Mirar hacia delante

Publicado el 11 Oct 2001

Que los tiempos no están para alegrías, sólo hay que mirar un ratito la televisión, intercambiar comentarios con nuestros compañeros de trabajo o conversar con amigos y familiares para darse cuenta de ello y saber que hemos cruzado la delicada y siempre sutil línea que separa la ralentización económica de la pura y dura recesión.

Y el momento en el que hemos saltado de un lado a otro del campo de juego se ha puesto de manifiesto de forma incontestable tras los trágicos acontecimientos acaecidos el mes pasado en Nueva York. El 11 de septiembre ha marcado el antes y el después de un mercado, previamente amenazado por el fantasma del estancamiento económico, que ha evolucionado claramente hacia posiciones más críticas en las que las bolsas y el empleo son los mejores indicadores de una crisis en ciernes.

Así, durante los últimos días, los mercados bursátiles de todo el mundo se han subido a un carrusel de vértigo en el que a largas y peligrosas bajadas, le han sucedido rebotes, más o menos acentuados, acompañados de pérdidas billonarias y una caída de los valores que los han acercado a su precio de hace cuatro o cinco años, en el mejor de los casos, cuando no al borde del simple papel mojado.

Entre anuncios de recortes de las expectativas de crecimiento por parte de los responsables de las finanzas internacionales, que tendrán su cumplido reflejo en reducciones de empleo en todos los sectores productivos, el comportamiento de las bolsas son el mejor barómetro para pulsar la solidez de una economía que tiene en éstas sus horas más difíciles y una prueba sólo superable con la coordinación de los esfuerzos entre los países de un lado y otro del Atlántico.

El futuro desde luego no va a ser fácil. El diagnóstico es claro y certero, las recetas para superar la dolencia, drásticas; y la coyuntura, incierta.

Sin embargo no hay que desesperar. Es tiempo de mirar hacia delante, sin cejar en el esfuerzo y la concentración para solucionar los problemas del presente, con la confianza de que un periodo de dificultades siempre ha abierto paso a una nueva etapa que ha de traer oportunidades de crecimiento e innovación, de restituir quebrantos y restañar heridas.

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Redacción RedesTelecom

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