El pasado mes de agosto se celebró el vigésimo aniversario de la aparición del primer Ordenador Personal construido por IBM, más conocido de un extremo a otro del planeta bajo las siglas PC con las que la mayoría de nosotros lo denominamos.
Sin lugar a dudas, la aparición del Ordenador Personal ha marcado un hito en la historia del siglo XX y señalado la pauta para el devenir de los países más avanzadas en este nuevo milenio en el que nos encontramos, trazando un claro camino de evolución hacia la generalización de la Sociedad de la Información y la puesta a disposición de sus múltiples ventajas para todos los seres humanos.
Que el PC ha revolucionado el mundo empresarial y las relaciones de producción es una realidad tan incuestionable como palpable, y lo ha hecho tan profundamente como, en su momento, y así mil y una veces se ha remarcado, la aparición de la máquina de vapor.
Pero a diferencia de esta última, el Ordenador Personal ha calado mucho más rápidamente en el tejido empresarial y social gracias a su perfecta conjunción y simbiosis con aliados tan sólidos y potentes como la microelectrónica o las telecomunicaciones, abriendo las puertas al éxito mundial del fenómeno Internet y cambiando los usos y costumbres generalmente establecidos y aceptados, a la vez que derribaba las tradicionales fronteras del tiempo y el espacio.
La gran ventaja del PC es que ha transformado no sólo los modos de producción, provocando el salto de las sociedades desarrolladas a una economía basada en la información y los servicios, sino también la cultura y la forma de expresión de los individuos.
El Ordenador Personal ha irrumpido, primero tímidamente, y luego con fuerza irrefrenable en los hogares de todo el mundo y ha contribuido a establecer un nuevo sistema de comunicación universal. Hoy se cuentan por millones los equipos instalados en las casas de los usuarios, quienes los utiliizan como una herramienta irrenunciable para su ocio y productividad personal.
El PC lleva entre nosotros 20 años y podremos celebrar muchos más aniversarios porque ha llegado para quedarse y sabrá evolucionar, si es necesario con otros ropajes, para adaptarse a las necesidades de los nuevos tiempos.
