La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) ha publicado una versión actualizada del Reglamento de Radiocomunicaciones, el tratado internacional que rige el uso mundial del espectro de frecuencias radioeléctricas y las órbitas de los satélites.
La edición de 2024, que entrará en vigor el 1 de enero de 2025, es el resultado de un proceso de cuatro años de trabajo que culminó con cuatro semanas de negociaciones durante la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones (CMR-23), celebrada el año pasado en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
Dicho documento regula la utilización mundial del espectro de frecuencias radioeléctricas y las órbitas de los satélites para todos los servicios, sistemas y aplicaciones de radiocomunicaciones, incluida la banda ancha fija y móvil, los sistemas de satélites, la radiodifusión sonora y de televisión, la radionavegación, la comprobación y predicción meteorológicas, la investigación espacial y la exploración de la Tierra, los servicios de radioaficionados y otras aplicaciones.
“La edición de 2024 del Reglamento de Radiocomunicaciones marca un hito importante en el mundo de la tecnología”, sostiene la Secretaria General de la UIT, Doreen Bogdan-Martin. “A medida que avanza el progreso tecnológico y crece la demanda de espectro, el tratado internacional sigue evolucionando para dar cabida a nuevos servicios y aplicaciones de radiocomunicaciones, minimizar la interferencia entre los servicios y garantizar un acceso equitativo a este recurso esencial”.
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Funciones del Reglamento de Radiocomunicaciones
El tratado es la piedra angular de la gestión internacional de las radiofrecuencias, garantizando que las atribuciones de espectro se mantengan al día con el panorama tecnológico en rápida evolución y satisfagan las necesidades de los sistemas de comunicación modernos, detalla desde el organismo.
Las disposiciones de este texto también establecen cómo deben funcionar los equipos y sistemas de radiocomunicaciones para garantizar la coexistencia eficiente y eficaz entre los diversos servicios en todo el mundo y en cualquier lugar del espacio, optimizando el uso de las ondas radiofónicas actuales, cada vez más concurridas.
En concreto, el Reglamento de Radiocomunicaciones de 2024 identifica nuevos recursos de espectro para apoyar la innovación tecnológica, profundizar la conectividad mundial, aumentar el acceso a los recursos radioeléctricos espaciales y su uso equitativo y mejorar la seguridad en el mar, el aire y la tierra.
“La actualización del Reglamento de Radiocomunicaciones es el resultado de los acuerdos alcanzados con tanto esfuerzo en la CMR-23 y un testimonio del inquebrantable espíritu de cooperación y compromiso entre todos nuestros miembros para negociar cambios oportunos en el tratado internacional”, indica Mario Maniewicz, director de la Oficina de Radiocomunicaciones de la UIT. “El tratado actualizado proporciona un marco para la gestión nacional del espectro que se ajusta a las normas internacionales y garantiza un entorno reglamentario estable y previsible que es esencial para el desarrollo de servicios de radiocomunicaciones innovadores para todos”.
El Reglamento de Radiocomunicaciones de 2024 está disponible en los seis idiomas oficiales de las Naciones Unidas, con versiones electrónicas que pueden descargarse gratuitamente. Las versiones impresas y en DVD estarán disponibles para su compra en las próximas semanas.
Orígenes y objetivos de este tratado
La regulación mundial del espectro radioeléctrico comenzó con la firma del primer Convenio Internacional de Radiotelegrafía en Berlín el 3 de noviembre de 1906, después de que 30 Estados se reunieran y acordaran disposiciones clave de comunicaciones y seguridad marítimas y establecieran “SOS” como una señal de socorro reconocida a nivel mundial.
Desde entonces, el Reglamento de Radiocomunicaciones ha evolucionado hasta convertirse en un tratado de cuatro volúmenes de más de 2.000 páginas. El documento establece los derechos y obligaciones de los 193 Estados miembros de la UIT y ahora abarca más de 40 servicios de radiocomunicaciones diferentes, que abarcan frecuencias que van desde los 8,3 kilohercios (kHz) hasta los 3000 gigahercios (GHz).
De hecho, facilita el acceso equitativo al espectro de frecuencias radioeléctricas y las órbitas de los satélites geoestacionarios, así como su utilización racional, tanto de los recursos naturales compartidos a nivel mundial como de los limitados; apoyar el funcionamiento eficiente y eficaz de todos los servicios de radiocomunicaciones; y, en caso necesario, facilitar la introducción y reglamentación de nuevos servicios y tecnologías de radiocomunicaciones.
Los mecanismos internacionales de coordinación consagrados en el tratado promueven su objetivo de garantizar la disponibilidad de las frecuencias proporcionadas para las comunicaciones de socorro y seguridad y ayudan a prevenir o resolver casos de interferencia perjudicial entre los servicios de radiocomunicaciones de las diferentes administraciones.