La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) vio la luz en el año 1996 y desde su creación usted ha estado trabajando en dicho organismo, primero como consejero y, desde la dimisión de Carlos Bustelo, como presidente, ¿En su opinión, cuáles han sido los principales avances en materia de telecomunicaciones que ha experimentado España en esta última década?
Primeramente destacaría que la CMT como institución se ha consolidado y, actualmente, es suficientemente respetada dentro del sector y tiene una función bastante clara en materia de mercados. Por otra parte, ha sido un organismo clave en la última década ya que ha estado pilotando el proceso de liberalización de las telecomunicaciones desde que se iniciaron en 1998 y, además, se ha conseguido generar un nuevo modelo de regulación más moderna y acorde con lo que se hace en otros países.
En el ámbito de las telecomunicaciones destacaría, para empezar, que ahora tenemos un mercado, cosa que no teníamos antes. Anteriormente, teníamos un sector de telecomunicaciones totalmente integrado alrededor de una sola empresa que era Telefónica y, prácticamente, un mercado nacional. Ahora contamos con un mercado mucho más abierto, donde hay muchas operadoras actuando y aunque Telefónica sigue teniendo un fuerte peso en nuestro mercado, el hecho más relevante es que la mayor parte de las empresas, o los principales actores que tenemos, tienen un carácter casi trasnacional, es decir, estamos integrados en el mercado internacional. Es decir, la tendencia a formar grandes grupos y a que España forme parte de un mercado global es un hecho.
¿No cree que hemos pasado de una situación de monopolio dentro del sector a otra de oligopolio con la formación de pocos grupos pero muy grandes?
En general, en telecomunicaciones lo importante no es que haya monopolios u oligopolios; si bien yo creo que actualmente ni hay ya monopolio, ni habrá oligopolio en España. Lo decisivo es saber si se estabilizan las cosas de modo que no haya posibilidad de que cambie. Es cierto que las empresas de telecomunicaciones suelen ser muy grandes y tener una dimensión importante tanto a nivel nacional como de distintos servicios, porque construir redes cuesta mucho dinero, pero el factor primordial para conseguir que haya un buen nivel de competencia es que no se consoliden suficientemente las posiciones en los mercados y las operadoras tengan que defender a diario a sus clientes y su tráfico, y eso significa que tengan que estar cada día contentando al cliente, que es la filosofía que rige en los mercados abiertos.
Desde el puesto de consejero la manera de abordar los retos en telecomunicaciones será completamente diferente al enfoque que debe darle siendo presidente de la Comisión, ¿En qué ha cambiado su visión del mercado de las telecomunicaciones desde que ocupa el sillón de presidente de la CMT? ¿Qué visión tiene desde este nuevo despacho?
Cuando se está en un puesto de consejero se está muy focalizado en la regulación, se toman decisiones constantemente de carácter regulatorio. Sin embargo, cuando se está en el sillón de presidente se añaden dos dimensiones importantes: una es las relaciones externas de la institución y otra es las funciones de gestión de la propia casa, porque aunque la Comisión no sea un organismo muy grande –somos 110 personas en total- si es cierto que añade una complejidad en el día a día que a veces hace más complicado dedicarse plenamente a otros temas, pero lo asumo perfectamente porque va con el puesto.
El anterior presidente de la Comisión, Carlos Bustelo, dimitió el pasado 9 de marzo; usted lleva en el cargo seis meses, ¿Cuáles han sido los cambios acometidos con respecto a la actuación de su antecesor?
En primer lugar, hemos resuelto los problemas laborales que teníamos en cuanto al traslado a Barcelona. Hemos llegado a un acuerdo con la plantilla y ya hemos puesto en marcha la logística para realizar el traslado. Y, después, en el ámbito regulatorio hemos relanzado todas las actividades relacionadas con la aplicación del marco comunitario y estamos ya iniciando las notificaciones a Bruselas de mercado y las consultas públicas a nivel nacional.
