Qué hacer con el dividendo digital

La asignación del dividendo digital podría permitir que la industria del móvil aumentara significativamente el despliegue de las comunicaciones de banda ancha.

Publicado el 16 Jul 2009

José Manuel Huidobro, Ingeniero de Telecomunicación

Con motivo de la celebración de la última reunión del G-20 en Londres, las principales compañías mundiales de telecomunicaciones –operadores y fabricantes– instaron a los gobiernos de los países integrantes a apoyar su sector y demandaron la asignación para las soluciones móviles del espectro de radio necesario para crear nuevas redes, así como un entorno reglamentario “estable, predecible y mínimamente intrusivo”.
Además de la creación de empleo, esta medida, financiada por capital privado, crearía y añadiría valor añadido para otras inversiones de infraestructura pública y privada, ya que a medida que la banda ancha móvil vaya replicando la revolución en la productividad generada por los teléfonos móviles, podría impulsar el aumento del PIB entre un tres y un cuatro por ciento.
Si justamente un 25 por ciento, o alrededor de 100 MHz, del espectro actualmente utilizado para la televisión analógica (470 – 862 MHz, lo que supone 49 canales de 8 MHz de ancho de banda cada uno, del 21 al 69) fuese reasignado para las comunicaciones móviles, la industria del móvil podría aumentar dramáticamente el despliegue de las comunicaciones de banda ancha e incrementar la cobertura, ya que el coste de hacerlo en bandas bajas es muy inferior a hacerlo en las altas.
La asignación del dividendo digital es una prerrogativa nacional, significando esto que los Estados Miembros de la Unión Europea pueden tomar sus propias decisiones en cuanto al manejo de la porción de espectro liberado, de acuerdo a sus intereses nacionales, siempre que estén alineados con las decisiones adoptadas en la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones), básicamente en las WRC (World Radiocommunications Conference) que se celebran cada cuatro años. Sin embargo, lo ideal es que todos los países trabajen dentro de un acuerdo marco, al menos a nivel europeo, de tal manera que se garanticen unos beneficios mínimos, de acuerdo a una asignación consensuada. Algunos países ya han tomado la decisión de asignar el dividendo digital a los servicios móviles (la llamada banda de 800 MHz), mientras que otros están a la espera de decidir.
Estos beneficios incluyen la posibilidad de frecuencias armonizadas, el reparto equitativo del espectro entre los diferentes proveedores de servicios, y la no interferencia entre las distintas regiones. Pero sobre todo, conduciría a la introducción rápida de mejores y más económicos servicios con la posibilidad de mejora de los contenidos e interoperabilidad entre dispositivos (por ejemplo, TV móvil).

Origen del dividendo
Pero los firmantes quieren una contrapartida a su compromiso de inversión ya que los Gobiernos presentes en la cumbre, el de España entre ellos, tienen en sus manos dos acciones facultativas clave para que el plan salga adelante.
La primera petición es que se asigne al sector el espectro radioeléctrico que será necesario a lo largo del tiempo para crear esas redes. En concreto, las compañías de móvil (entre ellas Telefónica) reclaman con insistencia el reparto del dividendo digital, una parte de las frecuencias que quedarán libres con el fin de las emisiones de TV analógicas y que son muy apreciadas por su alta calidad. La segunda es contar con un marco estable, predecible y poco intrusito, una petición lógica para garantizar el retorno de las inversiones comprometidas y las reglas de juego, que no podrán cambiar arbitrariamente.
La conversión de la televisión analógica al sistema digital (TDT o Televisión Digital Terrestre, en abierto ahora y, previsiblemente, también de pago en un futuro próximo) en los próximos años va a liberar una parte importante del espectro radioeléctrico, denominada “dividendo digital”, ya que en el ancho de banda que ocupa un canal analógico (8 MHz), pueden incluirse de seis a ocho canales digitales.
El momento en el que cese la difusión analógica y sea sustituida por la digital (switchover) se ha dado en llamar apagón analógico, o encendido digital. Cuando eso ocurra (en España el 3 de abril de 2010 es la fecha tope fijada para ello (Real Decreto 944/2005), aunque se irán produciendo “apagones” parciales por zonas, ya que es imposible hacerlo de golpe), las bandas que actualmente están siendo ocupadas por la televisión analógica convencional quedarán libres en gran parte, puesto que la televisión digital es del orden de seis veces más eficaz en cuanto al uso del espectro, pudiendo entonces asignarse a otros servicios.
Esta liberación de las frecuencias de difusión actuales en la banda UHF y la consiguiente liberación de la banda de VHF, se conoce como dividendo digital, que no será igual para todos los países, como se ha comentado, ya que la parte asignada a la TDT variará de unos países a otros, según el número de canales en servicio. Por ejemplo, en el caso español, inicialmente, su impacto será inferior a otros países de la Unión Europea, ya que tenemos el problema de la proliferación de cadenas de televisión, no sólo nacionales, sino especialmente autonómicas y municipales, que recibieron concesiones analógicas en el pasado y que, según la regulación actual, tienen derecho a mantener suficientes frecuencias como para seguir emitiendo después de la transición al mundo digital.
El apagón de la televisión analógica va a suponer la liberación de una porción de espectro importante (la banda comprendida entre los 790 y 862 MHz, con las frecuencias comprendidas entre 790–820 MHz para Downlink, pareadas con las 832–862 MHz para Uplink, se destinaría primariamente en Europa -Region 1- a servicios móviles de banda ancha, según acuerdo adoptado en la WRC 2007, a partir del año 2009, siendo obligatorio para todos los países su implementación en 2015) y muy codiciado por su calidad, ya que al ser una banda baja, sus cualidades de propagación y penetración son muy superiores a las de las bandas más altas asignadas a los servicios móviles. No obstante, en algún país concreto, el rango liberado y, por tanto, asignado a servicios móviles de banda ancha, podría ser mayor.
Pero no solo en Europa, sino que también en África y en Oriente Medio (EMEA), la parte alta de la banda UHF (790-862 MHz) se abrirá para servicios móviles de banda ancha a partir del año 2015. Este trozo, hasta ahora en poder de las cadenas audiovisuales, en manos de las operadoras de móvil permitiría desplegar redes con una inversión mucho más reducida (CAPEX) que en otras franjas ya que el alcance que se logra es mayor, y con mucha mejor capacidad de cobertura, tanto dentro como fuera de los edificios. Por tanto, resulta ideal para su uso en entornos rurales y para el interior de los edificios.

