Su arranque, coincidiendo con tiempos de bonanza económica y euforia de las puntocom, se saludó con grandes muestras de optimismo y como paso necesario para apuntalar un incipiente mercado tecnológico que iniciaba su andadura con una escasa decena de valores, a los que se prometían añadir veinte empresas más en los siguientes meses, aunque finalmente sólo fueron dos las que se animaron a cotizar en el parqué.
Doce meses después la situación no deja de ser, por lo menos, preocupante y bastante desalentadora, especialmente si se atiende a la evolución de su índice. Este indicador partió en la cota de los 10.000 puntos, que equivalía a un valor de 40.000 millones. Un año después, el índice rondaba los 3.000 puntos, presentaba un recorte del 70 por ciento y un valor de 18.000 millones.
De esta evolución negativa no se ha librado ninguno de los doce valores que cotizan en este Nuevo Mercado, al cosechar todos ellos pérdidas que oscilan entre el más del 85 por ciento de Terra y Jazztel y un discreto 2,6 de Zeltia, el valor que mejor ha aguantado el tirón.
Los especialistas achacan esta situación a la tardanza en su puesta en marcha y la coincidencia con la caída de los valores de la nueva economía, que ha llevado a diversas empresas a posponer su salida a Bolsa en espera de tiempos más propicios.
A pesar de reconocer las dificultades por las que atraviesa el Nuevo Mercado, esos mismos analistas destacan el enorme potencial de los valores tecnológicos y el interés que levanta entre los inversores. Todo hace pensar que el Nuevo Mercado está llamado a reverdecer laureles cuando la locomotora estadounidense tome nuevos impulsos y traslade su energía al Viejo Continente.