¿En qué punto se encuentra ahora el traslado de la sede de la Comisión a Barcelona? Antes del verano se dio como fecha para el cambio de ciudad el 1 de noviembre, ¿Será ésta la fecha definitiva?
El traslado se ha instrumentalizado mediante un acuerdo con la plantilla por el cual una parte de la misma es recolocada en entes públicos localizados en Madrid y otra parte se viene a Barcelona. Esto se ha abordado antes del 1 de noviembre. En paralelo hay una serie de decisiones logísticas como tener oficinas disponibles y realizar el traslado físico que están hechas parcialmente y, lógicamente, empezaremos a movernos a la Ciudad Condal cuando tengamos oficinas, que comenzarán a dárnoslas a lo largo del mes de noviembre.
¿Cuántos empleados se han opuesto al traslado y serán recolocados en entes públicos ubicados en Madrid?
Aproximadamente un poquito más de la mitad -cerca de un cincuenta y tantos por ciento- del personal administrativo y técnico ha optado por ser recolocado en Madrid. El personal directivo, en su mayoría, se viene a Barcelona. Lo que ocurre es que la llegada a la Ciudad Condal constará de dos fases, hay personal que permanecerá durante un periodo de tiempo y después decidirá si se queda o no, siempre siguiendo las posibilidades que se firmaron en los acuerdos del traslado.
¿Cómo suplirán a los cerca de 60 empleados que no irán a Barcelona?
Al tratarse de personal administrativo y técnico, el proceso de contratación se hará con los mismos criterios que ha mantenido siempre la casa, se efectuarán pruebas escritas y tras la superación de esas pruebas habrá entrevistas personales. Siempre será una selección basada en mérito y con pruebas oficiales. El procedimiento está bastante reglado.
En la celebración del XIX Encuentro de Telecomunicaciones en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el pasado mes de septiembre, el ministro Montilla daba un aviso para navegantes dirigido a Xfera, al declarar que aquellas operadoras móviles que para la primavera de 2006 no tengan en marcha un plan de despliegue de red y servicios de UMTS perderán la licencia de 3G, ¿Cómo valora la actuación de Xfera en estos cuatro años de existencia? ¿Qué papel puede jugar teniendo en cuenta que los otros tres competidores se han repartido el mercado de usuarios de móviles y que UMTS no reporta los ingresos esperados o, cuanto menos, no al ritmo previsto?
En su momento hubo un problema de suministro tecnológico (de equipos y de terminales) en UMTS, pero eso no sorprendió a nadie, porque cuando se adjudicaron las licencias para operar en tercera generación móvil las redes de 3G aún no estaban operativas. Actualmente, en España ya están en funcionamiento, hay tres redes en construcción, se dispone de terminales y contamos con equipamiento de red.
El asunto de Xfera es una decisión puramente empresarial por parte de los accionistas de la compañía para que se inicie la construcción de la red y la prestación de servicios. Esa es una decisión que deben tomar los ejecutivos y accionistas de Xfera, pero indudablemente una concesión administrativa sobre un recurso limitado (como es el espectro de tercera generación que no es infinito) implica procedimientos de selección que van acompañados de determinadas obligaciones y eso es lo que dijo el ministro: “tenéis unas obligaciones que cumplir, si no las cumplís, rescataremos la concesión”; porque en este caso el hecho de que Xfera tenga una licencia significa que podría haber otro operador competente para ponerla en marcha que no la ha obtenido.
¿Cómo varía el marco de la competencia entre las operadoras móviles con la compra de Amena por parte de France Télècom?
Amena es una gran empresa, ha sido un buen tercer operador de móviles incluso a nivel europeo. Se dice, y de hecho estoy de acuerdo, que es quizá el mejor tercer operador, ha cogido una buena cuota de mercado, ha sido muy agresivo en sus políticas comerciales y lo ha hecho realmente muy bien, hay que felicitar a los ejecutivos que han hecho que eso fuera posible.
