Aruba Networks analiza las implicaciones que para las empresas tiene la inclusión de profesionales jóvenes pertenecientes a la “genmobile”. Esta generación ha introducido una gran variedad de dispositivos en la empresa y ha obligado a un replanteamiento de las prácticas de seguridad en las organizaciones, debido a sus comportamientos de alto riesgo y a su cambio de mentalidad con respecto a generaciones anteriores. Un abismo, que, según un informe de Aruba, se amplía dependiendo de la edad, el género, el nivel de ingresos, el sector y la localización geográfica, lo que tiene un efecto directo en la seguridad de los datos corporativos.
El informe sobre amenazas de seguridad Securing #GenMobile: Is Your Business Running the Risk?, que ha preguntado a más de 11.500 trabajadores en 23 países de todo el mundo entre los que se encuentra España, muestra que las preferencias de los empleados se orientan hacia un lugar de trabajo más colaborativo y seguro, en el que no tengan que preocuparse del tipo de dispositivo que conectan. El estudio muestra que los sectores altamente regulados y altamente tecnificados, los hombres con ingresos más altos, y los mercados emergentes suponen los mayores riesgos para la seguridad de los datos empresariales.
Según el informe, hay tres claves principales que muestran cómo la #GenMobile está allanando el camino para los comportamientos de riesgo entre los empleados, lo que supone una oportunidad y una amenaza para los negocios.
-Compartir es la norma: casi la mitad de los empleados comparten los dispositivos de trabajo y personales con otros compañeros de forma habitual. En España la cifra es similar, con un 47% de los empleados que comparten su dispositivo móvil con otras personas. Sorprende encontrar que uno de cada cinco opta por no proteger sus dispositivos con clave de seguridad. Las razones son diversas: desde la falta de preocupación acerca de las amenazas (42%) a facilitar que el equipo pueda ser compartido (22%). En España las cifras están en la línea de la media internacional con una inclinación aún mayor a dejar el dispositivo sin contraseña para poder prestarlo a los amigos y compañeros (26%).
-Aparición de actitudes de desconocimiento sobre la seguridad: casi un tercio (31%) de los trabajadores internacionales admiten haber perdido datos debido al mal uso del dispositivo móvil, frente al 27% de los españoles. También en nuestro país un 13% afirma que ha perdido datos de clientes debido al extravío o mal uso de su dispositivo. La seguridad es el quinto motivo tras la marca y el sistema operativo en el que la #GenMobile basa sus decisiones de compra de nuevos dispositivos. Casi nueve de cada diez (87%) asume que su departamento de TI les mantendrá protegidos, aunque un amplio porcentaje ya ha perdido datos por el mal uso del equipo.
-Triunfa la autonomía: más de la mitad (56%) de los trabajadores afirman que están dispuestos a desobedecer a su jefe para conseguir hacer algo. En España, a pesar de lo que pudiera parecer, no somos tan atrevidos como en otros países y sólo un 20% ha desafiado a su jefe para realizar un trabajo, aunque el 36% se lo ha planteado en alguna ocasión. Por otro lado un 51% dice que las tecnologías móviles les permiten ser más productivos y comprometidos, y a más de tres cuartas partes (77%) les gustaría realizar tareas de TI ellos mismos.
-Los trabajadores de la #GenMobile son flexibles, transparentes y colaborativos, y están deseosos de actuar para ser productivos y hacer crecer el negocio. Dicho esto, estos empleados están mucho más interesados en compartir los datos de la compañía, y no son conscientes de los temas de seguridad”, comenta José Tormo, director general de Aruba Networks en España. Sin embargo, a medida que esta cultura de alto riesgo entra en la empresa, los informes encuentran una alarmante disparidad entre sectores, individuos y países cuando se trata del tratamiento de los dispositivos móviles y datos:
–El sector financiero está filtrando datos: aunque parezca increíble, el 39% de los encuestados provenientes de instituciones financieras que admiten haber perdido datos de empresa debido a un mal uso de los dispositivos móviles, lo que es un 25% más que la media de todos los sectores encuestados. El sector público (excluyendo educación) es el que menos informa de los robos o pérdidas de datos.
–La alta tecnología es un riesgo: los empleados muy tecnológicos son cerca de dos veces (46%) más propensos a dar su contraseña que los empleados de turismo o educación.
–Los profesores necesitan una lección sobre seguridad: el estudio revela que los educadores son un 28% más propensos a escribir las contraseñas en una hoja de papel comparado con los dedicados a la tecnología. Los profesores son también los que puntúan más bajo comparados con otros sectores cuando se les pregunta si protegen con password sus dispositivos personales.
El perfil del empleado peligroso
Por otro lado, el estudio encargado por Aruba perfila al empleado de riesgo. Así, nos dice que los hombres son más dados al robo de datos. En concreto, los hombres son un 20% más propensos a perder datos personales o de clientes debido al mal uso del smartphone, y un 40% más que las mujeres de ser víctimas de un robo de identidad. Asimismo, los empleados jóvenes son una brecha para la seguridad de la compañía. Los encuestados por encima de 55 años son menos propensos (la mitad) a experimentar un robo de identidad o una pérdida de datos personales o de clientes, comparados con los empleados más jóvenes. La horquilla de edad con la mayor propensión a los robos de datos o identidad son los empleados entre 25 y 34 años.
El mayor salario va unido a mayors riesgos de seguridad. Los empleados que ganan más de 55.000 euros tienen más del doble de posibilidades que los empleados que ganan menos de 17.000 euros de perder datos financieros de la compañía y un 20% más de posibilidades de perder datos personales debido a un mal uso o robo del dispositivo móvil. Irónicamente, cuando se les ofrecía dinero, aquellos que ganaban más de 70.000 euros eran tres veces más propensos a dar su contraseña que los encuestados que ganaban menos de 17.000 euros.