CiberHood

Publicado el 10 Abr 2001

Personalmente no he podido comprobarlo, fundamentalmente porque la sequía del vil metal en mi cuenta corriente es tal, que tengo muy pocas expectativas de que algún día vaya a disponer de euros suficientes para que sus habituales números rojos se tiñan de honorable color negro.

El que no se ha querido quedar con las ganas de aprovechar el ciberdesajuste de estos tiempos de mudanza hacia la nueva economía para llegar a rico ha sido un camarero de Nueva York que, sin primero ser cocinero, ha querido convertirse en fraile a costa de personalidades por todos conocidos del mundo de las finanzas, la informática y hasta del padre del mismísimo Indiana Jones.

El espabilao de turno ha aprovechado esos supuestamente inexistentes y desmentidos agujeros de seguridad que tiene la Red para hacerse con datos relativos a más de la mitad de la lista de los cuatrocientos primeros millonarios de Estados Unidos, que ya debe ser el colmo de la riqueza.

No se trata de una nueva versión del héroe de Sherwood, de un CiberHood de la era moderna que desvalija a los ricos para repartir sus pertenencias entre los pobres. El ciudadano Adballah, apellido del individuo en cuestión, ha debido pensar que la caridad bien entendida empieza por uno mismo, y nada mejor que comprobar en carnes propias la delicia, si no de ser feliz, por lo menos de ser ciberpudiente.

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Redacción

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