El hecho de que ahora, detrás de Amena, haya un gran grupo de telecomunicaciones a nivel continental no hace sino reforzar su propia capacidad de competir en el mercado.
Su antecesor abandonó el puesto en un momento especialmente crítico para la CMT, usted debe afrontar retos difíciles: como abrir o no definitivamente el fondo para el servicio universal, de modo que no sea sólo Telefónica la que lo sufrague ¿Qué hará finalmente en este punto?
Este no es un tema pendiente. Durante muchos años ha habido una solicitud de Telefónica para que se crease el fondo y una decisión del consejo de la Comisión de que no consideraba necesaria su creación. Es una decisión regulatoria que se tomó en su momento, indudablemente las circunstancias del mercado van variando, incluso el propio consejo puede reconsiderarla. Se trata de un tema recurrente, es decir, cada año Telefónica presenta su contabilidad y sus gastos y hace una petición de crear un fondo de servicio universal y, cada año, a la luz de la situación del mercado y de los costes, el consejo toma una decisión al respecto. Y, hasta ahora, no ha considerado necesario crear el fondo, lo que no significa que el año próximo se pueda crear, ya que es una decisión regulatoria que se estudia anualmente a la vista de los datos aportados por Telefónica.
¿Qué elementos deberían darse, a su juicio, para que fuera necesario crear el fondo?
Hasta ahora, el principal argumento que ha mantenido mayoritariamente el consejo de la CMT sobre ese tema ha sido que aunque existía un coste neto del servicio universal, la carga sobre Telefónica no era injusta, por lo tanto, Telefónica podía soportar el coste neto y eso no le mermaba la posibilidad de competir. Esa es la decisión que se ha venido adoptando desde los últimos cuatro años, indudablemente cada año se valora la evolución del mercado y el tamaño del coste neto que ha venido disminuyendo a lo largo de los años. También se mide la capacidad de competir de Telefónica, la dureza del mercado y las características de sus rivales. Siempre es una decisión difícil y compleja donde se barajan muchos elementos.
Desde su puesto de consejero de la Comisión, en su momento apoyó activamente la introducción de los operadores móviles virtuales (OMV), frente a la pasividad de otros consejeros; sin embargo, la presión de los tres operadores móviles con red están frenando la entrada efectiva de los OMV en España, cuando en el resto de Europa (excepto Italia, Portugal y Grecia) son una figura aceptada. ¿Cuándo tendrán los usuarios ofertas de OMV en nuestro país?
Según aparece en la prensa, el tema se reduce a los operadores móviles virtuales, pero es un asunto de mayor calado cuando se aborda en la Comisión, ya que para nosotros se trata más del nivel de competencia existente en los mercados de redes móviles y de analizar si es suficiente o no. Creo que el nuevo marco comunitario deja la herramienta ideal para hacerlo, que es el análisis del mercado. Si del análisis determinamos que no es suficiente el nivel de competencia o que dicho nivel tiene fallos y deben ser resueltos por los operadores móviles virtuales, pues se tomará esa decisión. Y si se decide que hay un nivel suficiente de competencia o que los fallos del mercado no requieren mayor competencia pues se actuará en consecuencia. Esto es lo que estamos analizando ahora, con independencia de mi postura en el pasado. No sería razonable que yo mantuviera mi postura a “macha martillo”, otra cosa distinta es que al final la decisión no la voy a tomar yo, sino el consejo de la Comisión y esa postura dependerá de los análisis de mercado que se han hecho, por lo tanto no es un tema tan personalizado como me decía al afirmar “usted en el pasado decía esto y ahora lo va a imponer”, pues no. Las cosas no se imponen, se discuten y hay una mayoría que decide, sobre todo cuando los temas son de tanta trascendencia como estos.
¿Por qué son precisamente los países del sur de Europa donde no hay OMV?
