Tres tipos de causas explican este hecho. La primera radica en la idiosincrasia de la estructura empresarial española, en la que predominan las pymes, las empresas de nivel tecnológico medio y los sectores intensivos en mano de obra, como el turístico. Las pymes tienen mayores dificultades para adoptar las TIC que las grandes empresas, debido a la falta de personas preparadas y a que no disponen de servicios adecuados a sus necesidades a un precio razonable. Asimismo, a las empresas de tecnología media, y a las intensivas en personal, les cuesta más adoptar las TIC que a las empresas más enfocadas en tecnología o en capital.
El segundo tipo de causas se refiere a las circunstancias históricas de nuestra economía. Tenemos una fuerte expansión económica que permite a muchas empresas crecer sin necesidad de invertir en mejoras en la información y en los procesos. Hay mano de obra suficientemente barata que no incentiva a mejorar la productividad. Los empresarios tienen atractivos de inversión con mucha rentabilidad y menor percepción del riesgo, como es el caso del sector inmobiliario.
Finalmente, hay una serie de causas socioculturales. La sociedad española muestra poco interés por la tecnología, como se desprende de las encuestas. Todo ello lleva a un uso relativamente escaso, en comparación con otros países. España es un país con una gran brecha digital entre los jóvenes y sus padres: mientras que el uso habitual de Internet por parte de los jóvenes de 16 a 24 años está seis puntos por debajo de la media de la Europa de los 25, en el caso de sus padres (usuarios de 45 a 54 años) esta diferencia con respecto de la media europea es de 14 puntos. Y ya se sabe que, hoy por hoy, es la generación de los padres la que decide el uso de las TIC en las empresas.