media de las operaciones que realizan los usuarios activos es de dos o tres anuales.

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Cristina López

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