Por la misma razón que en los países del norte hay más tráfico. En países como Francia o Inglaterra –países no del sur- el tráfico es más alto que en España. Si es cierto que los países del sur somos la excepción, en vez de la regla, en materia de comercialización y apertura de mercados de móvil. De una forma natural ha habido otros países donde han aparecido los OMV y, en nuestro caso, no se ha considerado que fuera útil.
¿Qué propiciaría la entrada de los OMV en España?
Hay argumentos de todo tipo para justificar la situación actual y la entrada de los OMV. De una parte, se apela a que en España se ha establecido un principio de no discriminación (consistente en que si un operador de red llegaba a un acuerdo con otro operador virtual o un distribuidor fuerte, el resto podía exigir el mismo trato); de modo que los operadores de red argumentan que si firman con uno, tienen la obligación de firmar con otros aún cuando no lo deseen, aunque realmente solo uno de ellos le aportase algo que no tiene el operador de red. Entonces, opta por no cerrar acuerdos con nadie, para no arriesgarse a que después se le restrinja su libertad. Este argumento podría tener sentido, aunque hay países con una situación similar donde se han llegado a firmar acuerdos positivos para ambas partes. En cualquier caso, creo que es un tema que se va a decantar y perfilar cuando completemos el estudio que estamos haciendo del mercado. El hecho de si, en un momento dado, hay que cambiar la regulación a favor de la aparición de nuevos agentes en el mercado o de si dicha regulación deba ser más impositiva o menos es un tema que se decidirá cuando se estudie el análisis de mercado. Lo que si es cierto es que en otros países no ha sido necesaria la intervención del regulador para que se produzca la entrada de los OMV y nos encantaría no tener que regularlo en España, es decir, si los operadores de red tomasen la decisión por ellos mismos o demostrasen que los defectos los pueden corregir ellos mismos, no tomaríamos una decisión regulatoria.
La CMT marcó a finales de septiembre la rebaja de precios de terminación de las operadoras de móvil para este año. La decisión inicial es no cambiar la tarifa para Vodafone y Amena (bajarlas un 10,57 y un 14,21 por ciento respectivamente), pero sí para Movistar (que aumenta hasta un 10,57 por ciento de rebaja), el resultado es que los precios de Movistar serán más bajos que los de su competencia. Una vez consumada la rebaja –este mismo mes de noviembre- las tarifas quedarán en 0,115 euros para Telefónica Móviles, 0,117 euros para Vodafone y 0,13 euros para Amena. ¿A qué se ha debido esta decisión?
Normalmente el proceso de regulación de las tarifas es de regulación a costes, que no se puede hacer en varios años, sino que se debe acometer de manera gradual para no provocar desequilibrios muy fuertes. El hecho de que los tres operadores tengan costes diferentes se debe a que el coste de explotación del servicio de red está muy relacionado con el número de usuarios y la cantidad de tráfico; por lo tanto, el que tiene más tráfico, suele tener costes menores. Es razonable que si la orientación a costes es diferente, la tarificación también lo sea. En buena lógica, Telefónica los tiene inferiores a Vodafone y ésta inferiores a Amena, por esa razón en general los precios son distintos. Aún así, la tendencia es a que converjan y esa es la propuesta de la regulación de los últimos años, aunque se ha tenido cuidado de que el proceso sea gradual, por eso normalmente se ve que las reducciones que asume Amena son más fuertes que las del resto de los operadores. Al fin y al cabo un coste medio de la red es casi igual para todos, al margen de que esté más o menos amortizada, pero uno de los factores más importantes en los costes de red es lo que se usa. Cuanto más usada, más barata. Eso funciona igual en una red telecomunicaciones que en una red de autobuses, si un autobús va lleno el coste por asiento es menor que si va medio lleno o casi vacío.
Finalmente, ¿Cuáles son los retos que se ha marcado para el año próximo?
En el campo regulatorio el principal reto es conseguir implantar lo antes posible el nuevo marco, que es algo que ya hemos empezado a hacer. Y, desde el punto de vista organizativo, es completar el traslado a Barcelona.