Meses como este último en el que se han agolpado acontecimientos de peso e interés como la congelación del proyecto Xfera, el plan de reducción de costes anunciado por la histórica Alcatel, con cierre de su sede central, despidos y desinversión industrial incluida; o el lanzamiento orbi et orbe de Windows XP, pueden arrinconar noticias de tanta o más importancia y calado pero sin el protagonismo del titular de primera página.
Este es el caso de una análisis hecho público por SEDISI (Asociación Española de Empresas de Tecnologías de la Información) en torno a la situación de la Sociedad de la Información (SI) en nuestro país, del cual se derivan que España se encuentra a 12 años de distancia con respecto a los países de la UE, a 30 años de los países europeos más avanzados en cada uno de los cinco indicadores utilizados para realizar la comparación y, nada más y nada menos, que 50 años por detrás de los Estados Unidos. Dicho de otra forma, que a la Sociedad de la Información se encuentra en nuestro país con un desarrollo equivalente al 37 por ciento de los EEUU y al 70 por ciento de la media comunitaria.
Si, como el consenso generalmente establecido admite y el sentido común avala, el desarrollo de la SI es un elemento clave para el desarrollo económico de cualquier país y un indicador de la calidad de vida de sus ciudadanos, tendremos que admitir que el panorama español resulta de lo más desalentador y preocupante; mucho más cuando se constata que, a pesar de que los gastos en Tecnologías de la Información ha crecido cuatro puntos porcentuales por encima de la media de la UE durante los últimos tres años, queda mucho camino por recorrer.
Y si éste es el diagnóstico, el tratamiento que se propone desde la asociación empresarial para acortar distancias y enjugar desfases tecnológicos en el plazo de cuatro años pasa por incrementar en un 15 por ciento las inversiones en TI.
Desde luego el esfuerzo es importante pero, evidentemente, merecería la pena. Un aumento del gasto en Tecnologías de la Información en la proporción antes citada se traduciría en una subida adicional del PIB del 0,6 por ciento y del empleo, tanto directo como indirecto, que rondaría los 66.000 nuevos puestos de trabajo.
Las ventajas no acabarían aquí porque también la Administración Pública se vería beneficiada. De hecho, SEDISI estima que lograría autofinanciar más del 99 por ciento de la inversión realizada como consecuencia del aumento de los ingresos que obtendría al incrementarse la actividad económica.
Es decir, se llegaría a una situación en la que se crearía un círculo virtuoso en el que los gastos realizados tanto por el sector público, como por la iniciativa privada, poseería un efecto multiplicador y acortador de la distancia, derivado de una mayor actividad económica.
Ahora que España se encuentra en puertas de asumir la presidencia europea no parece mal momento para emprender como tarea primordial el desarrollo de la Sociedad de la Información, si es que realmente este país quiere tener peso y voz propia en el concierto internacional.
