Según los expertos, estas filtraciones podrían tener repercusiones a largo plazo en materia de seguridad, aunque es pronto para hacer conjeturas ya que habría que conocer con exactitud qué parte del código se ha desvelado.
Aún así, desde Microsoft Ibérica afirman que no se trata tanto de una cuestión de seguridad como de propiedad intelectual. Luis Martín, director de Estrategia de Plataforma de Microsoft, puntualiza que la protección que ejercemos con nuestro código fuente no es tanto un tema de seguridad, sino para proteger nuestro activo, nuestro software.
A pesar de ello, los desarrolladores e ingenieros que trabajan para la compañía ya están trabajando para tratar de identificar antes que nadie las posibles vulnerabilidades.
En cualquier caso el código fuente de un sistema operativo es muy complejo, en concreto se calcula que Windows puede tener un tamaño de 40 GB aproximadamente, mientras que el archivo que circula por la Red tiene un tamaño de 203 MB.