Situación española
En concreto, en el caso de España, en plena polémica por la imposición de un canon o tasa para financiar a RTVE por el cese de los anuncios, el Ejecutivo ha anunciado que parte del dividendo digital irá a parar a las compañías celulares, lo que puede ser interpretado una especie de compensación por el 0,9% de los ingresos que se les piden. El ministro de Industria, Miguel Sebastián avanzó, a primeros de junio, sobre un proyecto de Real Decreto que regule la asignación de los múltiples digitales tras el cese de las emisiones en analógico, habilitando la sub-banda de frecuencias de 790 a 862 MHz (en línea con otros países de nuestro entorno) a otros servicios distintos al de televisión, puesto que una vez que cesen las emisiones en analógico se necesitará menos espectro radioeléctrico para emitir en digital el equivalente a los programas en analógico.
Así pues, el dividendo digital contribuirá al crecimiento económico, la generación de nuevos empleos y al incremento de la productividad. Según la Comisión Europea, en España el valor incremental de la utilización del dividendo se estima entre 12.000 y 16.000 millones de euros, el equivalente al 1,5 por ciento del PIB en el sector audiovisual y de telecomunicaciones, que en la actualidad supone el cuatro por ciento de la economía.
El Real Decreto establece que, en una primera fase, tras el cese de las emisiones en analógico, las televisiones emplearán básicamente las frecuencias que actualmente se están utilizando para difusión de televisión (en analógico y en digital), con el objeto de reducir en lo posible el impacto sobre los usuarios. En una segunda fase, habrá una reasignación de frecuencias de manera que a partir del 1 de enero de 2015, la sub-banda de frecuencias de 790 a 862 MHz queda reservada de manera íntegra para otros usos y servicios como los de banda ancha en movilidad.
Con esta decisión -aunque es a largo plazo dado que los operadores tendrán que esperar cinco años para hacerse con su parte del pastel- España se coloca a la altura de otros países, como Alemania, Finlandia, Francia, Suecia y Suiza, que ya han tomado la decisión en este mismo sentido, mientras que otros, a la hora de escribir este artículo, lo están reconsiderando, como es el caso del Reino Unido.

Planteamiento adecuado
El reparto de este dividendo (banda de 800 MHz) ha abierto un amplio debate, ya que hay muchos intereses en juego, por lo que resultará esencial aplicar un planteamiento adecuado de cara a la atribución de este espectro para aprovechar las numerosas ventajas económicas y sociales. Así, por ejemplo, todas las aplicaciones inalámbricas comunes que registran una demanda en rápido crecimiento, como las comunicaciones inalámbricas de banda ancha o la televisión móvil, pueden beneficiarse del mismo.
En general, en Europa se ha tomado la decisión de que cerca de un 20 por ciento del espectro que liberarán las televisiones se reservará para servicios ajenos al audiovisual, como la banda ancha en movilidad. Eso sí, no será inmediato en todos los países, y en el caso de España las operadoras no podrán comenzar a usar las frecuencias de 790 a 862 MHz hasta el 1 de enero de 2015 (agotando el plazo tope impuesto por la WRC 2007), un plazo que se antoja muy tardío para la industria, lo que introduce incertidumbres ya que es muy difícil prever que pasará a tan largo plazo y cual será la evolución de la tecnología denominada 4G, así como si habrá o no terminales disponibles en estas frecuencias. Aún en el caso de que los hubiese, no podrían ser utilizados en todos los países.
El espectro liberado tras el apagón analógico en las redes públicas de televisión ha de ser reglamentado y utilizado, por ejemplo, en servicios móviles de tercera generación, servicios de banda ancha inalámbrica, nuevos servicios para áreas rurales, servicios de atención de emergencias y desastres, y redes de seguridad nacional, pudiéndose afirmar que es una porción del espectro radioeléctrico de alto valor económico y, por tanto, enormemente apreciada. Su adjudicación, mediante concurso o subasta, traerá enormes ingresos a las arcas del Estado.
Por otra parte, el reparto del dividendo digital evitará también el posible frenazo en la inversión en las denominadas Redes de Nueva Generación (NGN), temido por la imposición a los operadores de telecomunicaciones de ámbito nacional (los autonómicos de cable están exentos) de financiar la televisión pública.

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Redacción RedesTelecom

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