Las personas encargadas de gestionar las redes de transporte tienen un concepto llamado “demanda inducida”, que consiste en organizar, incentivar y orientar a la población hacia la utilización de un determinado servicio, en este caso, por ejemplo, una carretera. Este término, el cual es una extensión de la ley de la oferta y la demanda, se resumen en la siguiente idea: “crear y ellos vendrán”.
Estos gestores piensan que, cuando se añade un carril nuevo a una autopista, la gente empieza a utilizar más ese nuevo recurso para ir a sus puestos de trabajo y optan por viajar en coche cuando quizá anteriormente lo habrían hecho en transporte público. Esto sucede porque se ha añadido una capacidad efectiva a bajo coste para los conductores obligados a moverse. Cuando el coste efectivo se reduce, los conductores consumen más los recursos que se ofrecen.
El mismo concepto se aplica a las redes inalámbricas. La mejora de sus capacidades, permite a los usuarios finales hacer más cosas y sacar todo el provecho utilizando una gran variedad de dispositivos. Los departamentos de TI están convencidos de que una mayor capacidad inalámbrica expande el límite de los usuarios, y que conlleva la demanda de aplicaciones mejores que llenen esa capacidad.
Las organizaciones adoptaron el estándar 802.11n para facilitar el intensivo que se daba a la tecnología inalámbrica, similar a añadir más carriles a una carretera. Desde la llegada de este estándar, las demandas de banda ancha inalámbrica han continuado creciendo. La llegada de las tablets y de los smartphones ha cambiado radicalmente las expectativas del usuario final sobre la tecnología inalámbrica y ha dado lugar a la aparición del fenómeno Bring Your Own Device (BYOD). El usuario final que acude a cualquier lugar donde haya Wi-Fi, espera un servicio inalámbrico sin defecto y muchas organizaciones se están encontrando con el problema de que sus redes inalámbricas han tocado techo en cuanto a potencia.
Afortunadamente, hay un nuevo estándar en el horizonte para hacer frente a la demanda cada vez mayor de dispositivos: el 802.11ac. Este estándar inalámbrico, promete un gran salto cualitativo en la capacidad, pero muchas organizaciones aún no están del todo seguras sobre cómo podrán rentabilizar la inversión de esta nueva norma. Esta duda surge porque la mayoría de dispositivos (routers) funcionan solamente con la banda de frecuencia de 2,4 GHz, y la nueva norma sólo admiten la banda de frecuencias de 5 GHz, por lo tanto, los dispositivos (routers) tendrán que evolucionar para aprovechar el 802.11ac
Nadie conoce todavía cuando estarán disponibles los dispositivos (routers) con frecuencias de 5GHz, pero cuando lo estén, el estándar 802.11ac se convertirá en una apuesta segura para los usuarios que esperen conectarse a sus redes inalámbricas de una manera rápida, fiable y sin interrupciones.
Si las empresas quieren optimizar sus redes inalámbricas, es necesario que superen esta incertidumbre. Con la introducción del estándar 802.11ac esperada dentro de unos meses, ahora es el momento perfecto para volver a evaluar la infraestructura inalámbrica de las compañías. Una vez superada esta incertidumbre en la estrategia TI, llegará la certeza de haber hecho una buena elección.